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La vida breve con tejas verdes, un desacierto

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
jueves 20 de febrero de 2025, 23:43h
Para justificar una nueva ópera española de poco interés y corta duración, se la precede y amalgama con una puesta en escena fallida de la celebérrima de Manuel de Falla. El resultado son tres horas de galimatías en las que la música queda sepultada por una insistente coreografía de violencia gratuita. Un espectáculo desagradable.
La fusión, por más que el compositor de Tejas verdes, Jesús Torres, empuñe justificaciones variadas nos resulta contra natura y motivada sencillamente por una abusiva maniobra de potenciar lo propio desconocido a costa de lo ajeno famoso. La conexión estaría en que son ‘dos historias de amor truncadas por un contexto social brutal y despiadado’, pero Salud, la joven gitana de La vida breve, se enamora de un hombre de diferente clase social que la abandona para casarse con otra y ella se muere de pena; y Colorina, la protagonista de la segunda ópera, es herida y maltratada por la policía política tras un golpe mliitar para que revele el paradero de su novio activista subversivo -cosa que ella ignora- y finalmente la matan para que no pueda testificar contra ellos. La conexión no está nada clara.

Pero de eso se va a encargar el director de escena Rafael R. Villalobos -que firma también el vestuario- ideando un espacio único – notablemente diseñado por Emanuele Sinisi- para mostrar a las dos mujeres de dos mundos diferentes y dos muy distintos lenguajes musicales y expresivos, víctimas del mismo grupo de militantes malvados de una extrema derecha soez, cruel y uniformada que las patea, las machaca y las somete a todo tipo de sevicias en interminables ceremonias grotescas en las que la coreografía adquiere los tintes más violentos, repetitivos y espeluznantes que puedan imaginarse. La tal manada, dirigida por bailarines y actores exige además la participación de los miembros masculinos del coro, y termina formando aquelarres interminables de 20-30 individuos pateando e insultando primero a Salud -sin que venga a cuento pues nada de eso se insinúa siquiera en la ópera original- y luego a Colorina en lugar de los habituales interrogatorios policiales, que al parecer no resultaban todo lo repulsivo que se busca con una premeditación y alevosía realmente destacables.

El caso es que Rafael R. Villalobos incide en las relaciones semióticas representadas en la jaula, las rejas, o la cárcel, alrededor del concepto de libertad y de su privación, con los personajes de una y otra fábula entremezclándose creando un hipertexto. Es verdad que la obra juvenil de Falla, con mucha influencia del impresionismo y romanticismo tardío, y con pocos números vocales, en la que coros y danzas sacados del folclore popular granadino son las piezas más logradas de la obra, y los interludios musicales se llevan buena parte de su duración, tiene un libreto infumable basado en un poema del autor, Carlos Fernández Shaw, a petición del compositor y luego corregido por él. Sin duda disparatado en un género donde abundan los libretos demenciales, pero convertirlo como hacen Torres y Villalobos, rehúyendo el costumbrismo y cayendo en el lorquianismo, en lucha de clases con ese grupo de energúmenos que la emprende con todo el que pilla, que fusila a un personaje que no estaba en el original y viola que te viola aún lo empeora.

La fantasiosa producción hace que los personajes transiten de una a otra ópera, y entre ellos y el coro de facinerosos se establece la continuidad entre ambas. Tejas verdes parte de un drama escrito por Fermín Cabal, reescrito después reconvirtiendo el personaje de la delatora en protagonista, está ambientado en una prisión chilena tras el golpe de Pinochet, un collage de testimonios y ficción que el compositor Jesús Torres, con la ayuda del escritor como libretista, ha evitado el lugar y el tiempo de la obra y así sirve para evocar inequívocamente al franquismo. La ópera, escrita para seis solistas femeninas -tres sopranos y tres mezzosopranos- y dos coros -de mujeres y de hombres- narra, en líneas temporales que se cruzan y superponen, las vicisitudes de la “desaparecida” Colorina, que entre la realidad y la ensoñación interactúa con los otros personajes -hermana y madre, doctora mala, delatora arrepentida, enterradora memorialista- en un desbarre en el que naturalmente se inventa la aparición de un niño que añade dramatismo pues lleva en la mano el cascanueces con el que le han destrozado un dedo.

Un coro femenino actúa como un desdoblamiento de los pensamientos de la protagonista, Como contrapunto, a ese ‘potentísimo coro de hombres encarna las fuerzas del orden y de la represión, ya sean militares, policías, juristas o funcionarios adscritos a los perversos mecanismos de control del régimen’ (nota explicativa) se incorpora también algún poema de Miguel Hernández escrito en la cárcel. La orquesta tiene un papel preponderante en la trama, ‘llegando a donde no alcanzan las palabras, o reforzándolas cuando a la voz le falta aliento’. Para ello el compositor ha añadido a la plantilla sinfónica estándar un piano, una celesta, un acordeón, un saxofón y una amplísima sección percusión -que incluye, además de cuatro sets y timbales, también una campana japonesa, platos chinos, planchas metálicas, cencerro, bloques de metal suspendidos, cadenas o un steel drum (simple tambor metálico)- que deberán tocar siete músicos. Así, la percusión es abrumadora y domina de forma obsesiva la partitura. Nos dicen que esta tiene ‘un lenguaje mayoritariamente tonal, alejado de las corrientes estructuralistas y experimentales, con elementos de la polifonía ibérica, de la tradición europea finisecular e incluso aromas hispánicos’, cosa que no fuimos capaces de captar.

La dirección musical estuvo a cargo de Jordi Francés, que tiene en su haber varios estrenos mundiales de óperas españolas, y por ello se mostró más empeñado en la segunda que en la primavera de las dos piezas. En La vida breve la soprano Adriana González (Salud), el tenor Eduardo Aladrén (Paco), la mezzosoprano Ana Ibarra (La abuela), el bajo Rubén Amoretti (El tío Sarvaor) y la cantaora María Marín cumplieron sus obligaciones; y en Tejas verdes las sopranos Natalia Labourdette (Colorina) y Alicia Amo (Delatora), secundadas por la soprano Maria Miró (Hermana) y las mezzosopranos Sandra Ferrández (Madre) y Laura Vila (enterradora) formaron una paleta
vocal poco contrastada. A destacar Ana Ibarra que interpretando aquí a la doctora y en la otra pieza a la abuela, es la única solista que canta en ambas óperas mostrando versatilidad y condiciones notables.

El balance en nuestra humilde opinión de la propuesta es notable en la parte artística, aprobado en la parte interpretativa, pero definitivamente suspenso en el planteamiento conceptual, que pareciera concebido solo para causar desagrado e incomodidad en el espectador: la estela de Gerardo Mortier fluye incansable. Y el Teatro Real se suma -consciente o inconscientemente- a las conmemoraciones oficiales de la muerte de Franco y el final del franquismo con este derroche de facinerosos con camisas negras y brazos en alto, como se decía antes, ‘de opereta’.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 5
Músicas: 7-7
Libretos: 5-5
Dirección artística: 7
Dirección musical: 8
Puesta en escena: 5
Interpretación: 7
Producción: 7

Teatro Real
LA VIDA BREVE / TEJAS VERDES
13, 15, 17, 19, 20, 22 de febrero de 2025
-LA VIDA BREVE
Drama lírico en dos actos
Música de Manuel de Falla (1876-1946)
Libreto de Carlos Fernández Shaw
Estrenada en francés en el Casino Municipal de Niza el 1 de abril de 1913
Estrenada en el Teatro Real el 11 de octubre de 1997
-TEJAS VERDES
Música de Jesús Torres (1965)
Libreto de Fermín Cabal, basado en su obra homónima con poemas intercalados procedentes del
Cancionero y romancero de ausencias de Miguel Hernández
Nueva producción de Teatro Real
Estreno absoluto

Dirección musical Jordi Francés
Dirección de escena y vestuario Rafael R. Villalobos
Escenografía Emanuele Sinisi
Iluminación Felipe Ramos
Coreografía Estévez / Paños y Compañía
Dirección del coro José Luis Basso
Asesora plástica Soledad Sevilla
Asistente de dirección musical Julia Cruz
Asistente de dirección de escena Paula Castellano
Asistente de escenografía Piero de Francesco
Asistente de vestuario Gabriela Hilario
REPARTO:
–La vida breve
Salud Adriana González
Paco Eduardo Aladrén
La abuela Ana Ibarra
La madre Sara Jiménez
El tío Salvaor Rubén Amoretti
Manuel (juez) Gerardo Bullón
Carmela (hermana de Manuel)/Vendedora I Carmen Mateo
La voz en la fragua/Vendedor Alejandro del Cerro
Cantaora María Marín
Vendedoras Laura Vila
–Tejas Verdes
Colorina Natalia Labourdette
Doctora Ana Ibarra
Delatora Alicia Amo
Hermana Maria Miro
Madre Sandra Ferrández
Enterradora Laura Vila
Miguel Alejandro del Cerro
Niño Raúl Benítez / Edu Rodríguez
Bailarines José Alarcón, Adrián Gómez, Sara Jiménez, Pol Martínez, Jorge Morera, Yoel Vargas
Actores Óscar Azuaga, José Carpe, Nacho Rodríguez, José Ruíz
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real

-Duración aproximada 2 horas y 40 minutos
La vida breve: 1 hora y 5 minutos
Pausa de 25 minutos
Tejas Verdes: 1 hora y 10 minutos
-A las 19:30 horas.
-Se han organizado actividades culturales en torno a La vida breve y Tejas verdes en el Teatro Real, Real Teatro de Retiro, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo de Artes Decorativas, Residencia de Estudiantes, Fundación SGAE y Real Jardín Botánico.

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