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Peter Halley, insidiosas geometrías
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Peter Halley, insidiosas geometrías

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
sábado 19 de octubre de 2024, 01:00h

Dentro de su programa de exposiciones en torno a la colección de Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza -que le está dando nueva proyección y permitiendo competir con el Reina Sofía en el ámbito de la pintura actual internacional- el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta una muestra monográfica dedicada a Peter Halley (Nueva York, 1953), la primera retrospectiva en España desde la que organizó el Reina Sofía en 1992, recorriendo toda la carrera del artista, de 1985 a 2024. La selección de veinte pinturas ha sido realizada por el propio artista, que también ha diseñado el plan de instalación.

Halley hacia 1980 innovó en la tradición del arte abstracto-geométrico del siglo XX, dominado hasta entonces por concepciones idealistas y formalistas, situándolo en un contexto social, cree Javier Solana, director del Thyssen. Para los pioneros de la abstracción, la geometría encarnaba una racionalidad ideal dotada de valor utópico, pero Halley reinterpreta la geometría como un medio de confinamiento y control social, con rasgos distópicos. El cuadrado, que había sido objeto de un culto cuasi-religioso desde Malévich hasta Josef Albers, se convertiría a través de su ironía crítica en símbolo de prisiones, celdas y conductos.

Pudiera ser. Comprometido con sus convicciones marxistas, Halley utiliza su arte y su teoría como medios para cuestionar conceptualmente las dinámicas de poder y la organización social; busca promover una reflexión crítica sobre los sistemas económicos y culturales dominantes, y con ello quizás inspirar un indefinido cambio social. Pero si no nos lo cuentan, no lo hubiéramos deducido solitos. Podemos pensar que es un practicante de la pintura abstracta geomética pos-Rothko, cuyo orden estético es subvertido por los más chillones colores y por entramados rectangulares poblados de barrotes y conductos.

Dicen que sus composiciones recuerdan circuitos integrados y diagramas de flujo, y que se anticipa a la era digital y su influjo en el actual aislamiento físico e interconexión virtual. Además, con su recurso a una paleta de colores fluorescentes (Day-glo), que evoca la energía de las pantallas electrónicas, Halley se ha distinguido como uno de los coloristas más audaces y experimentales de nuestro tiempo.

Halley, Reencuentro (2024) fragmento.

Fernando Gómez de la Cuesta, director del Casal Solleric de Palma despliega en el catálogo de la muestra, que solo hemos podido consultar en la red, su entusiasmo por lo que denomina El cuadrado mágico: El ritmo frenético de este tiempo se nos cuela en las retinas para anestesiarlas, para insensibilizarlas ante todos esos estímulos que, a una velocidad inaudita, se suceden a nuestro alrededor. Frente a tal desmesura de nuevas y viejas imágenes (re)creadas, (re)construidas, (re)utilizadas, que van desde lo microscópico a lo macroscópico, de lo insondable a lo infraleve, la realidad se ha vuelto abstracta y la abstracción se ha convertido en la nueva realidad. Las imágenes, en su imparable devenir, se parecen a todo y no se parecen en nada: una nueva visualidad nos ha cambiado la manera de mirar para (no) ver. Peter Halley es, sin duda, uno de los artistas más influyentes de nuestra época, un creador que ha conseguido sincronizarse con la vorágine de su tiempo a través de una pintura táctil que se toca con los ojos, un arte que sugiere y se ingiere tan rápida y fugazmente como el espectador desee, algo explosivo e inmediato, algo sosegado y reflexivo, pero siempre vivo y emocionante. Y prosigue:

El artista ha conseguido plantear una nueva idea para ese cuadrado mágico y científico que ha sido clave en las estimulantes derivas de la pintura abstracta a lo largo del siglo xx una pintura que va más allá de la abstracción para construir sus características celdas cromáticas junto a los conductos de color que las unen y que nos remiten, indefectiblemente, al universo figurativo de esa nueva realidad que habita en nuestro tiempo un diagrama crítico, como un esquema analítico donde la posible evidencia
de los edificios, de la trama urbana y de los flujos que contiene, construyen el paisaje pos-industrial que alberga la vida actual geometría social para dar forma a esas ventanas con rejas que se convierten en una explicación precisa de la contemporaneidad: lugares tan aislados como hiperconectados unas unidades (mínimas) de habitación traspasadas por las autopistas de la información indiscriminada, una bella e inquietante metáfora de una contemporaneidad que quiere escapar de su propia cárcel.

Pues ya lo saben, esta es la interpretación canónica de lo que hace este buen neoyorquino, actual director de los estudios de pintura de la Escuela de Arte de Yale. El despliegue de sus veinte obras es una explosión de color que deslumbra a primera vista; sus cuadros de gran formato francamente impresionan; su temática es muy repetitiva a lo largo de su carrera, pero expuesta de la forma en que se ha hecho resulta finalmente intrigante: qué impulso interno lleva a un artista a insistir durante décadas en una propuesta en principio enrevesada y conceptualmente difícil de asimilar más allá de su atractivo cromático, un recorrido artístico que parte de Cárcel (1985) y llega a Reencuentro (2024), un objetivo vital que parece haberse cumplido ante el parecido entre sí de sus ltimas obras. Ya ha cumplido 70 años.

En 2020 se publicaron en español sus escritos sobre arte (traductor Jordi Ainaud i Escudero, Editorial Elba, título original: Selected Essays 1981-2001, 168 pp) que le presentan como impulsor del movimiento neoconceptualista en reacción al neoexpresionismo, dando lugar a un resurgimiento de la abstracción geométrica. La teoría estructuralista es una referencia de su estilo, que refleja la idea del lenguaje como sistema cerrado y autorreferencial, critica de las reivindicaciones trascendentales del minimalismo. Tan importante como su obra pictórica son sus escritos y su trabajo como teórico.

En 1996, entrevistado por Miguel Mora en su segunda visita a España le decía estar muy contento porque en Europa los artistas somos apreciados como si tuviéramos algo dentro de la cabeza; en EEUU sólo somos parte del show-business Dedico mucho tiempo a pensar cómo está constituida la sociedad, pero también mi trabajo puede ser visto como un trabajo autobiográfico. No creo que mi pintura sea sólo crítica, yo me siento más bien como un realista que intenta descubrir el diagrama, la imagen del espacio subterráneo de la sociedad Casi todos los artistas tienen un vocabulario inconsciente de formas que no pueden cambiar. La geometría forma parte de mi inconsciente y mi sensibilidad Lo encuentro [al filósofo español José Ortega y Gasset] un precursor del constructivismo, y además creo que su libro La deshumanización del arte es una reescritura, una escritura de la historia del modernismo, en contraste con Grindberg y todo el formalismo del arte americano. Ortega sostuvo que el arte del siglo XX está basado en la idea de la duda, y en la del juego, en la revolución de las emociones respecto a las del siglo XIX. Eso me dio la clave para desenmascarar el formalismo abstracto.

Aproximación a la propuesta (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 9
Comisariado: 8
Catálogo solo visto digital
Programa de mano n/h
Documentación a los medios: 8

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza
Peter Halley en España
Del 19 de octubre de 2024 al 19 de enero de 2025
Comisario Guillermo Solana
Coordinación Elena Rodríguez Carballo
Con la colaboración del Ajuntament de Palma y Casal Solleric, donde podrá verse en la primavera de 2025.

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