José Catalán Deus
En esta cámara del eco, unidos por su reinterpretación de la modernidad, encontramos esculturas, dibujos, pinturas, vídeos y proyecciones seleccionadas en un proceso intensivo de dos años que quieren resumir el arte británico de mañana por la mañana, de los que en un par de años pueden acaparar críticas y cotizaciones. De entre los cientos de aspirantes, por no decir miles, que pueblan las prestigiosas escuelas londinenses de arte, se ha seleccionado a un grupo que van de los veinte y pocos a los cincuenta y tantos años.
La exposición incluye los elementos cerámicos que desprenden espuma creados por Roger Hiorns; los enormes cuadros con relieves de madera labrados por D. J. Simpson; la pintura neoabstracta de Phil Allen y la lámpara de araña de espectaculares colores de David Batchelor.
Echo Room acoge a dos generaciones, aunque la mayoría de los artistas en ella representados pueden calificarse de generación siguiente a los Young British Artists (YBA). Si los YBA se interesaban por el efecto inmediato, la visibilidad y la provocación, esta generación relee el pasado, especialmente las vanguardias clásicas del siglo XX, con elementos nuevos y desde una perspectiva más amplia y autorreflexiva.
También se puede encontrar el film con formas geométricas ilusorias de Haluk Akakçe, y la revisión irónica, con un punto de melancolía y reflexión, de los móviles de Calder, de la obra de Martin Boyce. Una cita más literal a la Modernidad es la que hace Toby Paterson, con su pintura mural sobre la cual coloca imágenes de arquitecturas modernas, desde Le Corbusier a Víctor Pasmore. Mientras que el arte conceptual revisitado está presente en las proyecciones de diapositivas de Hilary Lloyd, que aísla parcelas de la realidad cotidiana como ready mades vivientes, retratando a una chica normal, Sarah, en los terrenos una urbanización británica de los años setenta.
La escultura se reinterpreta con Eva Rothschild, quien revisa el minimalismo y el constructivismo ruso con nuevos parámetros, y el dibujo de Ana Barriball combina una perfección técnica sorprendente al servicio de un proyecto completamente conceptual. Por su parte, Alex Pollard emplea las herramientas del estudio de un dibujante para crear imaginativas pinturas murales; su lado perverso consiste en que sus humildes objetos están, de hecho, fundidos en bronce. La estética de bricolaje casero impregna los gags visuales de Word y Harrison quienes, sin embargo, dan un paso más allá con sus objetos delimitando siempre nuevos espacios. Finalmente, uno de los pocos trabajos políticamente críticos es el de Marine Hugonier, aunque su politización es indirecta, ya que su film sobre Afganistán también habla de la belleza del paisaje y de su imposibilidad de filmar a causa de la guerra.
El título alude a esta mirada hacia el pasado, al incluir la palabra eco, que hace referencia a las reverberaciones que siguen produciendo en el arte contemporáneo los hallazgos artísticos que vieron la luz a finales del siglo XIX y principios del XX. Si bien no es en absoluto la nica tendencia practicada actualmente en Gran Bretaña, la ltima década ha sido testigo del resurgimiento del interés por el arte moderno de finales del siglo XIX y principios del XX, desde los movimientos socialmente progresistas y politizados de la Bauhaus, el Constructivismo ruso y el Estilo Internacional, hasta la Abstracción, el Dadaísmo y el Arte Conceptual. Todos ellos han dado lugar a un nuevo tipo de formalismo en el arte contemporáneo.
Dice la presentación oficial que en una era como ésta, dominada por un modelo político casi nico, los ideales utópicos de hace un siglo ya no pueden asumirse de forma entusiasta e inocente. Los artistas de hoy se ven confrontados a un mundo de sombrío futuro, en el que el arte juega un papel de tarea en esencia introspectiva, ajena a cualquier noción de aspiración utópica colectiva pero que constituye, sin embargo, un espacio libre, autónomo y, en ocasiones, crítico. Bueno está.
Haluk Akakçe, Phillip Allen, Anna Barriball, David Batchelor, Martin Boyce, Roger Hiorns, Marine Hugonnier, Hilary Lloyd, Toby Paterson, Alex Pollard, Eva Rothschild, D. J. Simpson, John Wood y Paul Harrison ofrecen un rato de reflexión sobre el arte de hoy que irá de la condena al entusiasmo, de la justificación al entusiasmo, y a menudo parara en las riberas del cansancio, del agotamiento de un mundo y lo que es peor, del agotamiento del anhelo del próximo, del que no termina de surgir.
Hay reflexiones bien interesantes, como la maravillosa Candella 5 que se monta Bachelor con envases de plástico -una solución barata y artística a la iluminación de tu casa, o los periódicos suizos de Hugonnier habitados con intrusiones de colores.
Por supuesto que hay una simple bolsa naranja pegada a la pared (Bag drawing) y muchas proyecciones entre las que hay una con magia, Blind Date. Hay formica y aluminio, trabajos pulcros, propuestas varias que ya están en manos de coleccionistas y esperando multiplicar su precio en los arcanos del coleccionismo contemporáneo, una especulación poco contaminante, muy elegante y ciertamente meritoria: hacer dinero del humo decadente que nos proporciona cierta ilusión de an estar vivos.
Echo Room (La cámara del eco)
Consejería de Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid
British Council
Comisarios: Victoria Combalía y Bruce Haines
Sala de exposiciones de Alcalá, 31
Desde el 28 de marzo hasta el 6 de mayo de 2007
Madrid