Hay que congratularse de que la Compañía Nacional de Teatro Clásico programe un clásico extraordinario y olvidado. Donde hay agravios no hay celos es una fabulosa comedia, y su autor, Francisco de Rojas Zorrilla, es un gran dramaturgo del Siglo de Oro, oscurecido por la proximidad de Lope y Calderón, pero cuya figura está siendo finalmente rescatada. Ahora bien, debemos también lamentar que la puesta en escena haya exagerado tanto su valor cómico que desdibuja su trasfondo argumental, su contenido y significado, y convierte un elegante enredo en un jocoso sainete.
Y no es porque su adaptador, Fernando Sansegundo, no haya tenido en cuenta que bajo una trama graciosa se esconde importante enjundia: Lejos de limitarse a hacer un juego de palabras, Rojas Zorrilla da la clave completa de su mensaje en el título. El agravio quita la posibilidad de sentir celos porque la frustración y la amargura que provoca elimina toda oportunidad de volcarse en el amor. No hay oportunidades para el amor real cuando todas las energías se orientan hacia la venganza. Ni para el amor ni tampoco para la bsqueda de la felicidad, ni de la serenidad siquiera. No podemos disfrutar de lo que más queremos, nuestro estado de ánimo constante no nos lo permite, esa ansiedad soterrada que provoca la sensación de vivir con una deuda pendiente. Como posible remedio, nos propone la generosidad, concretada en forma de aquello tan difícil de realizar de modo responsable que es el Perdón. Pero el perdón no es gratis, y el ofensor debe pedirlo y, sobre todo, merecerlo. No sólo depende de la buena voluntad del generoso perdonador. Y eso supone un camino de aprendizaje real. No es preciso decir que en nuestras actuales circunstancias la necesidad del perdón se hace cada vez más necesaria, sobre todo si se intenta evitar la tentación de desear imaginar con gusto aquella guillotina eléctrica que Valle pedía colocar en la Puerta del Sol.
Valga tan extensa cita para entender las posibilidades de hacer algo ambicioso con una pieza de trama bien construida, de texto de gran riqueza, sólo representada dos veces en este siglo y el anterior, en fin, una bicoca para la compañía encargada de velar por nuestras esencias teatrales patrias.
Pero Helena Pimenta, directora del montaje y directora de la CNTC, ha hecho hincapié en la risa nuestra aliada en este viaje por un Madrid decadente heredero de una época de exaltación, donde un sentido del honor exacerbado impide que germinen la razón y los sentimientos. Con exagerado histrionismo, con griterío permanente y gesticulación exagerada en los actores, con una agitación histérica en escena, con un hablar acelerado que se hace difícil de entender, con el uso excesivo del baile y la esgrima, ha forzado el ingenio de Rojas Zorrilla hasta el vodevil; la sonrisa se ha hecho risotada, y la función se hace chistosa cuando debería ser irónica, embrollada en vez de distante, y hasta liosa en lugar de transparente. A cambio, obtiene risas fáciles que subrayan los trucos de siempre a base de inflexiones de voz, ademanes sobrentendidos y hasta una recurrente ingestión de licores. Nos parece un error exagerar la comicidad intrínseca de la pieza hasta conducirla a un desaguisado a base de sal gorda.
Entendámonos. El montaje es aceptable, tiene elementos encomiables y, salvo en ese desenfoque descrito segn nuestra humilde opinión, hace pasar un buen rato al pblico. El espacio escénico de corral de comedias puede aceptarse descontando poleas absurdas y mueble bar sui géneris; la coreografía, funciona, y es bonito el efecto circular del movimiento similar de los actores al principio y al final. Bien el vestuario y buena la iluminación. Ya sabemos que los combates de esgrima son marca de la casa, pero nos cansan un poco. La banda sonora y la msica en directo de un acordeón son innovadoras frente a lo habitual, aunque el resultado sea discutible.
El reparto nos pareció desigual. Mejor las mujeres, especialmente Marta Poveda. Clara Sanchis cumple órdenes equivocadas que la llevan a una sobreactuación desmedida en gritos y desbordada en gestos. Natalia Millán debería hacer una doliente doña Ana y le sale una pizpireta. Jess Noguero también se contagia de la necesidad de hacer gracia y estropea al adusto galán que es don Juan de Alvarado, mientras que Rafa Castejón, aunque más serio, tampoco es capaz de hacerse creíble en su rival don Lope de Rojas. Se salvan Óscar Zafra, comedido, y sobre todo Fernando Sansegundo haciendo el nico papel que no resulta chabacano. Y disculpamos a David Lorente en sus excesos haciendo de Sancho, porque al fin y al cabo es el nico bufón de la pieza: pero se pasa tres pueblos, como dicen los castizos. En fin, los personajes son más complejos que las estruendosamente cómicas máscaras que les han colocado encima. Las situaciones son más matizadas que lo que vemos en escena. Y el nudo gordiano argumental nos coge tan abandonados a lo chusco que ni siquiera se termina entendiendo bien por qué narices donde hay agravios no hay celos. Pero el pblico llenaba el teatro este miércoles, venía a pasarlo bien y rió y aplaudió mucho, incitando hasta cuatro salidas a saludar del contento elenco.
Por nuestra parte, tenemos la penosa sensación de que la CNTC ha bajado un poco en prestaciones.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 8
Dirección, 5
Escenografía, 6
Interpretación, 6
Msica, 6
Iluminación, 7
Producción, 6
Documentación para los medios, 7
Programa de mano, 6
Compañía Nacional de Teatro Clásico
Teatro Pavón
Donde hay agravios no hay celos
Del 17 de septiembre al 14 de diciembre de 2014
Reparto por orden de intervención:
Sancho: David Lorente
Don Juan de Alvarado: Jess Noguero
Bernardo: Óscar Zafra
Don Lope de Rojas: Rafa Castejón
Beatriz: Marta Poveda
Doña Inés de Rojas: Clara Sanchis
Don Fernando: Fernando Sansegundo
Doña Ana: Natalia Millán
Mujer: Mónica Buiza
Acordeonista: Vadzim Yukhnevich
Asesor de verso: Vicente Fuentes
Coreografía: Nuria Castejón
Selección y adaptación musical: Ignacio García
Vestuario: Tatiana Hernández
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Escenografía: Esmeralda Díaz
Versión: Fernando Sansegundo
Dirección: Helena Pimenta
Horario de funciones:
martes y domingos a las 19 h.
De miércoles a sábado; 20 h.
Lunes: descanso
Precio nico: 20 (Jueves día del espectador: 50 % de descuento)
Gira: Toledo (Teatro Rojas) 16-17 ene; Málaga (Teatro Cervantes) 28-29 ene; Logroño (Teatro Bretón) 20-21 feb: Coruña (Teatro Rosalía de Castro) 27-28 feb; Valladolid (Teatro Calderón) 13-15 mar; Pamplona (Teatro Gayarre) 27-28 mar; Salamanca (Teatro Liceo) 10-11 abr; Santa Cruz de Tenerife (Teatro Guimerá) 24-25 abr; Sevilla (Teatro Lope de Vega) 6-10 may; Bogotá (Teatro Mayor).