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Plácido Domingo, el último héroe nuestro
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Plácido Domingo, el último héroe nuestro

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
jueves 26 de junio de 2014, 01:00h

Un Teatro Real abarrotado como sólo este artista consigue, rindió anoche a Plácido Domingo uno de los homenajes más impresionantes que hemos nunca presenciado. Desde su primera aparición en el escenario las ovaciones fueron incesantes y nutridas antes y después de todas sus intervenciones en el séptimo y ltimo concierto del ciclo Las noches del Real. Titulado A mi España, tuvo una primera parte operística (con Verdi, Bizet y Mozart), y una segunda parte apoteósica de trozos escogidos de zarzuela. La duración estimada de la msica era de 95 minutos pero los aplausos duplicaron la velada hasta tres horas inolvidables. Domingo estuvo grandioso a sus setenta y pico años; su carisma se apoderó del escenario, su humanidad desbordó ingente y sus dotes excepcionales de cantante le colocaron por encima del bien y del mal. Nuestro Plácido fue un orgullo en medio de tantas tribulaciones, una tabla de salvación en medio del naufragio.

Fue justo hace un año y en este mismo teatro cuando, en mitad de los ensayos de la ópera Il postino, en la que iba a poner voz al poeta Pablo Neruda, una embolia pulmonar le obligó a ingresar urgentemente en el hospital suspendiendo su actuación. Ayer demostró haberse recuperado aunque hubo más corazón que técnica, más emoción que canon y más pasión que rigor.

A este tenor, sin duda entre los mejores de todos los tiempos, le acompañaban la soprano puertorriqueña Ana María Martínez y el argentino Alejo Pérez al frente de la orquesta. El formato de la gala tuvo dos partes. En la primera, la orquesta inició con la Obertura de La forza del destino de Giuseppe Verdi a la que siguió una selección de arias de óperas de repertorio: Domingo irrumpió con Per me giunto de Don Carlo de Verdi para proseguir junto con Martínez en la Chanson Bohème de Carmen de Bizet. La soprano prosiguió sola con Il balen del suo sonriso de Il Trovatore de Verdi. A continuación retornó a escena Domingo con Surta è la notte Ernani involami de Ernani de Verdi y culminaron ambos cantantes con el do Là ci darem la mano de Don Giovani de Mozart.

En la mitad de la primera parte volvió a coger protagonismo la orquesta con la obertura de Le nozze di Figaro de Mozart, tras la cual los cantantes acometieron el do Mira, di acerbe lagrime de Il Trovatore de Verdi. La orquesta prosiguió con el Intermedio de Goyescas, la ópera de Enrique Granados y culminó la primera parte con el do Me llamabas Rafaeliyo? de El gato montés, la ópera de Manuel Penella.

La segunda parte del recital la inició la orquesta con España de Emmanuel Chabrier. A continuación llegó la selección de fragmentos de zarzuela con Ya mis horas felices de La del soto del parral de Reveriano Soutullo y Juan Vert. Después la soprano ofreció De España vengo de El niño judío de Pablo Luna, y ambos de nuevo abordaron En mi tierra extremeña de Luisa Fernanda de Federico Moreno Torroba.

El Intermedio orquestal de El tambor de granaderos de Ruperto Chapí condujo al cuarto y ltimo apartado de la gala con los siguientes fragmentos de zarzuela: el Amor, vida de mi vida de Maravilla de Moreno Torroba; y el do Hace tiempo que vengo al taller de La del manojo de rosas de Pablo Sorozábal en el que Domingo ejerció de galán chuleta y hasta se marcó unos pasos de chotis con su pareja puertoriqueña.

Hubo cuatro bises: el No puede ser de La tabernera del puerto de Sorozábal, Carceleras de De Las hijas del Zebedeo de Chapí, Del cabello más sutil de Fernando J. Obradors, y Granada de Agustín Lara, antes de repetir la frase final de me llamabas, Rafaeliyo? como punto final. Ya antes, un espectador en la fila uno había lanzado no menos de medio centenar de atronadores bravos a lo largo de la velada. Una espectadora decidida se acercó a estrecharle la mano y otras le obsequiaron flores. La entrega del pblico fue incondicional y absoluta.

