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El nadador de aguas abiertas, brazada tras brazada
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El nadador de aguas abiertas, brazada tras brazada

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
viernes 20 de septiembre de 2024, 01:00h

Al teatro actual le salvan las sorpresas como esta, las que compensan tantas decepciones. Una pieza modesta, sin pretensiones ni alharacas, una historia bien puesta en escena, bien interpretada y bien digna. Parte de un interesante relato que es de autoayuda sin pertenecer a ese género. Todo consiste en dar una brazada y después otra.

Nilo es un actor mediocre al que ya no dan trabajo. Su mujer le ha dejado y él entra en una espiral de pensamientos autodestructivos. Gracias a Walrus, un nadador experto que oculta un trauma familiar, Nilo aprenderá a nadar a los 48 años, y en ese proceso también recibirá la lección más importante de su vida: cuando nos parece que está todo perdido, tenemos que detenernos y analizar en qué hemos invertido nuestras energías. El problema, suele radicar en no saber escoger las batallas diarias y priorizar cosas que no tienen importancia. A veces necesitamos, simplemente, focalizar, flotar y dejarnos llevar: dar una brazada y después otra.

Una puesta en escena original colabora no poco al logro final. Apostamos por una escenografía naif (que bien podría tratarse de una instalación de un museo de arte contemporáneo) con una poética teatral y una aparente ingenuidad que nos asomará a la infinita línea de un horizonte doméstico. Cientos de tradicionales cubos de plástico cotidianos, pero transparentes, acogerán una playa. En primer término, varias filas de cubos con arena; después, varias filas de cubos llenos de agua y, finalmente, un sinfín de cubos vacíos elevándose hacia el cielo infinito de un telar Sobre la trasparencia de los cubos veremos, difuminadas, imágenes de agua de mar agitándose o unas nubes llevadas por el viento La banda sonora será también fundamental a la hora de ubicar y transitar por los distintos mares (incluidos los del alma) a los que nos asomamos en esta deliciosa, bella y, me atrevo a decir, balsámica función teatral, plantea Fernando Bernués. Destacables también la vídeoescena ambiental y la msica original, y complementarios la iluminación y el vestuario.

Marcos Marín y Adolfo Fernández resultan entrañables, próximos, creíbles. El primero es Nilo, un cuarentón que analiza sinceramente su fracaso vital y busca salir a flote; el segundo no solamente es el experto Walrus, que no solo sigue siendo ya jubilado un gran nadador de travesías sino que es capaz de enseñar natación y an más, la más difícil de todas las asignaturas, vivir nuestra propia vida. Además encarna al padre y a la mujer de Nilo y todo lo hace con acierto.

El texto original no parece español porque tiene esa frescura no politizada ni ideologizada que anega a nuestros dramaturgos, y además porque lo firma un tal Adam Martín Skilton, que nacido en Tossa de Mar, Girona, en 1973) parece hijo de británicos establecidos aquí en aquella época en la que spain was different. Es periodista radiofónico y nada más sabemos de él salvo que es autor de este notable relato, El nadador de aguas abiertas (Editorial Comanegra, 2019) que María Goiricelaya ha adaptado a la escena de forma excelente y que es una gran producción de esta compañía vasca llamada Tanttaka.

Queda destacar la precisa dirección de Fernando Bernués, un director de largo recorrido que ya ha presentado hace tiempo buenas cosas en Madrid, como La mujer justa en 2011 en la Abadía, a partir de la novela Az igazi de Sándor Márai adaptada por Eduardo Mendoza, y La calma mágica de Alfredo Sanzol en 2014 en el Valle Inclán del CDN.

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Hay que felicitar al Pavón por estar saliendo del bache en que dejó a esta venerable sala el fracaso de Kamikaze. Parecen haber elegido un camino viable entre el teatro comercial simplón y el subvencionado pretencioso, de más nivel que aquel, de menos oficialismo que este.

Volviendo a la original trama de la pieza, todo gira en torno a la comparación -odiosa como todas las comparaciones- de la existencia humana con el nadar en mar abierto, un esfuerzo continuado que depende también mucho de las circunstancias, un trajín en el que la fuerza de voluntad necesita vientos si no favorables al menos llevaderos, y en el que hay que nadar y nadar, brazada tras brazada, día tras día, con sol o con lluvia, impulsados por esa que el poeta Charles Baudelaire creía la más importante de las facultades humanas, pero a merced también del azar y del destino.

Una bonita historia, con buenos sentimientos, fina ironía y mensaje optimista. Póquer de ases.

Calificación del espectáculo (del 1 al 10)
Texto, 8
Adaptación, 8
Dirección, 8
Interpretación, 8
Realización, 8
Producción, 8

Teatro Pavón
El nadador de aguas abiertas
Del 17 al 29 de septiembre de 2024

Escrita por Adam Martín Skilton
Adaptada por María Goiricelaya
Dirigida por Fernando Bernués

REPARTO
Nilo Markos Marín
Walrus Adolfo Fernández

DIRECCIÓN Y ESPACIO ESCÉNICO
Fernando Bernués
AYUDANTE DE DIRECCIÓN
Dorleta Urretabizkaia
DISEÑO DE ILUMINACIÓN
David Bernués
VIDEOESCENA
Acrónica Producciones
MÚSICA ORIGINAL
Fernando Velázquez
VESTUARIO
Ana Turrillas
VÍDEO Y FOTOGRAFÍAS DE ESCENA
David Ruiz
FOTOGRAFÍAS
Sergio Parra
DISTRIBUCIÓN
GG Producción Escénica
K. PRODUCCIONES Y TANTTAKA TEATROA.

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