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El alcalde de Zalamea a la vieja usanza
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El alcalde de Zalamea a la vieja usanza

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
martes 24 de septiembre de 2024, 01:00h

Otra versión; y que no falten cada cierto tiempo, y que cada una aporte una lectura nueva. La de Alonso de Santos es ortodoxa y busca ante todo facilitar el acceso an a costa de cierto apresuramiento y austeridad en el desenlace. Con original puesta en escena y sobresaliente reparto, el eterno drama del honor y la maldad magnificados, con final sino feliz al menos ajustado a los valores de su época.

El Alcalde de Zalamea o El garrote más bien dado es una obra dramática de Calderón de la Barca (16001681), segn parece representada en 1636. No se conserva el manuscrito original de Calderón; el texto de la obra aparece por vez primera en una antología de 1651. Del autor y de la obra apenas se podría decir algo que no fuera redundante. Ha sido descodificada y analizada del derecho y del revés y a la larga no hay más cera que la que arde: la sociedad estamental de su época en la que militares hidalgos eran intocables mientras que villanos y sus hijas debían someterse. Un oficial de los tercios de flandes más malvado de la media y un villano más juicioso de lo acostumbrado. El rapto y violación de la hija del buen villano por el malvado capitán con premeditación y alevosía, y la venganza comprensible del padre mediante un castigo ajustado a las normas de entonces al haber sido entretanto nombrado alcalde. Y finalmente, a carrerilla, el juicio sumarísimo e inmediata ejecución a garrote vil del abusador; la inesperada aparición de SM serenísima Felipe II y su perdón al padre deshonrado por haberse saltado la jurisdicción militar y premiándole con la alcadía vitalicia; la reconciliación del alcalde con el jefazo de las tropas -dos caracteres igual de celosos de su honra y fama-; y el envío de rigor a la mancillada a un convento, pues entonces salvo por casamiento con el mancillador, poco arreglo tenía la cosa.

Segn se mire el tema es actual o caduco. José Luis Alonso de Santos nos lo vende opinando que la obra nos habla de muchas más cosas que las que cuenta su argumento, como le sucede a todas las grandes obras. Además de la tensión política que se respira entre líneas, de su poesía y perfecta construcción formal de sus personajes, para mí su mayor valor está en que otorga al espectador el papel de jurado ante las diferentes formas de conducta que se establecen dentro de una sociedad. Y, al hacerlo, le introduce en el importantísimo debate sobre los derechos humanos que antes, y ahora, tiene cada ciudadano, y en la responsabilidad ante los hechos que ocurren en la sociedad que habitamos Una cadena de conflictos y enfrentamientos: entre la sociedad civil y militar, monarquía y feudalismo, individuo y poder, justicia y dignidad, razón y pasión, dicha y desgracia, armonía y discordia. Hoy, desde nuestra distancia histórica, seguimos sin poder aceptar ni justificar una violación. Cómo es posible tal cosa? Qué componente inhumano se esconde en la gruta del tigre interior de algunos seres? Qué hacer para cortar la cadena de injusticia, crueldad y abuso de poder que surge a veces entre nosotros, que hace que la dignidad humana sea pisoteada? Todo eso se lo preguntaba Calderón en el siglo XVII al escribir esta obra, y nos lo seguimos preguntando nosotros al representarla en el XXI.

Su versión pule la versificación para hacerla accesible sin que nos detalle sus intervenciones, suprime los personajes del hidalgo don Mendo y su criado Nuño sin que se los eche en falta, y no explicita los tiempos que trascurren entre la primera y segunda jornada -más o menos una semana- y el tercer acto doce días después, cuestión primordial para dar realismo a la trama que aquí parece un concentrado de acción trepidante. Su versión es perfectamente asumible y válida.

Su dirección, ayudado por su hijo, es eficaz en ambas facetas, la escenográfica y la interpretativa. El diseño de la escenografía de Ricardo S. Cuerda es original y funciona adecuadamente con notable sencillez, transformando un paraje boscoso en un umbral de caserío simple y llanamente con un entramado de troncos secos que suben y bajan del techo y unos recortes en el decorado que tan pronto son árboles como ventanas y puertas. Iluminación discreta y vestuario de época secundan la escena con precisión, y las ilustraciones musicales aportan toques folclóricos trepidantes. La producción es generosa pero sin derroches, poniendo el acento en lo importante.

