El pasado miércoles, el mismo día que el Congreso de los Diputados aprobaba la ley de sucesión que permitirá la coronación de Felipe VI como nuevo jefe del Estado español tras la abdicación de su padre, en el contiguo Teatro de la Zarzuela se estrenaba El diablo en el poder, una ópera española con siglo y medio de existencia y apenas conocida, ambientada en la corte del primer rey borbón, Felipe V, al poco de llegar a España. Tres siglos han pasado y el hoy y el ayer se parecen un tanto. Intrigas palaciegas, avidez de poder, tentaciones diabólicas, y junto a todo ello, el amor, que también mueve el mundo aunque lo disimulemos. De Felipe V a Felipe VI y en el mismo contexto.
El diablo en el poder es una de las sesenta zarzuelas compuestas por Francisco Asenjo Barbieri, considerado padre del género, creador del teatro musical nuestro y precursor de esa msica autóctona que más tarde Falla, Albeniz, Granados y Turina llevarán a su esplendor. Una gran partitura, equidistante entre la opera cómica francesa y el belcanto italiano, para una historia convencional que el gran libretista Francisco Camprodón importó de París de la France.
Ya sabemos que en ópera y zarzuela lo de menos es el argumento. Y en este caso, podado y corregido en esta adaptación, todavía es más una mera disculpa para la sucesión de noventa minutos plenos de inspirada msica y quince juegos vocales a cual mejor, en los que los cinco personajes principales y el coro tienen ocasión de lucirse solos y en todas las combinaciones posibles.
Más o menos resulta que el plebeyo Antonio de Ubilla, enamorado de Elisa, hija del conde de Montellano, recurre al Diablo para conseguirla. Y efectivamente, convertido en un valiente espadachín salva al señor conde del ataque de unos facinerosos y este en premio le abre el acceso a Palacio, donde pronto asciende hasta lo más alto, hasta incluso quitarle el puesto del ministro a su futuro suegro, que a estas alturas todavía ignora que la mano que busca el advenedizo es la de su hija. La mejor amiga de Elisa es Enriqueta, hermana de Antonio, que terminará enlazando con el conde del Sauce, rival y admirador de aquel. La princesa de los Ursinos, uno de los muchos aristócratas franceses que han llegado a Madrid acompañando a Felipe V, tendrá que resignarse al ascenso del político español, y la crisis ministerial terminará bien, dando por supuesto que el diablo está siempre en el poder.
lvaro del Amo, con mucho gusto y notable sentido escénico, convierte una sesión de ópera en concierto -a menudo tan aburrida e insulsa escenográficamente- en un sugerente y dinámico escenario en el que continuamente pasan cosas y cambian escenas en base nicamente a un bello telón traído de Lisboa, la excelente iluminación de Nicolás Fischtel y el magnífico vestuario de Pepe Corzo, ironía de recortables, distanciamiento posmoderno e inmersión historiográfica al mismo tiempo. y un sofá majestuoso bajo una lámpara de araña donde se acomoda el diablo entre sus parlamentos.
La dirección musical de José María Moreno consigue que esta zarzuela alcance gran nivel, que la orquesta suene de forma admirable y todas las piezas encajen a la perfección. Con sensibilidades como la suya el género puede recorrer en una década el siglo que lleva de retraso en cuanto a buenos arreglos, correctas ejecuciones y respeto creativo a partituras que, como esta, son mucho mejores de lo que creíamos, helado su corazón como el españolito entre las dos españas, entre las dos actitudes que hacen imposible un repertorio, el abandono secular y la desidia en su ejecución.
Josep-Miquel Ramón encarna al protagonista con demasiado comedimiento, tanto actoral como vocalmente, y eso hace que vaya difuminándose hasta solaparse a otros personajes, especialmente el Conde de Sauce, que Emilio Sánchez interpreta con mayor convicción y mejores resultados, aunque también su partenaire femenino, que en la potente voz de Ruth Iniesta brilla por encima del elenco. Elena de la Merced demostrará que conserva sus grandes dotes a partir del acto segundo y en su romanza final Domar mi fiero orgullo. Es una soprano lírica de gran sensibilidad y presencia, cuya bella voz compensa la falta de potencia. Las jóvenes soprano y mezzosoprano del reparto tiene futuro y en concreto Marifé Nogales resulta la más simpática de todos; el conjunto de voces merece notable alto. A menudo no resultan todas distinguibles en los nmeros complejos y sobre todo cuando deben afirmarse en competencia con el coro. En cuanto al veterano actor Gutiérrez Caba, su diablo resulta, sí, pero no convence del todo: a veces no se entienden sus palabras y su tono, pero acierta en no cargar las tintas y parecerse un poquito a Robert de Niro.
