Un 19 de noviembre de 1819, el Museo del Prado abría sus puertas por primera vez al pblico como Museo Nacional de Pinturas y Esculturas. Pero primero y desde 1785 fue Real Gabinete de Historia Natural. Coincidiendo con el 193 aniversario de su apertura se ha tenido la buena idea de rememorar ese capítulo de su historia tan poco conocido, su origen consagrado a muestrario de animales, vegetales y minerales, con 22 intervenciones a lo largo de sus salas que establecen un diálogo visual y afectivo entre las mejores creaciones de la pintura universal y la gran creación a la que el arte imita, la inabarcable Naturaleza.
Exponer ejemplares destacados de los tres reinos del mundo natural en el Prado, es una propuesta original que podría entenderse en el peor de los casos en clave catastrofista (se vislumbra un futuro a medio plazo en el que la humanidad cause la extinción total de las otras especies, y de las águilas y las serpientes sólo quede noticia en los museos?), pero que hay que leer en clave de homenaje y de esperanza, como símbolo de que siempre necesitaremos el contexto histórico de la evolución, la inspiración de su compañía y el consuelo de su presencia. Como constatación de que el arte nunca podrá sustituir a la vida. Bonitas frases pero que ya hoy están cuestionadas por las fronteras científicas.
Minerales y vegetales extraordinarios, animales sorprendentes, una atractiva variedad de 150 piezas, conforman la exposición Historias Naturales. Un proyecto de Miguel ngel Blanco organizada con la colaboración especial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el apoyo de la Comunidad de Madrid. Las aportaciones proceden en su mayoría del Museo Nacional de Ciencias Naturales sobre todo, y también de otros museos científicos como el Real Jardín Botánico (CSIC), el Museo de la Farmacia Histórica y el Museo de la Escuela de Minas, junto a 25 obras de la colección del Museo, que entrañan una estrecha relación con las mismas pero también con el propio edificio y con el entorno urbano del Paseo del Prado. Algunas de las piezas habían sido adquiridas por el propio Carlos III al coleccionista y naturalista Pedro Franco Dávila para ese proyecto de Gabinete de Historia Natural que anteriormente había tenido como destino el Palacio de Goyeneche (actual sede de la Academia de Bellas Artes de San Fernando), sito en la calle Alcalá junto a la Puerta del Sol.
Lo que he realizado en el Museo del Prado es una evocación de esa colección cuyo fantasma habita en el edificio Villanueva. Las veintidós intervenciones artísticas conforman un gabinete de futuro e incorporan un punto de vista creativo, interactuando con la colección permanente y favoreciendo una nueva forma de contemplación de las obras que ayude a su extensión imaginaria, explica Miguel ngel Blanco (Madrid, 1958).
La primera intervención se desarrolla en la llamada rotonda de Ariadna presidida por la gran escultura recientemente restaurada Ariadna dormida (Anónimo, 150 175). A su lado, figura la escultura de Venus del delfín (Anónimo clásico, 140-150 d.C), la nueva protagonista de esta sala. Blanco ha suspendido del techo de la sala el esqueleto de un delfín procedente del Museo Nacional de Ciencias Naturales los huesos marmóreos del esqueleto se asimilan al mármol amarfilado de las esculturas- proyectando su sombra sobre la Venus, saltando como un leviatán para engullir a la diosa ().
Otra de las instalaciones destacadas es la interrelación establecida entre el emblemático cuadro de Joachim Patinir, El paso de la Laguna Estigia, y una roca gigante de azurita, carbonato básico de cobre que Patinir utilizó como pigmento en la obra, que podríamos imaginar como resultado de la desecación de la laguna, con ayuda de la similitud entre la forma de su perfil y la de la piedra, comenta.
En la sala 55B del Museo se introduce un esqueleto de una serpiente enroscada sobre sí misma junto a las tablas de la pareja de Adán y Eva de Durero. Se trata de uno de los más bellos ejemplares de la colección de herpetología del Museo de Ciencias Naturales. Los dos estudios de desnudos recuerdan, en esta instalación, más que nunca el interés de Durero por el tema de las proporciones humanas, un empeño científico, segn Blanco. El artista muestra aquí una ambición estética en la colocación del esqueleto, y la flexibilidad de la serpiente, debida a su grandísimo nmero de vértebras, hace eco a la sinuosidad de las figuras de Durero.
Procedentes también del Museo Nacional de Ciencias Naturales, llegarán tres anfibios y reptiles naturalizados y conservados en frascos históricos que acompañarán al óleo El aquelarre de Goya. Se trata de un sapo comn (Bufo bufo), una cobra (Naja melanoleuca) y una salamandra (Salamandra salamandra gallaica). Junto al cuadro se ha colocado también el esqueleto de un murciélago conservado en una campana de cristal, así como el cráneo con cuernos de un alcélafo o bbalo comn (Alcelaphus major) que se colgará de manera invertida.
Otra de las intervenciones más destacadas es la que ana 19 meteoritos, -entre ellos, el de Allende, uno de los más estudiados, una condrita carbonácea cuya estructura sirve a los científicos para acercarse a los orígenes del Sistema Solar- y el cuadro Nacimiento de la Vía Láctea de Rubens.
