Ser o no ser prochino. Y si China, lejos de ser la amenaza que anuncian los medios occidentales, constituye un modelo interesante de justicia, paz y sostenibilidad? Una pregunta incómoda a la que incluso gente culta contesta con agresividad tras la inmensa campaña antichina que los medios de comunicación occidentales han iniciado. El libro China, amenaza o esperanza responde decididamente, inclinándose con lo segundo.
Su autor, Javier García (Vigo, 1965) es un periodista curtido en la información internacional, ha sido jefe de las oficinas de la agencia EFE en los cinco continentes y enviado especial a zonas conflictivas. Desde hace más de cuatro años reside en China, donde da clases de Periodismo en la Universidad Renmin de Pekín. Su libro quiere contarnos la realidad de una revolución pragmática, como anuncia en su subtítulo, y es un informe contundente, plagado de datos, bien escrito y sin concesiones a esas historietas y anécdotas pintorescas con que el periodismo actual cree atraer lectores.
No. Resultaría aburrido si no descubriera un terremoto de datos -en buena parte no chinos- que conforman un panorama inédito y asombroso de los cambios que la inmensa y an desconocida China ha experimentado en la ltima década. Mientras todavía reina en el subconsciente occidental la imagen de un país miserable, contaminado, masificado y triste, su peculiar sistema organizativo -un partido nico comunista gestionando un libre mercado capitalista- ha logrado ya cosas que parecen pasmosas si las estadísticas manejadas resultan ciertas, logros que suenan portentosos si las fuentes se demuestran fidedignas. Porque siempre la propaganda china ha tenido algo de especialmente convincente: pregntese sino a toda una generación de intelectuales europeos que sucumbió a las imágenes románticas de la revista China Reconstruye o a las noticias triunfalistas del Pekín Informa.
Y es que conocemos ampliamente -y más en estos días en los que todos los velos y simulaciones han caído en Ucrania- el poder torticero de los informes sesgados, de las tesis manipuladas y sobre todo de las verdades a medias y las botellas medio llenas. Por eso, una primera reacción ante el libro de García puede muy bien ser escéptica y desconfiada: suena a propaganda pagada, a embellecimiento postizo, a intelectual cirugía estética. Sin embargo, una vez leído completo, nuestra impresión sincera es que a pesar de que el autor no disimula su simpatía por el régimen chino actual, a pesar de haber escogido premeditadamente presentar la cara positiva y marginar la negativa que todo tiene en esta vida -y más tratándose de la evolución de esta nación/continente en nuestras antípodas mentales- no se le puede negar ser una aportación valiosa para aproximarse al milagro chino que estaría sucediendo a la espalda de Occidente sin que nos percatemos de ello.
Dice la presentación del libro que China ha experimentado una colosal transformación en los ltimos treinta años. Un gigantesco cambio para el que, sin embargo, no hay apenas espacio en los medios de comunicación occidentales. Un Estado que está cerca de desbancar a EEUU como primera potencia económica, que ha sacado de la pobreza extrema a más de 800 millones de personas, ha quintuplicado su producción de energías renovables en diez años y prioriza ahora reducir las diferencias sociales creadas por la economía de mercado. La prensa occidental intenta empañar estos logros, pues el modelo chino de pragmatismo corre el riesgo de servir de ejemplo a los países atrapados en el callejón sin salida del subdesarrollo y la desigualdad. También azuza el miedo al resurgir de China, ignorando intencionadamente que el milenario Reino del Centro nunca ha mostrado voluntad expansionista y en muy raras ocasiones ha promovido una guerra. Sólo desde un conocimiento veraz de lo que en la actualidad es China podremos abordar la tarea de que su imparable ascenso se convierta en un pilar fundamental de un nuevo orden mundial más justo y pacífico.
Sus siete capítulos se titulan de esta forma: 1. Objetivo: desprestigiar a China 2. Xinjiang, el ltimo cartucho contra China 3. El fin de la pobreza extrema 4. La lucha contra la desigualdad 5. La civilización ecológica 6. La revolución pragmática y 7. Laamenaza china, y la lectura es fácil y se puede completar en otras tantas sesiones de media hora de lectura.
