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Escena de la obra.
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Escena de la obra.

Ejercicios espirituales en busca de la lámpara maravillosa

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
viernes 08 de noviembre de 2024, 13:57h
Con acierto, el Teatro Español complementa su gran producción de la obra teatral más conocida de Valle-Inclán, 'Luces de bohemia', con esta indagación dramatizada en su texto más hermético y casi desconocido, 'La lámpara maravillosa'. Un complemento experimental muy interesante que descubre otra cara de autor tan polifacético.
Escena de la obra.
Escena de la obra.

La lámpara maravillosa es una obra en prosa poética publicada en 1916, en la que Valle-Inclán explora temas profundos de carácter místico, filosófico y estético, una "guía de iniciación artística" sobre la belleza, el arte y la trascendencia de la realidad material hacia lo espiritual en torno a la noción de la "luz interior", el conocimiento intuitivo que permite alcanzar un estado de gracia y comprensión del universo.

Es un libro misterioso y poco leído (aquí tienen su texto íntegro). Escrito tras la muerte de su hijo Joaquín María con solo cuatro meses, se publicó en 1916 y se reeditó en 1922. Valle-Inclán se reinventaba constantemente, un actor interpretándose como aventurero, esteta, místico, trdicionalista y revolucionario según le daba, según lo que imaginaba para escribir, según sus propias vivencias. Pues bien, como entiende María Heredia, el Valle-Inclán de La lámpara maravillosa es, en efecto, místico, piadoso, iluminado, sabio, todo captado de diversas fuentes, sobre todo el quietismo de su amigo Miguel de Molinos, la teosofía de Blavatsky en versión de otro conocido suyo, Roso de Luna, y el ocultismo de Eliphas Levi, pero muy 'agnostizado' por el feroz materialismo de Nietzsche. Todo lo amalgama con una prosa de enorme belleza cuyas ideas los críticos en las últimas décadas han tratado de desentrañar

El problema además, en nuestra modesta opinión, es que son influencias un tanto atolondradas, teóricas sin posar en una experiencia personal, y sobre todo pasadas por el filtro del cannabis con cuyo impulso elucubra y divaga, se remonta a disquisiciones lingüísticas, filosóficas, morales y existenciales que embarrancan a menudo, pero de las que sin duda sobresalen hallazgos conceptuales y poéticos de gran valía. El problema es que es un libro críptico, muy imcomprensible, que sugiere más que aclara, pero que se queda en ejercicio literario brillante.

Heredia dice que 'no podemos hacer otra cosa en un primer instante que leerlo sin intentar pensar cómo llevarlo a escena y dejar que las palabras del poeta nos abran la puerta al universo que plantea, una guía de iniciación al artista a través de un lenguaje místico y esotérico para que el iniciado encuentre el sentido oculto del universo. Coloquémonos entonces en este punto de partida donde nos dejaremos guiar por el maestro para proponer un viaje con el público, que la puesta en escena sea una inundación de imágenes y combinación de elementos artísticos de diferentes disciplinas, donde la figura de Dios será el autor, y los actores serán los iniciados que intenten llegar a realizar estos “ejercicios espirituales”, una obra concebida para apelar a los sentidos y a lo sensorial en la que desaparecerá la estructura aristotélica para dar paso a la estructura posmoderna. Valle expone en su Lámpara que la palabra es insuficiente y que, en ocasiones, la musicalidad nos puede alumbrar más que el sentido de éstas. La lámpara maravillosa es una huida que el poeta hace hacia adelante. Porque si algo creemos, es que no hay una lámpara maravillosa'.

Si el texto elegido es uno de los más difíciles de la prosa española contemporánea, si Valle no quiso o no pudo asimilar el quietismo como método de inspiración ni la teosofía y el ocultismo como pasadizo a lo sobrenatural, y fueron para él casi solo recurso literario y despegue psiconauta pronto abandonado, figurénse llevarlo a escena con pocas palabras y mente posmoderna. El resultado es interesante y meritorio, pero de todo punto fallido. La adaptación se ciñe a las glosas finales, que a modo de resumen recuerdan las frases que inician cada apartado de sus cinco capítulos. 43 destilados resumenes cuya sola lectura atenta ya calienta suficiente cualquier cabeza, y que se las incluimos como anexo final para los más interesados. Y en la dramaturgia ideada el esoterismo se convierte en ensoñación, desaparece toda trascendencia y el misterio espiritual se convierte en ilusionismo simple

La pieza se representa inaugurando un tercer espacio escénico del Teatro Español, el Salón de los Balcones del segundo piso, con apenas 200 localidades frente y en los laterales de su reducido y desnudo escenario; teatro de bolsillo en estado puro. Tres de los cuatro actores miran hieráticos al público mientras se acomoda, y el cuarto aparecerá pronto. Dirán las glosas retorciéndolas, estirándolas, desmembrándolas y planteándolas desde todas lasinflexiones vocales mientras diversos trucos de magia amenizan la función, y el quietismo inicial se va transformando en movimientos catalépticos, estertores, epilepsia, distonia, ataxia, hasta desembocar en ejercicios atléticos y hasta amenos mambos.