Al aparecer en el escenario al comienzo de la gala, fue tan conmovedor el recibimiento que Plácido Domingo se emocionó visiblemente y hasta tuvo que enjugar alguna lágrima. Todo su lenguaje corporal mostró el impacto an para alguien tan acostumbrado a recibir honenajes pblicos: mientras sonaban los primeros compases de Per me giunto de Don Carlo resoplaba con dificultad, cabeceaba abrumado. A partir de ese momento experimentó algunas dificultades superadas con coraje y volumen, y el pblico lo llevó en volandas por el recital sin olvidarse de mostrar también extremado cariño por sus dos compañeros de reparto. La puertoriqueña Martínez y el argentino Pérez personificaron un panpatriotismo hispano perfectamente sentido por este pblico tan especial, representante de las esencias tradicionales españolas, que disfrutó como no había hecho desde hace tiempo dejando patente lo que quiere, lo que le gusta por encima de todo.

Plácido cantó cinco solos y otros tantos dos, una actuación reducida que pareció mucho más extensa por su cuidada presentación de conjunto. Su carisma en el escenario se diría que aumenta con cada uno de sus cumpleaños. La extraordinaria potencia de su voz no ha sufrido un ápice. Sólo un ligero temblor vocal en algunas ocasiones viene a recordar lo portentoso de la presencia en escena de este anciano en la plenitud absoluta de su oficio, un ejemplo de cumplimiento del deber, un acicate en la bsqueda de la excelencia en todas y cada una de las actuaciones humanas. El Plácido Domingo artista junto al Plácido Domingo ciudadano forman parte de los pocos símbolos que quedan en pie en esta difícil etapa.

Ana María Martínez Colón ya acompañó al tenor español en una gala parecida del Real en julio de 2007. Puede considerársela protegida suya, cantó con él en la Filarmónica de Los ngeles dirigida por Gustavo Dudamel en el Hollywood Bowl, y participó en un concierto de gala en su honor con la Ópera de Nueva Orleans. Durante numerosas temporadas han realizado giras de conciertos conjuntas, incluyendo su participación en el Festival de Salzburgo en un concierto exclusivamente de zarzuela grabado en directo llamado Amor, Vida de mi vida. Es una soprano lírica cotizada, que canta con distancia el repertorio español, sin los guiños a los que nos tienen acostumbrados las cantantes del foro. No decayó en ningn momento, manteniendo un buen tono todo el concierto, aunque su voz no esté entre nuestras favoritas.

El director musical Alejo Pérez se ha convertido en un habitual de las ltimas temporadas gracias al favor del fallecido Gérard Mortier, y en la presente temporada tuvo algunas buenas críticas con Die Eroberung von Mexico (La conquista de México), de Wolfgang Rihm. Más seguro en el repertorio italiano que en el español, su versión de El tambor de granaderos fue mejor que la del Intermedio de Goyescas. Dada su juventud promete llegar lejos y ya posee una versatilidad impresionante. La tarde anterior a esta gala lírica dirigió otra Noche del Real protagonizada por la soprano Eva María Westbroek con un programa en base a Elgar, Barber, Wagner y Strauss, ni más ni menos. Abarca demasiado y quizás no aprieta del todo.

Plácido Domingo, que ha estado presente en 16 de las 17 temporadas del Teatro Real desde su reinauguración, ya ha firmado contrato para volver en junio y julio de 2015 a dirigir una nueva producción de Goyescas, de Enrique Granados (con dirección de escena de José Luis Gómez) e interpretar el papel titular de la ópera de Giacomo Puccini, Gianni Schicchi, en una producción que él mismo encargó para la Ópera de Los ngeles, con dirección de escena de Woody Allen. Este portento de energías se ha reinventado como baritenor para no parar nunca de cantar y sigue siendo además director de los teatros de ópera de Washington y Los ngeles. No obstante, puede pensarse que el recital de ayer marca el inevitable zenit de su grandiosa carrera artística.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 9
Programa: 8
Voces: 8
Dirección musical: 7
Orquesta: 7
Programa de mano: 5
Documentación a los medios: n/v


Teatro Real
Séptima Noche
A mi España
25 de junio de 2014 a las 2000 horas
Plácido Domingo, tenor
Ana María Martínez, soprano
Alejo Pérez, director musical.

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