jcdeus.es
El difícil arte de envejecer
Ampliar

El difícil arte de envejecer

Por José Catalán Deus
x
jcdeustelefonicanet/6/6/17
jueves 26 de marzo de 2015, 01:00h

Dentro del mayor arte al que puede aspirar un humano, el de hacer de la propia vida una trayectoria con sentido, responsabilidad y dignidad, sus ltimas etapas, vejez y ancianidad, son la tarea más difícil. Y la más importante. Y la definitiva. El folleto de autoayuda Sosiego, del alemán Wilhelm Schmid, quiere ayudarnos en ello. Es de lectura obligada para quien nunca se ha ocupado de ello y ha cumplido ya los 60 años. Para los avanzados en la tarea, tiene la virtud de ratificar sus esfuerzos y aportar coherencia, aunque pueda decepcionar su vuelo rasante.

Parte Schimd -que vive en Berlín, ejerce de filósofo independiente y es profesor invitado en la Universidad de Erfurt- de que la sociedad moderna reniega del proceso de envejecimiento, de que se compara el envejecer con una enfermedad que debería ser eliminada. Pero no sería justo ignorar que hace décadas que ya no es así, al calor del pasmoso aumento que la perspectiva de vida está alcanzando en las sociedades desarrolladas. Schmid plantea como cualquier humano sensato hoy día el envejecimiento como un proceso armónico y necesario que concuerda con el ciclo natural de las cosas. Y añade que la Naturaleza es sabia de modo que en esta fase de la vida nos otorga el suficiente tiempo para transmitir las experiencias vividas y apoyar a los más jóvenes, e incluso también para acumular nuevas experiencias y celebrar la vida de manera más consciente. Muy bonito y nada fácil.

Considera que el sosiego es uno de los ingredientes necesarios para envejecer con sentido y así debiera ser si uno vivw cada época de acuerdo con sus característica y huye de la tentación de querer vivir una segunda juventud, y crear esas tonterías que se repiten por doquier de que uno tiene la edad que quiere. No, uno tiene la edad que tiene.

Schmid no busca la juventud eterna ni quiere ignorar el lento paso del tiempo, sino que nos plantes una propuesta -muy esquemática como corresponde a la forma germana de pensar- de arte de envejecer y un balance de lo que también ganamos al envejecer, que pueda si no compensar las pérdidas del todo, al menos suavizarlas. Y lo hace describiendo su propio proceso de bsqueda de la serenidad en diez pasos. Ya sabemos que es más fácil predicar que dar trigo y nuestro filósofo berlinés no nos dice la edad que tiene y se fotografía siempre aparentando ser más joven.

Reproduzcamos unos párrafos de su libro:

La persona que envejece aprende que se van cerrando alternativas. Aparece la gran rebelión: No es posible que haya ocurrido todo esto!. Muchos intentan rescatar de las ruinas estas posibilidades, de manera que abandonan actividades cotidianas y rompen relaciones estables para emprender algo completamente nuevo.

Recuerdo mucho más que antes oportunidades pasadas y pérdidas dolorosas, oportunidades aprovechadas y encuentros que cambiaron mi destino, situaciones trascendentales y experiencias hermosas, que ahora brillan más que antes porque el presente es cada vez más oscuro.

En la vejez an hay que aprender a ser más lentos, a repartir las fuerzas de una manera más eficiente, a cuidarse más, posiblemente a estar más solo que en épocas anteriores, a reflexionar sobre la vida que ya se ha vivido y a tener presente la muerte que ya no es una posibilidad lejana.

Son casi lugares comunes. Una de sus escasas aportaciones es cierta valiosa reflexión sobre la importancia de los hábitos establecidos cuando disminuyen las fuerzas mentales y físicas. Schmid, ante la notable evidencia de que muchas cosas a las que nos aferrábamos tenemos que dejar de hacerlas o pensamos que ya no nos podemos sentir partícipes de la misma manera, otorga a las costumbres un enorme valor: Son el entramado de relaciones y procesos fiables a los que podemos dar un sentido, sin la necesidad de preocuparnos constantemente por ellos. Las personas pueden acomodar su vida a las costumbres adquiridas, y del proceso de establecimiento de los hábitos surge una confianza con un entorno, que constituye la esencia de un hogar.