Correcta puesta en escena y notable esfuerzo en la iluminación y el sonido por parte de Javier Ruiz de Alegría e Irene Maquieira, respectivamente. Una producción muy trabajada y detallista de la compañía que forman María Heredia y Blanca León, quien junto a Javier Bermejo, Raquel Varela y Rodrigo Casillas forman un reparto joven y dinámico muy competente, capaz de todo a dos metros de los espectadores. La dirección actoral junto a la coreografía de Julia Cano les ayuda a expresarse a toda potencia.

En definitiva, un intento correcto de dramatizar un texto imposible, producto de un experimento piscotrópico sobre cuestiones metafísicas que terminan eclipsadas en la floritura literaria de un autor que confiesa en un momento de sinceridad en estos ejercicios espirituales: 'Llevo sobre mi rostro cien máscaras de ficción que se suceden bajo el imperio mezquino de una fatalidad sin transcendencia'. Aquí don Ramón María busca la belleza, la belleza del mundo a través de la belleza de las palabras, como en otras partes de su obra se refocila en la fealdad, en verlo todo esperpéntico.

LAS GLOSAS

1.- el anillo de Giges

I. Se como el ruiseñor, que no mira a la tierra desde la rama verde donde canta.
II. El poeta solamente tiene algo suyo que revelar a los otros, cuando la palabra es impotente para la expresión de sus sensaciones: tal aridez es el comienzo del estado de gracia.
III. El éxtasis es el goce de ser cautivo en el círculo de una emoción tan pura, que aspira a ser eterna. ¡ningún goce y ningún terror comparable a este de sentir el alma desprendida!
IV. La belleza es la intuición de la unidad, y sus caminos, los místicos caminos de dios.
V. Cuando se rompen las normas del tiempo, el instante más pequeño se rasga como un vientre preñado de eternidad. El éxtasis es el goce de sentirse engendrado en el infinito de ese instante.
VI. Dios es la eterna quietud, y la belleza suprema está en dios. Satán es el estéril que borra eternamente sus huellas sobre el camino del tiempo.
VII. Cuando mires tu imagen en el espejo mágico, evoca tu sombra de niño. Quien sabe del pasado, sabe del porvenir. Si tiendes el arco, cerrarás el círculo que en ciencia astrológica se llama el anillo de giges.

2.- el milagro mvsical

I. Cada día de dios hemos de abrir en nuestra alma una sima de emociones y de intuiciones, adonde jamás haya llegado la voz humana, ni en sus ecos.
II. El verbo de los poetas, como el de los santos, no requiere descifrarse por gramática para mover las almas. Su esencia es el milagro musical.
III. Solamente cuando nos perdemos por los musicales senderos de la selva panida, podemos oír los pasos y evocar la sombra del desconocido que va con nosotros.
IV. El idioma de un pueblo es la lámpara de su karma. Toda palabra encierra un oculto poder cabalístico: es grimorio y pentáculo.
V. En la ética futura se guardan las normas de la futura estética. Tres lámparas alumbran el camino: temperamento, sentimiento, conocimiento.
VI. La belleza es la posibilidad que tienen todas las cosas para crear y ser amadas.
VII. Toda forma suprema de amor es una matriz cristalina y eterna. Ser bello es hacerse centro de amor, y morar otra vez en el himen divino.
VIII. La suprema belleza de las palabras, sólo se revela, perdido el significado con que nacen, en el goce de su esencia musical, cuando la voz humana, por la virtud del tono, vuelve a infundirles toda su ideología.
IX. El padre homero pudo llamar a sus versos con un nombre de flor: helio-tropos.
X. águilas y topos son las bestias que simbolizan los modos del humano conocer. Águilas de ojos soberanos, y topos auditores. Del divino laurel del día, nace la rosa del milagro musical.

