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Pan y toros, una zarzuela patriótica
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Pan y toros, una zarzuela patriótica

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
viernes 07 de octubre de 2022, 01:00h

Una producción ambiciosa para un título mítico del género que el día del estreno empezó confusa en escena y destemplada en la msica, pero que en la segunda parte ganó muchos enteros a pesar de un gravísimo error: la equivocada coreografía de bailarines figurantes, grotesca, obsesiva y confusa, que tanto perjudica al resultado final como para que nos atrevamos a aconsejar su supresión pura y simple.

Estamos ante una zarzuela histórica, cuya transcurre en Madrid en 1792, siete décadas antes de su estreno. Como la llamada novela histórica, es una ficción con personajes reales que dicen lo que el libreto quiere y viven situaciones inventadas. Una aproximación a la realidad de la época en la que los buenos son los liberales -patriotas amantes de España que conspiran para derrocar al gobierno conservador- y los malos son los consejeros de Carlos IV, que le ocultan lo mal que va la guerra en el Rosellón, y entretienen al pueblo con pan y toros.

Es una de las más importantes aportaciones de Francisco Asenjo Barbieri al género y está considerada entre las mejores zarzuelas de vuelo alto, en realidad muy notables aportaciones españolas al género de la óperas. Segn el director musical del teatro y de este espectáculo concreto, saber escribir con pocas notas melodías que conmueven, que iluminan, que nos hacen soñar y ser felices por unos instantes, es una virtud que no se encuentra en muchos compositores. Barbieri era uno de ellos; por su capacidad inventiva e inspiración es comparable a otros dos genios de su época: Rossini y Verdi Estamos ante una obra maestra que sobrepasa los límites de su género para convertirse en una pieza nica de nuestra historia musical.

El actor Juan Echanove, que se estrena como director de escena de un espectáculo musical, ha elegido una presentación que magnifica la presencia de Goya, sin descuidar el protagonismo del del Capitán Peñaranda, del abate Ciruela, de la hidalga doña Pepita y de la Princesa de Luzán. Ha concebido una suerte de ruedo ibérico en el que Goya está, lo vio y lo sintió, lo hizo suyo como nadie, y como no podía ser de otra manera lo pintó. Goya estuvo allí. La escenografía de Ana Garay lleva a cabo la idea con una grada semicircular que se desplaza a su vez en semicírculo flanqueada por altos muros y mostrando al desplazarse una rampa y unas alturas en el proscenio por las que evolucionan continua y erráticamente figurantes y personajes. Esta vez Garay, que tanto y bueno ha hecho por mejorar la estética del género en este teatro, no estamos seguros de que acierte, si la idea es suya (quizás es de Echanove), aunque haya que reconocer que lo que arruina realmente la propuesta es esa presencia insoportable de doce danzantes en primer plano en movimientos y poses chirriantes, en continuo arrastrarse por los suelos. La primera escena, con el coro apelotonado en las gradas, los figurantes moviéndose caóticamente y la jaula con el falso ciego preso, su mujer y su hijo, colgando del techo sobre todo ello, es una de las más atrabiliarias presentaciones que recordamos haber presenciado, tan atrabiliaria como la excesiva pausa delante del acto tercero con el absurdo cruzar el escenario de un carricoche demencial para colocar un muestrario de zapatos, cuyo significado no pudimos captar.

Si discutible es la escenografía, muy logrado y meritorio es el variado, atractivo, realista y goyesco vestuario a cargo también de Ana Garay, la excelente iluminación de Juan Gómez Cornejo (AAI) y la videoescena de lvaro Luna (más las estampas y caprichos goyescos que la sfumatura entre actos de la segunda parte), un continente artístico notable que nos lleva directo a lo más importante, el contenido musical. La orquestación ideada por Asenjo es frugal -flautín, flauta, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 2 trompetas, 2 trompas, 3 trombones, piporro obligato, timbales, triángulo, pandero, campana, arpa y cuerda, más una rondalla que debía haber salido a escena. La orquesta fue calentando y terminó estupenda. La partitura concede un papel protagonista al coro, sobre todo en el primer acto, y el coro supo jugarlo tras la confusión inicial. Las voces permanecen escondidas un buen rato, hasta el punto de que parece que estamos en una obra teatral, de excelente texto rimado con ilustraciones corales, hasta que Asenjo va estirándose y en los actos segundo y tercero ofrece unos despliegues vocales efectivamente a la altura de cualquier preciado operista. De dos a octetos, el despliegue es amplio y ofrece grandes posibilidades al reparto.