En definitiva, este diablo en el poder per secula secolurom, es un gran acierto y una grata sorpresa que debería llenar a reventar las dos funciones que le quedan. Su acertado rescate del olvido se debe a un sobresaliente proyecto con el que el Teatro de la Zarzuela cierra la temporada. Trilogía de los fundadores presenta tres representativos títulos del género lírico romántico: Catalina de Joaquín Gaztambide, El dominó azul de Emilio Arrieta, y este Diablo de Barbieri que comentamos. lvaro del Amo es el impulsor de la idea, además de dramaturgo y director de escena. Considera que más que recurrir a costosas producciones, inabordables en triplete, bastan versiones de concierto bien ideadas y concebidas. Acierta en ello y también en podar los muchos parlamentos originales resumiendo la trama con pequeñas intervenciones de un personaje presentador. De esta forma, propone destacar los nmeros musicales dentro del desarrollo argumental, manteniendo cierto equilibrio entre lo hablado y lo cantado en un formato más adecuado al gusto actual.
Si las dos piezas restantes de la trilogía mantienen el baremo que mostró El diablo en el poder el día de su estreno, podremos decir que estamos ante una fórmula que podría y debería repertirse todas las temporadas, ante un procedimiento de rescate del patrimonio zarzuelístico perfectamente abordable. Podríamos así aspirar a que la temporada se ampliara, ofreciendo junto a producciones en toda regla de elevado presupuesto, versiones en concierto más baratas e igual de competentes.
Por razones de nuestra propia programación, no hemos podido ver todavía Catalina y El dominó azul, pero lo haremos sin falta. Y ojalá se confirmen los buenos augurios. Catalina, utiliza un trasfondo militar a finales del siglo XVII en Finlandia, El dominó se ambienta en la corte de Felipe IV. En Catalina se narran dos historias de amor, a través del intercambio epistolar entre Catalina y Berta, en medio de una guerra a comienzos del siglo XVIII. En cambio, en El dominó azul el narrador es un sastre llamado Valdivieso que no está en el original, que nos narra los enredos cortesanos en el Palacio del Buen Retiro a mediados del siglo XVII. Se quiere con esta dramaturgia escénica llegar a la esencia de cada uno de los títulos para que el espectador pueda apreciar toda la belleza musical y la línea argumental de tres joyas del repertorio romántico.
En el estreno del miércoles de El diablo en el poder había inexplicablemente demasiadas butacas vacías. Pero se sucedieron con frecuencia inusitada las ovaciones a lo largo de su representación y con el telón final el pblico mostró unánime contento. Hacía tiempo que no lo veíamos.
Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Libreto: 6
Partitura: 7
Dirección musical: 8
Dirección artística: 8
Voces: 7
Interpretación: 7
Escenografía: 8
Orquesta: 7
Realización: 8
Producción: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: 7
Teatro de la Zarzuela
Trilogía de los Fundadores
EL DIABLO EN EL PODER
Zarzuela en tres actos de Francisco Camprodón
Msica de Francisco asenJo barbieri
11, 15 y 21 de junio de 2014
REPARTO
ELISA DE MONTELLANO Ruth Iniesta
ENRIQUETA DE UBILLA Marifé Nogales
PRINCESA DE LOS URSINOS Elena de la Merced
ANTONIO DE UBILLA Josep-Miquel Ramón
CONDE DEL SAUCE Emilio Sánchez
CONDE DE MONTELLANO Fernando Latorre
AUVIGNI Matthew Loren Crawford (miembro del coro titular del Teatro)
EL DIABLO Emilio Gutiérrez Caba
FICHA ARTÍSTICA
Dirección musical José María Moreno
Dramaturgia escénica lvaro del Amo
Vestuario Pepe Corzo
Iluminación Nicolás Fischtel (AAI)
Maestra repetidora Cristina Presmanes
Ayudante de vestuario Isabel Cámara
Ayudante de iluminación Óscar Gallardo
Asistencia de escenografía Marianela Morales
Telones de Francesco Zito, para la producción Lauriane (2006), de Augusto Machado. Nuestro agradecimiento al Teatro Nacional de São Carlos de Lisboa por su cesión.
Realización del vestuario: Sastrería Cornejo
Fotógrafo: Fernando Marcos
Orquesta de la Comunidad de Madrid Titular del Teatro de la Zarzuela
Coro del Teatro de la Zarzuela. Director Antonio Fauró.
Las otras dos piezas de la Trilogía de los Fundadores:
CATALINA, 4, 13 y 19 de junio de 2014
EL DOMINÓ AZUL, 7, 14 y 20 de junio de 2014.