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‘Constante’, un logrado trasplante sudamericano
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‘Constante’, un logrado trasplante sudamericano

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
viernes 24 de noviembre de 2023, 01:00h

Calderón por partida triple: Calderón de la Barca revisitado por actuales Calderones chileno y uruguayo. Qué mejor demostración de la vitalidad de la cultura hispanoamericana. Una idea genial, un argumento memorable, una interpretación excelente y una puesta en escena adecuada. Ejemplo de lo que es actualizar un clásico con tino.

Calderón es un apellido que suena a teatro. Este montaje riza el rizo y nos presenta una obra de Pedro Calderón de la Barca a través de la versión que han escrito el chileno Guillermo Calderón y el uruguayo Gabriel Calderón, dirigida por este ltimo. Estos dos calderones de ultramar alumbran un artefacto nuevo a partir de El príncipe constante con la producción y el elenco de la Comedia Nacional de Montevideo. En Constante conservan las trazas del original en una trama intrigante al estilo de las mejores novelas policíacas: ocurre algo, hay varios sospechosos y cada uno tiene su versión. Hacer un clásico implica discutir y reafirmar su validez, ponerse en la línea de su tradición, pero apuntar hacia una dirección en el futuro, explican los calderones. Han decidido trabajar con el texto original como si lo soñaran mal y lo tradujeran peor, tal vez traicionando al autor, pero siendo fieles al teatro, confiesan. Si toda la poesía del mundo desapareciera -le escribió Goethe a Schiller en una carta-, sería posible reconstruirla sobre la base de El príncipe constante, citan.

La obra de Pedro Calderón de la Barca, publicada hace 395 años, cuenta la historia de don Fernando de Portugal, que en su expedición de conquista por tierras marroquíes, hace prisionero al general Muley, del que está enamorada Fénix, la hija del rey de Fez. Movido por la compasión y la piedad, Fernando libera a Muley. Luego será el príncipe portugués quien caiga prisionero en el país norteafricano, torturado hasta su muerte y convertido en mito. Prácticamente nada de esto está en la pieza de los calderones hispanoamericanos, cuyo argumento se desarrolla en una localidad vacacional de algn país de Sudamérica. Allí, un dinero ruso de dudosa procedencia permite hacer una coproducción internacional muy ambiciosa, con una puesta en escena de superproducción hollivudense, de El príncipe constante. Tiempo después, cuando la obra ya ha fracasado, una cama, aquella cama donde se torturó al príncipe, es el nudo de pujas, peleas, reclamos, sueños, investigaciones y crímenes.

Se trata de hablar sobre la constancia del arte, la constancia de la fe y del amor, de la violencia y de las guerras, y sobre todo de la constancia de Calderón, un nombre que propone, an hoy, luchas por dar. Con un aire de thriller misterioso, de claroscuros, la obra describe la investigación policial de unos agentes que buscan en un texto del siglo XVII los indicios de un asesinato reciente, convirtiendo la pirueta en una referencia a aquellos militares de las ltimas dictaduras que buscaban en las obras de arte pruebas de actividades subversivas. De hecho, la tortura, tan tristemente vinculada a la represión del disidente, se convierte en tema central. Pero lo hace con mesura y distanciamiento, lejos del panfleto usual por estos pagos. Para poner a prueba una fe constante, uno de los procedimientos históricos del mundo es la tortura, la forma de quebrar, la forma de romper, la forma de acabar con la integridad y la dignidad de cualquiera. Cinco personajes se mueven en torno a una cama para dilucidar qué ocurrió en ella y con ella. Constantemente.

Hace solo cuatro temporadas, en 2021, la Compañía Nacional de Teatro Clásico subió a las tablas una excelente versión de Xavier Albertí de El príncipe constante protagonizada por Lluis Homar (ver nuestra reseña). Y a lo que entonces decíamos nos remitimos para terminar de contextualizar la pieza. Ahora este, como director de la CNTC, acoge esta versión en su misma sede, en el sitio que merece, aunque por su pequeño formato en la sala Tirso de Molina. En ella lo más destacable es un magnífico texto, una trama intrigante, bien hilada, que sorprende e interesa desde el primer momento, puesta en pie austera pero imaginativamente, con un ventanal al fondo que es clave en el argumento, y por supuesto con esa cama que es el auténtico protagonista. Todo un descubrimiento del que se insinan poderes e influencias en los que nunca hemos reparado.

El príncipe constante y el Calderón dogmático

La puesta en escena es mero trámite pero bien resuelto con escasos medios por el equipo artístico, en el que destaca la tarea de Cristina Elizarz en el traspunte, algo que ya no se lleva por aquí por asumirlo el director, pero que le libera de las tareas más mecánicas: consiste en prevenir a los actores sobre su inminente entrada en escena, marcar los movimientos escénicos desde entre cajas, y hasta susurrarles desde bastidores el pie de su parlamento, en fin, casi, casi director de escena y regidor.

