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Una bella y agridulce durmiente
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Una bella y agridulce durmiente

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
viernes 06 de febrero de 2015, 01:00h

La original versión del coreógrafo Mats Ek de uno de los ballets más famosos del repertorio clásico, La bella durmiente con msica de Chaikovsky, maravilló ayer en su estreno en España en los Teatros del Canal. Una pieza antológica de fusión de lo clásico con lo innovador que si no fuera por ciertas veleidades en la segunda parte podría parecer perfecta. Un acontecimiento imprescindible para los amantes de la danza y los que quieran aproximarse a sus poderosos misterios. Un fruto tentador, dulce por fuera y amargo por dentro.

Como ocurre con todos los clásicos, la historia, antecedentes y evolución de este cuento de versiones entrecruzadas y significados oscuros, su conversión em ballet hace un siglo y sus sucesivas lecturas coreográficas nos llevaría a una introducción agotadora. Y a donde queremos llegar lo primero es a la velada de ayer, una de esas que consideramos inolvidables.

Recordemos nicamente que el cuento tiene tres versiones principales que se basan en rastros históricos numerosos y antiguos; que ha merecido mil interpretaciones y que el psicoanálisis ha abundando en teorías analíticas; que como todo los cuentos de hadas esconden monstruos, aberraciones, crueldades y mitos. El ballet de La bella durmiente se estrenó en 1890 por encargo de los Teatros Imperiales de San Petersburgo al compositor Piotr Ilich Chaikovski que se convertirá en nuestros días en el más programado y popular de la msica clásica. En la producción original la coreografía fue creada por Marius Petipa y la escenografía fue concebida por Ivan Vsevolozhsky. El libreto fue escrito por Ivan Vsevolozhsky y el propio Petipa, que se basaron en el cuento La bella durmiente del bosque escrito por el francés Charles Perrault en 1697. Desde entonces se ha programado incesantemente en todo el mundo y la obra se ha convertido en uno de los ballets más famosos del repertorio clásico. Casi todas las versiones y montajes realizan cortes en el largo original de tres horas ininterrumpidas que pasan a cuatro con los necesarios descansos.

El coreógrafo sueco Mats Ek concibió esta coreografía para los Ballets de Hamburgo en 1996 y es la tercera suya que Les Grands Ballets Canadiens de Montréal incorporan a su repertorio. Su principal valor estriba en unir un respeto considerable a la partitura -de menor duración que la del original pero respetando casi completamente su orden cronológico- con profundos cambios en la trama más allá incluso de que la bruja mala se convierta en un joven heroinómano, la aguja de coser en aguja de pincharse, y el príncipe azul en arrogante asesino. El mismo desenlace es modificado sustancialmente para convertir el final feliz en pesadilla desasosegante. La bella despertada y el príncipe salvador no terminan felices comiendo perdices sino que descubren horrorizados que su primer hijo es encarnación del yonqui al que el príncipe Desirée ha matado a tiros tras tacharlo de terrorista.

Pero no se asusten porque todo esto apenas es sutilmente sugerido, permanece en un segundo plano que no afecta en nada a la belleza y armonía sublimes del espectáculo hasta que la segunda parte del mismo comienza a patinar con accesorias divagaciones de las brujas y la irrupción caprichosa de un cocinero provocador que emparedan el fantástico pas a deux de los protagonistas antes del provocador cortocircuito final en forma de huevo morado. El pblico no pudo ocultar su desconcierto y aunque las ovaciones fueron tremendas y sinceras una sombra incómoda flotó en el ambiente, quizás tal y como este fabuloso coreógrafo pretendía, trasponiendo su oficio y convirtiéndose en aguafiestas inoportuno, pues todos necesitamos los finales felices de los cuentos de hadas: ya sabemos que la realidad es más dura pero eso nos consuela y esperanza. Y es que Mats Ek confiesa sin ambages haber tenido el deseo irrefrenable de descubrir, boicotear y recrear el significado oculto de este cuento. Tendrá sin duda sus razones.

En todo caso no consigue empañar el inmenso valor de su coreografía. Como pocas, funde la quintaesencia del ballet clásico con la más radical modernidad de la danza contenporánea en una síntesis en la que su aportación nica y personal es la veracidad del gesto, la sencillez de la frase, la oportunidad del acento y la coherencia y claridad de su lenguaje que en más de dos horas de despliegue no desfallece en momento alguno.

Les Grands Ballets Canadiens de Montréal ofrecieron un despliegue de técnica y gusto sobresaliente, con una escenografía premeditadamente fea y un magnífico diseño de vestuario, ambas cosas aportadas por Peder Freiij, y un diseño de luces hosco y prosaico de Erik Berglund que queremos ha sido impuesto por Ek en busca de contrapunto a las dulzuras del argumento y la msica original.

Realmente Valentine Legat hace una Princesa Aurora inolvidable, desprovista de las capas de ñoñería dulzorrona con las que el tiempo la había aplastado. Sus movimientos de colegiala rebelde y de jovencita deslumbrada son justa encarnación de una coreografía ejemplar. Necesitamos destacar especialmente a sus padres, esos Reina Silvia y Rey Florestán que Sarah Kingston y Marcin Kaczorowski convierten en un tan realista y conmovedor matrimonio corriente que hacen del prólogo del ballet una maravillosa historia en sí misma.