3.- exégesis trina

I. Amor es un círculo estético y teologal, y el arte una disciplina para transmigrar en la esencia de las cosas y por sus caminos buscar a dios.
II. Alma en cárcel, si quieres amar sé taumaturga, obra la maravilla de transmigrar por el dolor en la conciencia ajena. Amor con dolor es el primer tránsito de la iniciación estética, y el enigma de la fatalidad en la tragedia antigua.
III. Gozo y amor en la gracia de todas las vidas, es el segundo tránsito para entender la belleza del mundo.
IV. Alma, permanece en tu cimiento olvidada del discurso y fuera de los círculos mortales. Ama por igual todas las cosas y ninguna en sí. El último y más levantado tránsito de la intuición estética es el amor con aniquilamiento, renuncia y quietud.
V. En la ciencia hermética de los magos, el centro, en cuanto unidad, y la esfera, en cuanto infinito, son símbolos del padre y del espíritu.
VI. La primera rosa estética florece del concepto teológico del logos espermático: se abre en el cielo del padre creador y sella con el enigma del futuro, la eterna voluntad del mundo.
VII. La rosa clásica de maravillosa geometría, enlace del momento que pasa y el que se anuncia, sella el enigma del presente y se abre en el cielo, todo amor, del verbo.
VIII. La tercera rosa estética, unidad de conciencia, sella el enigma del pasado, y se abre en el cielo estático del paracleto.
IX. A los tres centros divinos están vinculados los tres círculos del tiempo, y al tiempo los tres enigmas del mal. La carne peca contra el padre. El demonio peca contra el verbo. El mundo peca contra la comprensión extática que resplandece en el paracleto.

4.- el qvietismo estético

I. Todas las cosas se mueven por estar quietas, y el vértigo del torbellino es el último tránsito para su quietud. Atracción es amor, y amor es gracia extática.
II. En las creaciones del arte, las imágenes del mundo son adecuaciones al recuerdo donde se nos representan fuera del tiempo, en una visión inmutable.
III. Sólo buscando la suprema inmovilidad de las cosas puede leerse en ellas el enigma bello de su eternidad.
IV. Para el ojo que se abre en el gnóstico triángulo, todas las flechas que dispara el sagitario están quietas.
V. Cuando nuestra intuición del mundo se despoja de la vana solicitación de la hora, se obra el milagro de la eterna belleza.
VI. Para que el recuerdo sea quietud y visión interior, olvidemos los caminos por donde nos llega, como cuando la nave llega al puerto olvida el oficio de la vela y del remo, que amaba decir miguel de molinos.
VII. Peregrino del mundo, si miras con todos los ojos amarás con todos los corazones, y tu intuición será teologal.
VIII. Aprendamos a descubrir en cada forma y en cada vida aquel estigma sagrado que las define y las contiene.
IX. El quietismo estético es la significación más expresiva de las cosas, en un nuevo entrever.
X. Sólo el alma que aprende a desencadenarse *desencarnarse* puede desvelar el enigma del quietismo estético.

5.- la piedra del sabio

I. Mirar atrás con el dolor de haber vivido, es pasar bajo el arco de la muerte.
II. Toda expresión suprema de belleza es un divino centro que engendra infinitos círculos.
III. Toda la ciencia mística, como toda la creación estética, es amor y luz.
IV. El alma estética deviene centro cuando ama sin mudanza, y por igual, todas las imágenes del mundo en las divinas normas.
V. La belleza es aquella razón inefable que por la luz descubrimos en las cosas para ser amadas, y para crear, porque amor es la eterna voluntad del mundo.
VI. Al pasar bajo el arco de la eternidad, en la suprema comprensión de nuestra vida mortal, está el premio y está el castigo.
VII. Peregrino sin destino, hermano, ama todas las cosas en la luz del día, y convertirás la negra carne del mundo en el aureo símbolo de la piedra del sabio.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Versión: 6
Dirección: 7
Puesta en escena: 7
Interpretación: 8
Producción: 8
Programa de mano: 7
Documentación para los medios: 7

Teatro Español
Salón de los balcones - Andrea D'Odorico
La lámpara maravillosa. Ejercicios espirituales, Ramón del Valle-Inclán
Versión y Dirección: María Heredia
7-17 Noviembre 2024

Reparto: Blanca León, Javier Bermejo, Raquel Varela y Rodrigo Casillas

Iluminación: Javier Ruiz de Alegría
Espacio Sonoro: Irene Maquieira
Coreografía: Julia Cano
Audiovisuales: David Miguel Blanco
Asesoría mágica: David Hípola
Ayudante de dirección: Mar P. Soler
Una producción de Giradas Producciones

Duración: 55'
Precio 10€
Hora 18:30h.

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