No siempre -o casi nunca- se dispone de un reparto tan numeroso y tan bregado, y Alonso de Santos aprovecha la oportunidad de dirigir a un elenco que Arturo Querejeta como Pedro Crespo y Daniel Albaladejo como Lope de Figueroa encabezan sobresalientes. Destacan también Andrés Picazo como el hijo Juan y Fran Cantos como el sargento del destacamento, y está muy en su sitio Carmela Lloret en esa prima Inés. Todo está escenificado en tono menor, huyendo del melodrama y de las tintas cargadas, así que Javier Lara hace un rufián Don lvaro que parece no haber roto un plato en la vida, y Adriana Ubani una Isabel mancillada muy contenida. No nos parece mal. Gustan y cumplen la pareja de graciosos inevitable en nuestro teatro clásico -Jorge Basanta como el soldado Rebolledo e Isabel Rodes en esa Chispa con castañeta- y es de celebrar la buena presencia del grupo de soldados y campesinos. El tono general de los parlamentos huye de la declamación pero no llega a la trivialidad. Los modales actorales respetan la forma antigua cara al pblico pero dotándola de modernidad.

La obra es de las más representadas de nuestro teatro. En el Teatro de la Comedia en 2015 la dirigió Helena Pimienta con Carmelo Gómez, Joaquín Notario, Nuria Gallardo Rafa Castejón, Jess Noguero y Clara Sanchis. Fue la reapertura de la sede de la CNTC, después de años y años de obras de mejora. Fue un brillante y espectacular montaje. La CNTC la había ya representado en cuatro ocasiones anteriores desde su creación en 1986, la anterior en 2010 a cargo del entonces director de la compañía, Eduardo Vasco, y también con Joaquín Notario, esta vez como el alcalde. En ambas reseñas nuestras hay informaciones y reflexiones sobre la obra que sería redundante repetir aquí.

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Ese gran alcalde, el de Zalamea, por J.C.Deus

Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid lanzan esta temporada una ofensiva multifácetica muy ambiciosa con un granado equipo de responsables de los distintos géneros -antiguo, clásico, contemporáneo, musical y danzado- y con este Calderón -quién mejor- de banderola inicial para un ciclo atrevido, que dicen que por fin va a desafiar a la cultureta progre que dicta la norma desde hace medio siglo en la escena en particular y la cultura en general de este país y de esta ciudad.

VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 9
Versión: 8
Dirección: 8
Interpretación: 8
Escenografía: 8
Msica: 8
Producción: 9
Programa de mano: n/h
Documentación a los medios: 7

Teatros del Canal
El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca
Del 19 de septiembre al 13 de octubre
Dirección y versión: JOSÉ LUIS ALONSO DE SANTOS

Reparto:
Arturo Querejeta Pedro Crespo
Daniel Albaladejo Lope de Figueroa
Javier Lara Don lvaro
Adriana Ubani Isabel
Jorge Basanta Rebolledo
Isabel Rodes Chispa
Andrés Picazo Juan
Fran Cantos Sargento / miembro del Concejo
Pablo Gallego Boutou Rey / Soldado / Campesino
Jorge Mayor Escribano / Soldado
Carmela Lloret Inés
Jose Fernández Soldado / miembro del Concejo / Guardia Real
Guillermo Calero Soldado / Campesino
Daniel Saiz Soldado / Campesino / Guardia Real
Alberto Conde Soldado / Campesino

Dirección adjunta: Daniel Alonso de Santos
Diseño de escenografía: Ricardo S. Cuerda
Diseño de iluminación: Felipe Ramos (AAI)
Diseño vestuario: Elda Noriega (AAPEE)
Msica original y espacio sonoro: Alberto Torres & Alberto Vela
Fotografías: MarcosGpunto
Producción ejecutiva y distribución: GG Producción Escénica
Una producción de la Comunidad de Madrid para Teatros del Canal.
Con el apoyo de Festival Iberoamericano del Siglo de Oro Clásicos en Alcalá
Con la colaboración de Centro Cultural Eduardo Úrculo de Madrid y Centro Cultural Paco Rabal de la Comunidad de Madrid.

Sala Verde
Duración: 1 h y 45 min (sin intermedio)
De martes a sábado 19.30 h / Domingos 18.00 h
Excepto: 19, 20 y 21 de septiembre 20.00 h
1, 3, 8 y 10 de octubre 18.00 h
Encuentros con el pblico: 24 septiembre, 3 y 10 de octubre, después de la función.

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