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Mengs, copista de la escultura clásica
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Mengs, copista de la escultura clásica

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
lunes 18 de noviembre de 2013, 01:00h

Anton Raphael Mengs fue un neoclásico empedernido para quien sólo había una manera de hacer arte: imitar la Antigedad. Los artistas griegos habían alcanzado la perfección y, a juicio de Mengs, imitar sus obras conduciría a la comprensión y asimilación de la excelencia absoluta. En Roma y Florencia copió un conjunto de esculturas clásicas rescatadas de la Antigedad, y realizó unas reproducciones exactas para asegurar su posteridad. Estos vaciados en yeso de enorme calidad fueron donados por el artista a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que exponiéndolos con la ayuda financiera de la Fundación Mapfre celebra ahora el 250 del nombramiento de Mengs como académico honorario. La fragilidad de estos yesos históricos y su vulnerabilidad imposibilita su traslado a cualquier otro lugar. Son parte destacada de los fondos que atesora esta vetusta institución en su magnífico palacio vecino a la Puerta del Sol.

Mengs (Bohemia, 1728 Roma, 1779) fue pintor oficial de la corte de Dresde y vivió en Italia hasta que en 1761 es llamado a España, donde permanecería hasta 1769 como Primer Pintor del rey Carlos III, para quien trabajó en el embellecimiento del Palacio Real y del Palacio de Aranjuez. De esta etapa destacan, entre otras obras, sus retratos Carlos IV, príncipe de Asturias (c. 1765) y María Luisa de Parma, princesa de Asturias (c. 1765), ambos en el Museo del Prado de Madrid, y su autorretrato de 1774 que cuelga en la Walker Art Gallery de Liverpool. Sus frescos fríos, de colores desvaídos y desprovistos de emoción segn el gusto de la época, triunfaron sobre los de Tiépolo, a quien Mengs consiguió arrinconar. Volvió a Madrid entre 1774 y 1776, año en que, sintiéndose enfermo, marchó a Roma, en donde falleció de tuberculosis en 1779.

Su donación de vaciados en yeso tenía el objeto práctico de reforzar el programa formativo de la Academia madrileña, en el cual su aportación fue decisiva. Una colección que no debe ser considerada sólo como una prueba de generosidad del maestro con la Academia, o como un simple conjunto de copias en yeso destinado a la enseñanza, sino que además, fue instrumento para educar el gusto y la destreza de muchos artistas españoles, y un utensilio básico e imprescindible para el estudio de la escultura antigua y determinante para el cambio estético que se produciría en aquellos años.

Los vaciados responden y manifiestan a un tiempo los ideales estéticos y las teorías del Neoclasicismo que tanto Mengs como su amigo Winckelmann exponían en sus obras y escritos. Estos modelos escultóricos expresan también el interés hacia todo lo antiguo que se estaba experimentando en el siglo XVIII y reflejan el dinámico mercado anticuario romano, poblado de falsificaciones, en el que era fundamental la intervención de restauradores y escultores para poner algo de orden en aquella mezcolanza de imitaciones burdas y originales excepcionales.

Los yesos se muestran acompañados de dibujos del artista copiando o interpretando la Antigedad, libros, documentos y otros objetos. También se reconstruye el transporte de los vaciados a la corte madrileña, así como la función que cumplieron en la vida didáctica de la Academia y la influencia que ejercieron sobre sus discípulos y los principiantes en la institución artística.

Se trata de la primera exposición celebrada en España en torno al análisis de los modelos estéticos de Mengs y su construcción crítica de los principios clasicistas. Al margen de todo ello, la Academia de San Fernando posee un retrato suyo muy singular, La marquesa de Llano, donde el vestido tipo maja y la expresión jovial aligeran el efecto acartonado habitual en los retratos neoclásicos.

El catálogo pretende ser una obra de referencia ineludible en el estudio de los vaciados escultóricos en Europa y de la figura de Mengs y sus postulados estéticos como estudioso de la Antigedad. La exposición se completa con un resumen audiovisual y un anexo en los hermosos patios del edificio de donde las figuras más frágiles no pueden siquiera moverse sin arriesgar su integridad.

Anton Raphael Mengs y la Antigedad viene a completar la que ofreció este verano el Museo del Prado para celebrar la llegada del gran retrato que este pintor bohemio hizo de un intelectual español y gran amigo, José Nicolás de Azaga. Mengs & Azaga. El retrato de una amistad (ver reseña), comisariada por Stephan Schrder y Gudrun Maurer, que ha podido visitarse hasta el mes pasado. Una coincidencia interesante para saber más de este refinado artista, que pintaba escuchando msica de Corelli, y que fue figura señera de aquel neoclasicismo del siglo XVIII, una de tantas miradas retrospectivas a la antigedad clásica en busca de un nuevo aliento.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 6
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: 8
Documentación a los medios: 5

Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Sala de exposiciones temporales
Anton Raphael Mengs y la Antigedad
Comisaria: Almudena negrete
De 20 de noviembre de 2013 a 26 de enero de 2014
Entrada gratuita

Horario
Martes a sábado: 10 a 14 y 17 a 20 h
Domingo y festivos: 10 a 14 h
Cerrado: lunes, 24, 25 y 31 de diciembre, 1 y 6 de enero
Visitas guiadas: gratuitas (no grupos), excepto del 24 de diciembre al 6 de enero
Máximo 15 personas
Martes no festivos: 11:30 y 17:30 h.
Miércoles no festivos: 11.30 h.
Visitas para grupos: Previa solicitud: [emailprotected]

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