Esta ligera comedia de título tan curioso, es resultado de los esfuerzos estatales por apoyar nuevos autores teatrales españoles y obras que reflejen nuestra sociedad actual. Pero parece un episodio de teleserie adaptado a las tablas, y comparte la inmediatez y vacuidad de los productos audiovisuales obsesionados por captar audiencia. La excelente producción del Teatro Español viste un entretenimiento superficial que se puede ver gracias a su prudente duración.
El autor -Paco Becerra (Almería, 1978)- tiene amplio currículo de premios, bastante producción anterior y notable proyección internacional- se ha basado en un proverbio milenario para contar una historia de inmigrantes chinos en nuestro país. Como tantos guionistas actuales parece partir de ideas preconcebidas sobre las fatigas y sufrimientos de esta minoría en adaptarse a una sociedad que los discrimina, insulta, ridiculiza y margina. Un panorama que ignorábamos totalmente y nos tememos que ignoren la mayor parte de los espectadores, pues la inmigración china es muy bien considerada en general, y con su seriedad, trabajo y buenas aptitudes, se ha ganado un puesto bastante consolidado y que casi nadie discute.
Por tanto, el punto de partida nos parece un tanto forzado y desgraciadamente contagia trama y texto de una debilidad agudizada por un sistema narrativo bastante habitual en los nuevos y novísimos dramaturgos que consiste en hilar ocurrencias livianas, espolvorear expresiones cogidas al azar y sacadas de contexto, improvisar diálogos pegando temáticas dispares, y sólo atender a los consejos del gran manual del guionista de éxito: capturar a cualquier precio la atención del pblico mediante técnicas de thriller y suspense, y echarle gracia recurriendo a mucho humor simpático para que el espectador pase eso que se llama un buen rato.
Pero la historia es tan ligera e improbable que ni encuadrar el misterio del edificio en otro misterio mucho mayor que aqueja al país entero (al estilo de El rinoceronte de Eugéne Ionesco), ni el tono decididamente humorístico, ni chistes y refranes, ni realismo cotidiano, ni mensaje buenista, ni sorpresa nada sorprendente final, consiguen llegar a un espectáculo de mérito.
Una señorona de Serrano de las que ya no quedan ni en el mango de los paraguas, y una marujona topiquísima manejan una comunidad de vecinos reaccionaria en un gran bloque de viviendas en cuyo sótano instaladas en uno de los trasteros desde hace la torta de años viven madre e hija chinas que sufren el racismo y hostigamiento de los vecinos, hasta que llega el momento de ganar la partida: Oriente y occidente se enfrentan en una divertida y sorprendente comedia de marcado tinte social, contada a modo de thriller castizo y envuelta en una inquietante atmósfera de depresión apocalíptica, nos definen la pieza con gran dosis de mercadotecnia cultural.
Para llevarla a escena, el director Luis Luque -cuya buena formación como ayudante de excelentes directores le ha dado sólido oficio- despliega notable buen hacer y consigue engranar un buen montaje de gran presencia a pesar de tener sólo cuatro personajes. Mónica Boromello ha ideado una gran escenografía verista que combina los tres planos de la trama de forma efectiva gracias a una buena contribución del diseño de luces y un correcto vestuario. La videoescena del prolífico lvaro Luna tiene una presencia excesiva, magnificando el contexto tremebundo de la insignificante historieta. La composición musical no nos dejó huella.
El reparto hará las delicias de los seguidores de las series españolas de éxito. Gloria Muñoz salva con escasos titubeos las debilidades tópicas y típicas del personaje de Magdalena, demostrando valía acreditada aunque nos gustó más trabajando para Claudio Tolcachir en Todos eran mis hijos de Arthur Miller en 2010 (ver nuestra reseña de entonces). Lola Casamayor construye la Amparo histriónica que la han encargado, y Huichi Chiu está muy bien para ser casi novel, aunque Xiaomei sea una heroina pacotilla. La mejor de las cuatro actrices, Chen Lu en su perfecta señora Wang. No figura en los créditos el artífice de que el uso alterno de dos idiomas, español y chino, resulte muy convincente y natural.
La apuesta del Teatro Español por la producción propia de obras autóctonas nuevas debe consolidarse y convertirse en habitual en todas las temporadas, aunque en esta ocasión no todo haya salido a pedir de boca. Pero sí que creemos que la pieza puede mantener un buen nivel de pblico televidente y propenso a la risa fácil. Este martes, sexta función, la sala estaba casi llena.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 6
Texto, 6
Dirección, 7
Escenografía, 8
Interpretación, 7
Producción, 8
Documentación para los medios, 6
Programa de mano, 7
Naves del Español Sala 2
El señor YE ama los dragones
de Paco Bezerra
Del 18 de marzo al 3 de mayo de 2015
Dirección
Luis Luque
Reparto por orden de intervención
MAGDALENA Gloria Muñoz
SEÑORA WANG Chen Lu
XIAOMEI Huichi Chiu
AMPARO Lola Casamayor
Ficha artística
Escenografía Mónica Boromello (AAPEE)
Diseño de Luces Felipe Ramos
Diseño de Vestuario Elisa Sanz (AAPEE)
Composición musical Luis Miguel Cobo
Diseño de videoescena lvaro Luna (AAI)
Ayudante de Dirección Hugo Nieto
Ayudante de escenografía Deborah Macías
Ayudante de videoescena Elvira Ruiz Zurita
Fotografías Sergio Parra
Realización de escenografía Escenica Integral
Confección de vestuario Sastrería Cornejo
Diseño de cartel Justo Flores
UNA PRODUCCIÓN DEL TEATRO ESPAÑOL
Duración aproximada: 70 minutos
Horario De martes a sábado, 20.30h. Domingos 19.30h.
Precio Entradas 18. Martes, miércoles y jueves 25% dto.