Impactante es la vitrina de los 75 insectos -libélulas, escarabajos, saltamontes, grillos, insectos palo, mantis religiosas y avispas- situada junto al tríptico El carro del heno de El Bosco. Las piezas se han recopilado y comparado en el ltimo siglo; la mayoría proceden del extranjero, pero hay algunos ejemplares que fueron capturados en la Península y en las Islas Canarias, y alguno no muy lejos del Museo del Prado; es el caso de una libélula capturada en la Casa de Campo de Madrid.
La ltima de las veintidós instalaciones es una obra del mismo Blanco, Libro-caja n 1072, perteneciente a su proyecto vital de la Biblioteca del Bosque, que contiene 1.131 libros-caja que crean micro-paisaje representativos de los lugares y momentos en que fueron recolectados. El libro-caja que ha seleccionado está colocado al pie del cuadro de Lucas van Valckenborch, Paisaje con ferrerías, 1595. Es segn Blanco uno de sus libros-caja más paisajísticos, alusivo a los cuadros de paisajes de esta sala 57 del Museo. Me siento cercano, entre estos pintores flamencos, a Lucas van Valckenborch, que en algunas ocasiones se retrataba en sus cuadros, con un cuaderno de dibujo sobre las rodillas, revelando la práctica de observar el paisaje real.
Miguel ngel Blanco vivió durante años en la Sierra de Guadarrama, que ha sido su territorio artístico por excelencia: en 2006 se le dedicó una exposición -de fabulosos catálogo- en La Casa Encendida, Madrid, titulada Visiones del Guadarrama. Miguel ngel Blanco y los artistas pioneros de la Sierra, en la que sus libros-caja dialogaban con las pinturas de importantes paisajistas españoles que en el siglo XIX se adentraron en las montañas para representar sus parajes. De todos los entornos naturales, el bosque es mi lugar, el árbol mi igual, afirma en su página de internet.
Historias naturales es una extraordinaria relectura de ese paraíso ignoto que es el Prado. Aunque se haya visitado 50 veces siempre quedan sorpresas. Y la que se ha incorporado para los próximos cinco meses aporta una nueva visión de obras capitales, una ocasión de reflexiones productivas, y una disculpa para recorrer el Museo de otra forma. No pierda por nada del mundo la oportunidad de este recorrido fantástico entre cuadros y piezas artísticas inigualables de la colección de nuestra madre naturaleza.
Listado completo y plano para organizar el recorrido
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 9
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: n/v
Documentación a los medios: 8
Las imágenes que acompañan esta reseña son:
1. El Toro de Veragua (Sala 29),
Pedro Pablo Rubens, El Rapto de Europa, MNP
Toro de Veragua, MNCN CSIC
Foto: Pedro Albornoz/Museo Nacional del Prado
2. El Furor de las guilas (Sala 1)
Leone y Pompeo Leoni, Carlos V y el Furor, MNP
guila Real, MNCN CSIC
Foto: Pedro Albornoz/Museo Nacional del Prado
3. Un leviatán engulle a una Diosa (Sala 74)
Taller romano, Venus del delfín, MNP
Esqueleto de delfín, MNCN- CSIC
Foto: Pedro Albornoz/Museo Nacional del Prado
4. Anatomías comparadas (Sala 55B)
Alberto Durero, Adán y Eva, MNP
Esqueleto de serpiente, MNCN CSIC
Foto: Pedro Albornoz/Museo Nacional del Prado
5. El cruel invierno de la osa hormiguera (Sala 90)
Taller de Antón Mengs (), La osa hormiguera de su majestad, MNP
Esqueleto osa hormiguera, MNCN CSIC
Foto: Pedro Albornoz/Museo Nacional del Prado
6. Dragones Apocalípticos (Sala 51A)
Maestro de Zafra, San Miguel, MNP
Varano acuático y Tag lagarto overo, MNCN CSIC
Foto: Pedro Albornoz/Museo Nacional del Prado
7. Conservatorio para pájaros (Sala 16B)
Frans Snyders, Concierto de aves, MNP
Ave del paraíso, MNCN CSIC
Foto: Pedro Albornoz/Museo Nacional del Prado
8. Joachim Patinir, El paso de la Laguna Estigia, y una roca gigante de azurita.
9. Lucas van Valckenborch, Paisaje con ferrerías, y Libro-caja n 1072 de M. A. Blanco.
Museo del Prado
Historias Naturales. Un proyecto de Miguel ngel Blanco.
Con la colaboración especial del Museo Nacional de Ciencias Naturales CSIC.
Colabora: Comunidad de Madrid
Comisario: Miguel ngel Blanco
Coordinador general del proyecto en el Museo del Prado: Javier Ports, Jefe Conservación Pintura Española (hasta 1700)
Del 19 de noviembre de 2013 al 27 de abril de 2014
Se ha organizado en torno a la muestra, el habitual ciclo de conferencias, itinerarios didácticos y actividades para las familias. Más información en www.museodelprado.es