Digamos que la mezzo Carol García fue la triunfadora de la noche y desde su primera intervención el panorama cambió para bien. Una vez templados, la soprano Yolanda Auyanet y el tenor Borja Quiza subieron muchos enteros. Gerardo Bullón como Goya estuvo centrado, y Enrique Viana en el abate Ciruela como es él, irregular pero efectivo: poco que objetar al débil corregidor de Pedro Mari Sánchez, así como al trabajo actoral de la famosa cómica de la época La Tirana a cargo de Milagros Martín y al Jovellanos de César Sánchez. Bien los tres toreros y el resto del elenco.

Pan y toros es un despliegue de patriotismo español y de defensa de los valores tradicionales imposible de ver en los escenarios desde hace décadas. Quizás sea un mérito añadido de su reposición, una valerosa oportunidad de reivindicar lo añorado y lo perenne, defendido además por los progres frente a los carcas, por los liberales frente a los absolutistas. Hoy, escuchar cincuenta veces la defensa de España en un escenario es todo un acontecimiento subversivo a celebrar, aunque sea en un espectáculo chapado a la antigua en el que hay que agradecer a Echanove que haya sabido conservar sus esencias para satisfacción del pblico tradicional zarzuelero.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Libreto: 8
Partitura: 8
Dirección musical: 7
Dirección artística: 7
Voces: 7
Orquesta: 7
Iluminación: 9
Coreografía: 0
Producción: 8

TEATRO DE LA ZARZUELA
Pan y toros
6, 7, 8, 9, 12, 13, 14, 15, 16, 19, 20, 21, 22 y 23 de octubre de 2022
Msica Francisco Asenjo Barbieri
Libreto José Picón
Estrenada en el Teatro de la Zarzuela, el 22 de diciembre de 1864
Nueva producción

Equipo artístico
Dirección musical Guillermo García Calvo
Dirección de escena Juan Echanove
Escenografía y vestuario Ana Garay
Iluminación Juan Gómez Cornejo (AAI)
Coreografía Manuela Barrero
Videoescena lvaro Luna
Con la colaboración de Elvira Ruiz Zurita

Reparto
DOÑA PEPITA, Hidalga Yolanda Auyanet (6, 8, 12, 14, 16, 20 y 22 de octubre)
Raquel Lojendio (7, 9, 13, 15, 19, 21 y 23 de octubre)
LA PRINCESA DE LUZN, Noble Carol García (6, 8, 12, 14, 16, 20 y 22 de octubre)
Cristina Faus (7, 9, 13, 15, 19, 21 y 23 de octubre)

EL CAPITN PEÑARANDA, Militar Borja Quiza (6, 8, 12, 14, 16, 20 y 22 de octubre)
César San Martín (7, 9, 13, 15, 19, 21 y 23 de octubre)
LA TIRANA Milagros Martín
Actriz
GOYA Gerardo Bullón
Pintor
LA DUQUESA María Rodríguez
Noble
EL ABATE CIRUELA Enrique Viana
Religioso
EL CORREGIDOR QUIÑONES Pedro Mari Sánchez
Funcionario
PEPE-HILLO Carlos Daza
Torero
PEDRO ROMERO Pablo Gálvez
Torero
COSTILLARES José Manuel Díaz
Torero
EL GENERAL Pablo López
Militar
EL SANTERO Alberto Frías
Charlatán
JOVELLANOS César Sánchez
Ilustrado
LA MADRE Lara Chaves
Ciega
EL PADRE Sandro Cordero
Ciego
EL NIÑO Julen Alba
Ciego
EL DEL PECADO MORTAL Juan Sousa*
Pregonero
EL MOZO DE CUERDA Javier Alonso*
Porteador
VENDEDORES Paula Alonso*, Alberto Camón*, Patricia Castro*,
Patricia Illera*, Sonia Martínez*, Graciela Moncloa*, Ricardo Rubio*
* Miembros del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela
Orquesta de la Comunidad de Madrid
(Titular del Teatro de la Zarzuela)
Coro Titular del Teatro de la Zarzuela
Director Antonio Fauró
Rondalla Lírica de Madrid Manuel Gil

Duración aproximada
Primer acto: 60 minutos
Intervalo: 15 minutos
Actos segundo y tercero: 80 minutos
Horario: 20:00 h. (domingos, 18:00 h.).

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