El Teatro Real y la Fundación El Greco 2014 decidieron de comn acuerdo y aprovechando que el presidente de ambas entidades es el mismo, contribuir a las celebraciones del cuarto centenario de Doménikos Theotokópoulos programando el Requiem de Giuseppe Verdi con la batuta de Riccardo Muti en sesiones sucesivas en la Catedral de Toledo y el Teatro Real. La de la catedral, fue todo un acontecimiento social con la presencia de la Reina de España y dos mil personas; la del Real anoche fue la entronización de Muti. Un enorme éxito.
El napolitano durante dos décadas al frente de La Scala de Milán, ya había sido recibido en palmitas en sus anteriores visitas para dirigir musicalmente las óperas I due Figaro de Saverio Mercadante (marzo de 2012) y Don Pasquale de Gaetano Donizetti (mayo de 2013), y es intención declarada del presidente del Patronato del Teatro, Gregorio Marañón, que siga viniendo todos los años. Volvió acompañado de la Orchestra Giovanile Luigi Cherubini, creada por él en 2004, con la que se reforzó a la orquesta titular hasta conseguir una exorbitante potencia de fuego musical. Al Coro Titular del Teatro Real se sumó también el Coro de la Comunidad de Madrid, con lo que su escenario registraba una de las presencias más multitudinarias de su historia, un centenar de voces y otros tantos msicos instrumentales.
Doscientas personas a las órdenes de su firme batuta. 204 para ser más exactos, porque el fabuloso protagonismo vocal de este requiem, encomendado a cuatro solistas, estuvo a cargo de la soprano Tatjana Serjan, la mezzosoprano Ekaterina Gubanova, el tenor Francesco Meli y el bajo Ildar Abdrazakov: un conjunto notable.
Bien, retrocedamos un momento a los prolegómenos de tan destacada velada. Segn Marañón, fue también idea del recientemente fallecido Gerard Mortier que la aportación musical al cuarto centenario de El Greco fuera el Requiem de Verdi por Muti. Probablemente era la elección más atractiva y mediática, pero sinceramente pocos ecos incluye de aquel Toledo castellano, místico y austero que el 7 de abril de 1614 enterraba al artista excéntrico y huraño que acogiera durante tres décadas, el que supo trascender el arte religioso de la época en visiones sobrenaturales, en una ascensión a los mismos cielos.
La enormidad desmesurada de la partitura concebida por Verdi como una apabullante catarata musical capaz de sepultar todo requiem anterior y dejar Italia boquiabierta ante tal despliegue; la exorbitante hipertrofia, la desmedida duración, el derroche instrumental, esta incontenible e incontinente ópera romántica más que servicio religioso, más apabullante y estremecedora que emocionante y conmovedora, elevada a la enésima potencia por un director musical todavía más amante del efectismo, más rimbombante, más espectacular, venció sin duda, pero no convenció a los que hubieran preferido un viaje contenido y concentrado a aquella época, una reconstrucción ideal de lo que hubiera sido un grandísimo funeral de Estado para aquel gran artista, con la msica y el ambiente que le rodearon, una remembranza de aquel imperio español, de aquel Toledo, de aquel ambiente irrepetible e inseparable de cualquier interpretación que hoy se haga de su pintura. Por el contrario se ha preferido una celebración foránea, formal, al gusto global, apuntando a lo seguro, pero que tampoco parece haber llamado la atención por ahí fuera.
Otra ha sido la propuesta del arzobispado de Toledo, y el lunes día 7, el arzobispo Braulio Rodríguez celebraba la Misa de Réquiem de Cristóbal Morales In memorian El Greco, con la partitura compuesta por el que fuera maestro de capilla de la Catedral Primada de Toledo, Cristóbal de Morales, pocos años antes de que el griego llegara a la ciudad, y con Michael Noone (que recibiera en 2007, de manos del Rey, el Premio de la Real Fundación de Toledo en reconocimiento a su trabajo de investigación en los archivos catedralicios) y su Emsemble Plus Ultra dedicado a la msica litrgica española del Renacimiento. La celebración fue en latín, y sus oficiantes, incluido el cabildo catedralicio, portaron vestiduras eclesiales del siglo XVII. El arzobispo, cómo era habitual en la época, llevará casulla y mitra negra. La entrada fue libre.
Volvamos a lo que nos ocupa, el Requiem de Verdi de la velada de ayer. Ricardo Muti es uno de los grandes directores en activo y tuvo una actuación a la altura de su fama que arrastró incondicionalmente al pblico, ya entregado de antemano, que no sólo le ovacionó repetidas veces sino que reiteró esos profundos ohhhhh! cuasi telricos que subrayan el arrobo colectivo. Orquesta y coros alcanzaron paroxismos de esos tan espectaculares y asombrosos que en pocas ocasiones pueden vivir los melómanos.
El cuarteto vocal estuvo a la altura de la noche. Tatjana Serjan -que ha acompañado a Muti con este Requiem en Londres, Mosc y Chicago- dejó para el final una exhibición sobresaliente de sus enormes dotes, y Ekaterina Gubanova superó sus anteriores presencias en el Real: los dos de ambas, perfectamente engranados, estuvieron entre lo mejor de la noche. Francesco Meli alternó deslumbrantes despliegues de su potente voz con momentos vacilantes de intimismo dificultoso, y Ildar Abdrazakov rozó la perfección durante toda su fabulosa actuación.
Al parecer, se ha decidido programar también el próximo 20 de septiembre el Requiem de Mozart, dirigido por Ivor Bolton, en los actos conmemorativos del IV Centenario del fallecimiento del Greco. Muy buena idea, muy buena ocasión para comparaciones Y algn requiem español no cabría también por casualidad? Puede que Cristóbal de Morales, Tomás Luis de Victoria o Francisco Guerrero sean poca cosa para nuestro cosmopolita coso de la plaza de Oriente.
Resulta de todo punto increíble que se haya programado esta Messa da Requiem de Giuseppe Verdi tan sólo ocho meses después de haberse ofrecido otra versión -con gran éxito- a cargo de Teodor Currentzis en la novena de Las Noches del Real, con la mezzo Violeta Urmana y el tenor Jorge de León, junto a la soprano armenia Lianna Haroutounian y el bajo italiano Ildebrando DArcangelo (ver nuestra reseña y comparar). Misterios, por llamarlo de alguna manera, de una programación un tanto veleidosa.
Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 7
Dirección musical: 8
Voces solistas: 8
Orquesta y coro: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: 6
TEATRO REAL
Requiem de Verdi
14 de abril de 2014
Director musical, Riccardo Muti
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, Coro de la Comunidad de Madrid y Orchestra Giovanile Luigi Cherubini
Solistas: Tatjana Serjan, Ekaterina Gubanova, Francesco Meli e Ildar Abdrazakov.