Y no deja de reconocer lo intrínsecamente engañoso de nuestros recuerdos, especialmente de la narración general que hemos ido acuñando para mecernos en una memoria agradable. El recuerdo de las muchas historias que forman la historia de la vida también es una invención, que tiene como objetivo convertir en un hilo rojo las hebras deshilachadas de la vida para darle sentido. Escucha a los demás, anímalos a explicar y animarás a la interpretación y el embellecimiento. Bajo la suave luz del final de la tarde todo adquiere una tonalidad cálida y la distancia temporal permite un distanciamiento del recuerdo que hace posible que lo que ocurrió en el pasado se vea como un cuadro pictórico en el horizonte de la existencia, en el que las relaciones se presentan con plasticidad y en el que se introducen invenciones que se expresan llenas de fantasía.

Enumera posibilidades para entretenerse aceptablemente mientras llega el final: Un placer que se intensifica con la edad es el placer de conversar y quizá también el placer de escribir algunas cosas para uno mismo y para los demás. Ahora se dispone de más tiempo para ello y se presentan muchas experiencias y reflexiones que pugnan para que las transmitamos y compartamos con los demás. Al igual que el cielo de la tarde al borde la noche, se trata de la hora azul de la vida, que impulsa a las personas a sentarse en un rincón acogedor para hablar y explicar acontecimientos y reflexiones.

Por supuesto que menciona al dolor y la infelicidad, pero lo hace suavizando tintas. Subraya la importancia del tacto, sin que desde una sociedad latina se vea necesario, y por supuesto del amor y la amistad en la forma convencional y mayoritaria en que se hace.

El décimo y ltimo capítulo -Pensamientos sobre la posibilidad de una vida después de la muerte- aportará una perspectiva más centrada a los ateos primarios y a los materialistas romos. Pero también expondrá de forma irritante las dificultades de esta traducción que ignoramos hasta que punto dificulta la comprensión del original y lo convierte en un texto incómodo del que resulta difícil extraer el jugo. Sea la traducción -siempre el alemán se resiste en estos pagos- o será el mismo texto alemán, el libro es til por breve compendio, pero se queda en casi nada ante la enormidad del tema y sus sugerencias.

En fin, los diez pasos hacia la serenidad anciana que propone el autor son estos: pensamientos para cada época de la vida; comprensión de las peculiaridades de la edad y del envejecimiento; costumbres que facilitan la vida; disfrutar de los placeres y de la felicidad; convivir con el dolor y la infelicidad; tocar para sentir la cercanía; amor y amistad para sentirse inmerso en una red; conocimiento para adquirir alegría y serenidad; una relación con la muerte para poder vivir con ella; y pensamientos sobre la posibilidad de una vida después de la muerte.

La omisión más grave de este libro a nuestro modesto parecer es considerar la vejez una sola etapa e identificarla con la parte mejor de las dos que la componen: hoy día hay una vejez muy llevadera hasta los 75-80 años y una vejez posterior muy difícil, cuando se desencadenan las enfermedades terminales, aparecen las carencias, las limitaciones físicas y mentales, la necesidad de ayuda externa para cumplir las funciones mínimas. Para ello también hay que prepararse.

Aproximación al libro (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 6
Traducción, 5
Edición, 7
Información complementaria, 5

Editorial Kairós
Sosiego. El arte de envejecer
Wilhelm Schmid
Traducción: García Lorenzana,Francisco
Páginas: 104
9.13 (+ IVA)

Editorial Kairós
C/ Numancia, 117-121, 08029 Barcelona (España)
Telf.: +34 93 494 94 90+34 93 494 94 90 Fax.: +34 93 410 51 66
[emailprotected]

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios