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Una escena de la obra.
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Una escena de la obra.

Los gigantes de la montaña, un Pirandello inviable

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
jueves 23 de enero de 2025, 17:25h
Hay obras teatrales de grandes autores del pasado que duermen debidamente el sueño de los justos. Esta pieza es buen ejemplo. Y si encima la despiertas con una dramaturgia fallida en todas sus facetas el resultado puede ser y es penoso.
Los gigantes de la montaña (I giganti della montagna, 1937) es una obra en tres actos del dramaturgo siciliano Luigi Pirandello (1867-1936), su último texto, que quedó inconcluso: concebida en la década de 1920, se fue publicando esporádicamente por actos. Dos años antes de morir le dieron el premio nobel por una numerosa obra dramática y novelada en la que destaca el impacto durante décadas de ‘Así es (si así os parece)’ de 1917 y ‘Seis personajes en busca de autor’ de 1920. No es fácil su teatro -psicológico, metafísico- pero ha tenido enorme influencia en el posterior teatro del absurdo; máximo representante de lo que se considera “el teatro dentro del teatro”, lo convertirá en un pretexto para romper supuestos y esquemas entre ficción y realidad.

Dicen que Pirandello le estuvo dando vueltas ocho años al asunto, signo de madurez o de declive, y que el último acto se reconstruyó por las notas de su hijo sobre las últimas conversaciones con el padre. Nos inclinamos por pensar que la obra es un intento fallido de alguien ya muy disminuido. Fue fascista, apoyó a Mussolini y murió en soledad y de neumonía.

El fantasioso argumento es que los integrantes de una compañía de teatro se dirigen a la morada de los gigantes, donde deberán interpretar una de las obras de su repertorio para acompañar la celebración de una boda. En el camino dan con una posada llamada La Scalogna (el gafe). Allí mora un grupo de dementes dirigidos por un mago, Cotrone. Dejemos lo que sigue, porque este planteamiento llena la primera hora del espectáculo, celebrado en el recibidor circular del teatro, en base a una escenografía poco estética de Juan Sebastián Domínguez y una dramaturgia ininteligible en la que los loquillos de dentro se juntan con los cómicos que arriban en un maremágnum de desfiles circulares, de diálogos catatónicos y de exuberancia actoral por parte de un elenco al que Domínguez disfraza y redisfraza en un monumental lío.

No se entiende nada y no parece culpa de la traducción, cuya autoría no se identifica. Todo se grita y se gesticula, y el elenco divaga, deambula y de vez en cuando dice cosas en torno a los dos protagonistas, el mago Cotrone y la condesa que encabeza a los teatreros, ambos desaforados, ambos desmadejados, ambos insoportables y ambos muy malos actores o muy dóciles pupilos del señor director. Como se mantiene la fea tónica de no identificar a los autores con sus personajes no podemos criticarlos por su nombre y apellidos. Lo mismo pasa con el resto del reparto, obligado a actuaciones penosas, caricaturescas, que en ningún momento consiguen transmitir quiénes son realmente en esta farsa. Es demasiado alambicado el intento de Pirandello de jugar con los disfraces como deseos inconscientes de sus portadores, de Cotrone como demiurgo, de sueños convertidos en realidad cotidiana.

La propuesta aspira al parecer a que nos planteemos ‘qué lugar queremos ocupar en nuestra vida’, pero el lugar que ocupamos es el que ocupamos, sin más. La compañía AlmaViva Teatro quiere que nos preguntemos si realmente somos quienes nos gustaría o los gigantes nos imponen nuestra forma de estar en este mundo. Sin comentarios. Quieren que asistamos convencidos de “jugar como los niños, que juegan y creen de verdad en sus juegos”, adultos que sueñen y vivan sus sueños como los niños. Pero no consiguen que entremos en el juego. Y tras una hora interminable, cuando los espectadores son conducidos desde el recibidor a la platea, algunos irreductibles haremos mutis por el foro, y nos perderemos el desenlace, no sin antes constatar que el experimento de escenificar en este espacio circular nos ha resultado totalmente fallido.

Ocurre a menudo con Pirandello. Ya en 2022, Ernesto Caballero patinaba sin llegar a este desatino con ‘Esta noche se improvisa’ (ver nuestra reseña de entonces), y decíamos entonces que era un tanto decepcionante para los amantes de Pirandello, tantas veces erróneamente llevado a escena por querer interpretar lo que quería decir en vez de decir lo que él quería.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 5
Texto, 6
Traducción: ¿?
Dirección, 5
Interpretación, 5
Escenografía, 4
Producción, 5
Programa de mano, 7
Documentación a los medios, 6

Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Sala Jardiel Poncela y otros espacios
LOS GIGANTES DE LA MONTAÑA
Autor Luigi Pirandello
Dirección de escena César Barló
Del 21 de enero al 23 de febrero de 2025

Elenco (por orden alfabético): Teresa Alonso, Juan Carlos Arráez, Samuel Blanco, Moisés Chic, David Ortega, José
Gonçalo Pais, Javi Rodenas, Natalia Rodríguez, Paula Susavila

Dramaturgia Creación colectiva
Diseño Espacio escénico y vestuario Juan Sebastián Domínguez
Diseño Iluminación César Barló
Espacio sonoro Sergio Bascuñana
Asesoría Movimiento Xavier Vila
Asesoría coros vocales Irene Martín Guillén
Jefa técnica Karmen Abarca
Fotografía y video Bruno Rascão
Comunicación Elena López
Diseño Gráfico José Gonçalo Pais
Producción AlmaViva Teatro

Horario de funciones:
De martes a sábados: 20.30h
Domingos: 19.30h.

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