Y asegurada la mínima escenografía y el control del mucho movimiento en escena, le queda a Guillermo Calderón la máxima responsabilidad de que el reparto cumpla su protagonismo absoluto. Y bien que lo hace desplegando excelentes dotes interpretativas, una panoplia de expresividad que por aquí al menos resulta muy original y lograda. Desde la primera irrupción de Pablo Varrailhón como Karl, ese histérico turista que es otra cosa que ya descubrirán, desde que Jimena Pérez como Rita, le hace frente con un despliegue de ademanes y gestos amenísimo, uno se da cuenta de que vamos a ver actores de verdad. Juancho Saraví como Joe, es la antítesis de Karl, un pomposo y reposado intelectual que irá sumando dotes ocultas nada respetables, mientras que Luis Martínez como Opa no tiene secretos, es un poli perfecto. Nos queda el príncipe Constante trasmutado en una actriz ruso-uruguaya llamada Pernilla que no sabe lo que la espera cuando es contratada para representar la obra y que desde entonces ha quedado marcada:

De qué sirve la hermosura,
cuando lo fuese la mía,
si me falta la alegría,
si me falta la ventura?

No digamos nada más sobre los cinco personajes porque aquí no buscan a su autor como en las obras de Pirandello sino que se bastan para ir descubriendo unas vidas de apariencia clara y contenido bien oscuro. Guillermo Calderón nació en Santiago de Chile en 1971 y Gabriel Calderón en Montevideo en 1982. Ambos tienen largas trayectorias en el teatro y la cultura de sus países. Han escrito una pieza mágica, de apariencia sencilla pero de mucha enjundia. Han entendido a su gran tocayo del siglo de oro, han conservado su mensaje trascendente bajo una apariencia laberíntica y conectan con el original al principio y al final de forma suficientemente clara. Claman contra el difícil pasado de su país en las dictaduras del pasado siglo pero lo hacen con la elegancia y el distanciamiento debidos.

Constante tuvo impacto en el Festival de Almagro en 2022 y antes de llegar al festival de otoño madrileño ha pasado por aquí en Narón, Coruña y Orense y por allá en media docena de capitales. Constante tiene un secreto oculto, el mensaje del valor inmenso de la constancia en la vida de cada uno de nosotros, especialmente de aquellos a los que se brinda la oportunidad de hacer una aportación por humilde que sea a este tránsito colectivo, tan efímero y tan incomprensible. Hay frases trascendentes sobre ello que ni siquiera podemos elucidar si son de los calderones de hoy o del calderón de ayer. Pero la propuesta es honda a la par que accesible, parece una ocurrencia y es sesuda y fértil.

La constancia es un valor, pero primordialmente una virtud que se asocia a la actividad personal. Hasta dónde puede soportar el desdén un ser humano sin renunciar a su tarea? El tema central calderoniano del sacrificio del mártir por sus ideales cristianos queda aquí englobado en la propuesta de la constancia como gran virtud ante las dificultades. Sea en buena hora.

Posdata.- Segn la RAE, constancia es voluntad inquebrantable y continuada en la determinación de hacer una cosa o en el modo de realizarla; y en segunda acepción, certeza o conocimiento seguro de algo.

Calderón aplica como tema de El príncipe constante los postulados fundamentales del
pensamiento de Justo Lipsio expresados en su Libro de la Constancia (Libro de la constancia de Jvsto Lipsio, trad. del latín por luan Baptista Mesa, Sevilla, 1616, BNMadrid, R 19024): Constancia, llamo aqui, vn recto y inmutable vigor de animo, que no se ensoberuese, ni abate con los sucesos exteriores, o fortuitos. Dixe vigor, y entiendo por el vna firmeza del animo, engendrada no de la opinion, sino del juyzio y de la recta razon [] Mas la verdadera madre de la Constancia es la Paciencia, y la Humildad, y difiniendo paciencia, digo que es un voluntario sufrimiento sin ninguna quexa de todos los trabajos que al hombre le suceden (pág.11).

En resumen, de acuerdo con los postulados de Lipsio manifiestos en la obra de Calderón, para ser constante el hombre debe actuar con sabiduría, es decir, sometiendo las pasiones mediante el uso de la razón que procede de Dios. Debe saber que todo ocurre por los decretos de la Providencia y el hado, que todo es producto de la necesidad y que todo nace para perecer. En conclusión, el príncipe es un hombre sabio cuyo ejercicio de la libertad concuerda con los decretos de la Providencia, deducía Ysla Campbell en su contribución al 14 Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 9
Texto, 9
Dirección, 9
Escenografía, 7
Interpretación, 9
Producción, 8

Teatro de la Comedia
41 Festival de Otoño
CONSTANTE
En base a El Príncipe Constante, de Pedro Calderón de la Barca
Gabriel Calderón y Guillermo Calderón/ Comedia Nacional de Montevideo
23 y 24 de noviembre de 2023

Reparto en orden de aparición:
Karl Pablo Varrailhón
Rita Jimena Pérez
Joe Juancho Saraví
Pernilla Stefanie Neukirch
Opa Luis Martínez

Dirección general y artística: Gabriel Calderón
Escenografía: Lucía Tayler
Traspunte: Cristina Elizarz
Iluminación: Sofía Ponce de León y Eduardo Guerrero
Vestuario: Virginia Sosa
Msica: Luciano Supervielle
Productor ejecutivo: Felipe Villarmarzo Grisoni
Producción gira en España: Elena Martínez-ElenArtesescenicas

Duración aproximada: 1 h 30 min
En colaboración con la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

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