Por casualidad o no, el Museo Reina Sofía presenta una exposición de esperpentos artísticos coincidiendo con una nueva puesta en escena de Luces de bohemia. El mucho pblico que la visita no parece impresionado, pero los más sensibles saldrán horrorizados de tal regodeo en el lado peor de la existencia y en el cultivo de una injusta leyenda negra actualizada.
Con un séxtuple comisariado, quiere ser una relectura del concepto explorando sus principales estrategias estéticas a través de una amplia selección de documentos, objetos y obras artísticas de diversa índole. Adoptado y desarrollado por Ramón María del Valle-Inclán en la década de 1920, consideran que el esperpento, más allá de ser un género literario, constituye un ncleo de pensamiento estético que propone una nueva perspectiva para entender la realidad mediante la combinación de distanciamiento crítico y deformación grotesca, para explorar su potencial revolucionario tras intercambio constante con diversas formas de cultura popular y su sincronía con otros movimientos artísticos en Europa e Iberoamérica.
Así, incluye procedimientos y formatos tradicionales anteriores, desde el romance de ciego y las aleluyas a la prensa satírica, y selecciona obras de artistas españoles como Eugenio Lucas Velázquez, José Gutiérrez Solana, María Blanchard, Antonio Fillol Granell, Alfonso Rodríguez Castelao, Laxeiro (José Otero Abeledo) o Rosario de Velasco, e internacionales, como George Grosz, Umberto Boccioni, José Clemente Orozco, André Masson o Caspar Neher.
La muestra se articula en ocho secciones, con títulos que se refieren a obras clave de Valle-Inclán, un recorrido que atraviesa el universo cultural de la España del primer tercio de siglo XX, poniendo de relieve que el esperpento constituye una propuesta estética que ha sobrevivido al tiempo y pensamiento de su creador. Un siglo después de su
concepción, el esperpento sigue más vigente que nunca. Digamos que Valle no fue el creador, digamos que abudan precedentes y parecidos dentro y fuera de España, antes, durante y después, hasta nuestros días, y que es lo que su nombre indica, una deformación grotesca de la realidad que una gan parte de la ingelectualidad española se empeña en ver como reflejo fidedigno fomentando los complejos patrios, el pesimismo hacia nuestro presente y futuro, el nihilismo hacia nuestro pasado, esa leyenda negra que ha terminado interiorizada, creada por los enemigos del imperio español, asimilada por élites afrancesadas y extranjerizantes, usada y abusada por las izquierdas subversivas para terminar siendo espantajo habitual de la memoria histórica sanchopodemita.
La exposición comienza con tres secciones que articulan su genealogía durante el cambio de siglo XIX al siglo XX. Antes del esperpento parte de la tradición de lo goyesco y de las formas populares de cultura visual en la época decimonónica, entre las que destaca la caricatura política en la prensa escrita, el guiñol y los nuevos dispositivos ópticos (linterna mágica, fantascopio, etc.). Visión de media noche pasa a principios del siglo XX, cuando los avances en el terreno de la física cambiaron la concepción respecto a la materia, el espacio y el tiempo, la filosofía desafiaba la concepciones existenciales, religiosas y morales, y las vanguardias artísticas rompían radicalmente
con las convenciones anteriores, tema muy bien desarrollado en la muestra coincidente estos días de CaixaForm (ver nuestra reseña).
Cobran fuerza las corrientes espiritistas, que tratan de cambiar la forma ver y entender el mundo a través de la hipnosis, la magia o el tarot. Se populariza el ocultismo, las ciencias esotéricas y la teosofía, las cuales serán asumidas por parte del modernismo artístico y literario. Valle mostró gran interés por los círculos espiritistas, y en La lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales (1916) insiste en el sentido astrológico del mundo y la visión astral. Muchos intelectuales y artistas, casi la mayoría en las vanguardias, buscaron ampliar su visión de la existencia con el consumo de sustancias psicotrópicas para alterar la percepción, y Valle fue uno de ellos, véase sin ir más lejos su La pipa de Kif (1919), con su propuesta cubista-futurista-estridente próxima a la que las vanguardias artísticas venían ensayando. En esta sección, la más interesante de la muestra aunque nada tenga que ver con la visión convencional del esperpento, se ha incluido el interesante tríptico Estados mentales del futurista Umberto Boccioni.
Cierra esta genealogía del esperpento la tercera sección, que conecta su Tablado de marionetas para educación de príncipes (1926) con el auge de la la escenografía teatral, la gestualidad y a la introducción de elementos de vestuario para modificar la figura humana. Ese algo o alguien que mueve los hilos, será clave para entender los personajes del esperpento, donde se articula esta metáfora, convirtiendo a los seres humanos en peleles manejados por las fuerzas del mal, en anti-héroes como Max Estrella. Valle declaró en 1921: Estoy haciendo algo nuevo, distinto a
mis obras anteriores. Ahora escribo para muñecos. Es algo que he creado y que yo titulo esperpentos.
La parte principal de la exposición profundiza en sus obras paradigmáticas, en las que los personajes configuran la teoría esperpéntica a través de sus diálogos y acciones. En la cuarta sección, dividida en dos, El honor de don Friolera y Martes de Carnaval, se aborda todo lo relacionado con la fiesta popular del carnaval en antagonismo con el mundo militar durante la dictadura de Primo de Rivera. En Los cuernos de don Friolera (1921), donde Valle-Inclán enfocará la historia a través del romance del ciego y el bulul, aparece la figura indispensable de José Gutiérrez
Solana quien compartía su tremendismo. Luces de bohemia es la quinta sección y será til de ver para los que acudan a las representaciones de la obra que se están ofreciendo en el Teatro Español, esa obra suya en la que se juntan dos mundos que se contraponen: el de la bohemia, que representa el individualismo, y el anarquismo, ideología que impulsó un importante movimiento colectivista de primeros de siglo XX en España.
La sección Retablos: una narrativa profanadora está dedicada a este modelo de composición o narración visual que utilizó Valle-Inclán para magnificar la degradación. La séptima y penltima sección, Tirano Banderas se interna en el esperpento de tiranos iberoamericanos, y El ruedo Ibérico nos coloca de postre una visión panfletaria de la españa posterior a la muerte del escritor: guerra civil, posguerra y dictadura, a través de la fiesta de los toros como cosa horrible y franquista, y con un cuadro de colofón, Fusilamientos en la plaza de toros de Badajoz, de Joaquim Martí-Bas, que resume esta bonita, constructiva y verídica oferta del Museo Nacional Reina Sofía. Mientras la imagen inventa un ametrallamiento masivo y feroz puede uno recordar las ltimas investigaciones historiográficas que demuestran que la famosa matanza fue una exageración de la propaganda frentepopulista o una fuente académica prudente.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid dice el refrán: lo que podría ser una interesante reflexión sobre el arte de deformar la realidad para que se acomode a los prejuicios ideológicos, se convierte en un masaje lamentable al poder político actual y sus mecanismos de simulación para culpar a un pasado inventado de las muy reales deficiencias propias.
Aproximación a la propuesta (del 1 al 10)
Interés: 7
Concepto: 4
Despliegue: 8
Comisariado: 6
Catálogo: no disponible
Hoja de sala: solo digital
Documentación a los medios: 8
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Esperpento. Arte popular y revolución estética
9 de octubre de 2024 10 de marzo de 2025
Comisariado: Pablo Allepuz, Rafael García, Germán Labrador, Beatriz Martínez-Hijazo, José A. Sánchez y Teresa Velázquez
Coordinación: Rafael García.