Sin duda el Carabosse de Hervé Courtain nos convenció y sin duda Leigh Alderson desplegó enormes dotes de gran bailarín como Príncipe Désiré. Sin duda el conjunto humorístico y varioponto de las cuatro hadas es magnífico, como es cautivadora la presencia de la Abuela, y realmente convincente todo el cuerpo de baile metamorfoseado en abanicos excelentes de auroras, príncipes, caballeros, padres y abuelas.

Resumiendo, podríamos decir que ciertas audacias interpretativas muy discutibles no consiguen estropear un espectáculo excepcional al que perjudican divagaciones colaterales en la segunda parte. Si se suprimieran estas, haciendo innecesario a su vez el intermedio convencional y perjudicial, la obra quedaría en menos de noventa minutos ininterrumpidos y sería casi perfecta. En todo caso, sólo quedan dos funciones y en el estreno había algunas localidades libres. Las entradas no son baratas pero el presupuesto de algo así es enorme. La pieza merece un lleno absoluto que premie a quienes la crearon, ejecutaron y programaron para nosotros.

Esta bella durmiente tiene todos los alicientes que ya nos habían cautivado en la anterior comparecencia de este coreógrafo en nuestros escenarios, la pieza Casi-Casa encargada por la compañía nacional cubana de danza contemporánea, que nuestra Compañía Nacional de Danza programó en su pasada temporada en dos ocasiones (ver nuestra reseña). Ya en 2011 el Real Ballet de Suecia trajo a este mismo escenario su Ráttika (ver nuestra reseña), original montaje con rábano gigante colgado del techo sobre el concierto para violín op.77 de Johannes Brahms.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 9
Coreografía: 9
Ejecución: 9
Escenografías: 6
Realización: 8
Producción: 8
Programa de mano: 6
Documentación a los medios: 6

Teatros del Canal Sala Roja
La Bella Durmiente
Les Grands Ballets Canadiens de Montréal
Del 5 al 8 de febrero de 2015
Duración: 2h 05min (con 20 minutos de descanso incluidos)
Platea: 45

Les Grands Ballets Canadiens de Montréal
Director Artístico: Gradimir Pankov
Director General: Alain Dancyger
Asesor musical y Director residente de la Orquesta de Les Grands Ballets Canadiens de Montréal: Allan Lewis
Fundadora: Ludmilla Chiriaeff
Maestro repetidor principal: Pierre Lapointe
Maestra repetidora y asistente del director artístico: Margret Kaufmann
Maestro repetidor: Steve Coutereel

La bella durmiente
Coreografía: Mats Ek
Msica: Piotr Ilich Chaikovski
Escenografía y diseño de vestuario: Peder Freiij
Diseño de luces: Erik Berglund

Elenco
Princesa Aurora: Valentine Legat (5, 7), Graziella Lorriaux (6, 8)
Reina Silvia: Sarah Kingston (5, 7), Mahomi Endoh (6, 8)
Rey Florestán: Marcin Kaczorowski (5, 7), Jérémy Galdeano (6, 8)
Carabosse: Hervé Courtain (5, 7), Edi Blloshmi (6, 8)
El Hada Oro: Vanesa G. R. Montoya (5, 7), Sarah Kingston (6, 8)
El Hada Esmeralda: Sahra Maira (5, 7), Jacqueline Lopez (6, 8)
El Hada Plata: Renata Commisso (5, 7), Eva Kolarova (6, 8)
El Hada Rubí: Chisato Ide (5, 7), Emma Garau Cima (6, 8)
Príncipe Désiré: Leigh Alderson
Caballeros: Jérémy Galdeano, Jerimy Rivera, Jeremy Raia (5, 7), Ruben Julliard, Sam Colbey, Andrew Wright (6, 8)
Abuela: Christie Partelow (5, 7), Chisato Ide (6, 8)
Paso a seis: Yu-chan Iizuka, Esabelle Chen, Rachael Vrbancic, Sam Colbey, Chen Sheng, Andrew Wright
Un cocinero: Jean-Sébastien Couture (5, 7), Andrew Skeels (6, 8)
Abuelas: Esabelle Chen, Eva Kolarova, Yu-chan Iizuka, Jacqueline Lopez, Eline Malègue, Rachael Vrbancic, Emma Garau Cima, Chisato Kashiwa, Mahomi Endoh, Marie-Ève Lapointe, Renata Commisso, Sahra Maira, Christie Partelow, Vanesa G. R. Montoya, Vera Kvarcakova, Diana Léon5
Auroras: Jacqueline Lopez, Esabelle Chen, Eva Kolarova, Yu-chan Iizuka, Eline Malègue, Christie Partelow, Rachael Vrbancic, Emma Garau Cima, Chisato Kashiwa, Mahomi Endoh, Marie-Ève Lapointe, Sahra Maira, Renata Commisso, Chisato Ide, Vanesa G. R. Montoya, Vera Kvarcakova, Diana Léon
Padres: Leigh Alderson, Ruben Julliard, Sam Colbey, Jerimy Rivera, Chen Sheng, Andrew Skeels, Andrew Wright, Jean-Sébastien Couture, Jeremy Raia, Troy Herring, Pier-Loup Lacour
Príncipes: Ruben Julliard, Sam Colbey, Jerimy Rivera, Chen Sheng, Andrew Skeels, Andrew Wright, Jean-Sébastien Couture, Jeremy Raia, Troy Herring, PierLoup Lacour
Sujeto a cambios.

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