El fauvismo fue la primera vanguardia artística del siglo XX, un movimiento polémico y exuberante, basado en la exaltación desmesurada y provocadora de los tonos puros. Con Henri Matisse, André Derain y Maurice de Vlaminck a la cabeza, revolucionaron la pintura de su tiempo con su brutal colorido, con sus trazos enérgicos, con su irreflexiva ejecución. Duraron poco, vendieron mucho y siempre permiten retrospectivas atractivas. Una completa representación con un centenar de cuadros es la apuesta otoñal de la Fundación Mapfre.
Como recuerdan los organizadores, estos salvajes (sgnificado de fauves) se agruparon a finales de la década de 1890 y en octubre de 1905 expusieron en la Sala VII del Salon dAutomne parisino. Tal fue el revuelo que un crítico los tachó de fauves, de fieras, en su reseña escandalizada, debido a la fortísima intensidad de las tonalidades utilizadas en torno a dos bustos de mármol expuestos en la misma sala. Con una marcatan potente y con los grandes marchands detrás del lanzamiento, el fauvismo fue una moda arrasadora en el continente y una plataforma de lanzamiento para quienes se apuntaron a la ola y la cabalgaron hasta llegar a diferentes playas.
Sus pinturas, que hoy resultan alegres y decorativas, en 1905 y a un pblico que estaba an asimilando los avances de la pintura impresionista, parecieron salvajes y violentas. Aun comparadas con los postimpresionistas, el arte de los fauves posee una pureza y una inmediatez que todavía sigue sorprendiendo.
El fauvismo no fue un movimiento nico y homogéneo, si no más bien un encuentro fugaz entre varios jóvenes artistas independientes unidos por unos fuertes vínculos de amistad y por las mismas preocupaciones pictóricas. Su desarrollo fue tan brillante como intenso: tuvo una vida de apenas dos años, pero el impacto fue extraordinario porque su obra recogió el legado del neoimpresionismo y del postimpresionismo además de sentar las bases para otros movimientos de vanguardia como el expresionismo y el cubismo. Así, los fauves fueron los artífices de enlazar las grandes manifestaciones artísticas que se desarrollaron a finales del siglo XIX y principios del XX.
La muestra traza un recorrido por el fauvismo desde sus inicios hasta su desintegración a finales de 1907, e incluye obras de todos sus componentes -Henri Matisse, André Derain, Maurice de Vlaminck (cuyo Restaurant de la Machine à Bougival, de 1905, ilustra esta reseña, y es nuestra pieza favorita de la misma), Albert Marquet, Henri Manguin, Charles Camoin, Jean Puy, Raoul Dufy, Othon Friesz, Georges Braque, Georges Rouault y Kees van Dongen-, y hace hincapié en las relaciones artísticas y personales entre ellos.
Más de ochenta prestadores han colaborado en una oportunidad inmejorable para apreciar la corriente en toda su dimensión, porque rene algunas obras clave del movimiento y otras que nunca habían sido expuestas en nuestro país hasta ahora. La muestra propone un recorrido cronológico dividido en cinco sucesivas etapas, además de dos pequeñas secciones dedicadas al dibujo y a la cerámica. Hay obras inmaduras y titubeantes y obras precisas y deslumbrantes. Cada artista tiene sus particularidades y entre ellos tienden a imitarse y también a distinguirse
La exposición comienza con precedentes que se remontan a la década de 1890, cuando Matisse, Rouault, Marquet, Manguin y Camoin coinciden en el estudio de Gustave Moreau en la École des Beaux-Arts de París. Este incitaba a sus alumnos a expresarse libremente a través del color y a hiir de precedentes. El grupo de alumnos de Moreau, al que pronto se sumaron otros jóvenes artistas como Puy, Derain y Maurice de Vlaminck, comenzó muy pronto a experimentar con los colores puros y las pinceladas expresivas siguiendo a Van Gogh, Gauguin y Cézanne, que se exponían esos años en las galerías más atrevidas de París. Pintaban a menudo juntos, motivados por un fuerte espíritu de emulación.
Y la amistad que unió a los fauves fue clave en la formación y el desarrollo del movimiento. No sorprende por tanto que estos pintores se retrataran unos a otros en numerosas ocasiones, creando una interesantísima galería de retratos cruzados que refleja los vínculos establecidos entre ellos y que constituye una declaración de sus principios estéticos que refuerza la identidad del grupo.
A partir de 1904 los fauves comenzaron a pasar temporadas cada vez más largas en la Costa Azul. La atmósfera mediterránea constituyó para estos artistas una revelación y, gracias a ella, estudiaron la incidencia de la luz en el color y aumentaron intensamente el tono de sus paletas. Vlaminck fue siempre considerado el más salvaje de los salvajes y, probablemente, el nico al que la etiqueta de fiera le describía correctamente. Bromista, desvergonzado, su pintura se caracterizaba por un uso de los colores poco convencional y por una pincelada efusiva e impetuosa. Sin duda, la más intensa y violenta del grupo.
El escándalo causado por el grupo en el Salon dAutomne de 1905 fortaleció la identidad de los fauves, que a partir de entonces expusieron con frecuencia en las galerías de arte moderno de París y contaron con el apoyo de marchantes como Vollard. A comienzos de 1906 se incorporaron al grupo tres pintores provenientes de Le Havre: Raoul Dufy, Othon Friesz y Georges Braque, que renovaron de forma brillante el movimiento. Su llegada supuso un auténtico soplo de aire fresco, ya que el grupo inicial del atelier Moreau comenzaba a abandonar la intensidad de sus paletas. Finalmente, la muestra se cierra con un grupo de pinturas que presentan los distintos caminos que tomaron los fauves a partir de 1907.
El despliegue expositivo resulta impactante y hasta agotador, por lo que es aconsejable no gastar todas las fuerzas en la planta baja y reservar energías para el piso superior, que multiplica la exhuberancia y que rene probablemente más potentes reclamos de atención.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: 7
Fundación Mapfre
LOS FAUVES: LA PASIÓN POR EL COLOR
Comisaria María Teresa Ocaña
Del 22 de octubre de 2016 al 29 de enero de 2017
Paseo de Recoletos 23, Madrid
WEB: http://exposiciones.fundacionmapfre.org/fauves