El 28 de septiembre del 2021, el periodista Javier García fijó un mensaje en su cuenta de Twitter anunciando que abandonaba temporalmente la profesión periodística: En pocos días dejaré el periodismo, al menos temporalmente, después de 30 años de profesión. La bochornosa guerra informativa contra China se ha llevado buenas dosis de mi ilusión por este oficio. Ni las peligrosas corresponsalías en frica u Oriente Medio, ni siquiera su trabajo en la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), observando el buen funcionamiento electoral en Bosnia-Herzegovina, le habían hecho desistir de su labor comunicadora. Quien fundara junto a otros periodistas el medio de comunicación y análisis Globalter, ha dejado de participar en el mundo mediático, pero no ha cerrado la comunicación con sus lectores, escribían recientemente en el blog Librjula, donde David Valiente le entrevistaba:
-Voy a empezar esta entrevista con una pregunta directa que hace alusión al subtítulo de su libro, China es una amenaza o una esperanza?
-Es una esperanza y no una amenaza. China casi nunca se ha mostrado agresiva, entre otras cosas, debido a su milenaria tradición pacifica, enraizada en pensadores tan importantes para su cultura como Confucio y Lao-Tse o en corrientes filosóficas como el budismo que, aunque originario de la India, estuvo muy presente en el Reino del Centro. La ltima vez que China usó las armas fue hace 34 años en una breve batalla naval contra Vietnam y no lo ha vuelto a hacer. Su crecimiento económico se ha producido sin recurrir a la violencia, sin someter a nadie, sin conquistar ni colonizar ningn territorio. Una dinámica muy diferente a la desarrollada por el resto de imperios conocidos. China se centra en desarrollar el país, comerciando pacíficamente con el mundo; carece del deseo expansionista de los occidentales ni pretende salir de sus fronteras para imponer sus costumbres y modos de vida sociales. La diferencia entre el uno y los otros es notable, y es esperanzadora para poder construir un mundo multipolar en que ningn país intente imponerse sobre los demás. Aunque no se pueda garantizar que nunca se vaya a volver agresiva, todo en su historia, su cultura, su idiosincrasia y sus intereses apuntan en sentido contrario.
-Hace unos días hablé con un traductor de chino y me dijo que China tiene mucho que decir, pero hay tanto ruido alrededor, concretamente tanto ruido mediático, que no se la escucha. Está de acuerdo? No escuchamos a China?
-Sí lo estoy. A los medios occidentales no les interesa ofrecer una imagen de China realista, solamente se muestra un relato preconcebido y distorsionado, que muy poco se parece al real. En un mundo dominado por el capitalismo no se puede permitir, bajo ningn concepto, la imagen de un modelo que se denomine comunista y que funcione o que al menos tenga aspectos de los que otros países del Sur Global puedan sacar lecciones. Es un ejemplo que el capital y las grandes corporaciones que dirigen la política y la información que nos llega tienen que denigrar a toda costa, lo que complica mucho la tarea de conocer el país.
-Cómo valoraría el trato que dan los medios de comunicación españoles a las noticias provenientes de China?
-Siguen básicamente el tratamiento marcado por las grandes corporaciones mediáticas estadounidenses o los supuestos informes que publica y patrocina Estados Unidos, todos ellos muy poco creíbles. La mayoría de medios europeos copian esta tendencia. Puede haber algn medio que tome algo de distancia respecto al relato oficial, pero la tónica general consiste en desprestigiar a China, exacerbando las noticias negativas, silenciando las positivas, reforzando los tópicos sobre el país y difundiendo medias verdades.
-Cree que nos están implantando una especie de sinofobia?
-Hay en marcha una campaña para denigrar a China y crear alarma. Todos tenemos que tener miedo a los movimientos de China, aunque Estados Unidos haga (o haya hecho en el pasado) las mismas acciones. Por otro lado, en el imaginario occidental contina muy viva esa concepción orientalista, que denunció el intelectual palestino Edward Said, por la cual Occidente ve al resto de culturas con cierto complejo de superioridad y condescendencia.
-Hablando de Europa, si leemos los ltimos documentos sobre la estrategia en la región Asía-Pacífico, nos damos cuenta de que la Unión Europea cada vez está más en sintonía con la estrategia estadounidense. Está Bruselas cometiendo un error?
-Sí. Tristemente, la UE no ha sido capaz de mantener una autonomía estratégica que la desvincule de Washington y la OTAN, lo hemos podido comprobar con la guerra en Ucrania y parece que con China lleva el mismo camino. Se aprecian pequeños indicios de que Europa quiere independizarse de la estrategia establecida por Estados Unidos. Aunque, en caso de un conflicto mayor, es difícil determinar qué posición tomarán los países europeos, que en la guerra contra Mosc han cerrado filas en torno a Washington. Esperemos que la Unión Europea consiga mantener una posición diferenciada de los postulados estadounidenses respecto a China.
-En China, la desigualdad es muy acuciante?
-Todavía hay desigualdad: encontramos a unos pocos con inmensas fortunas y a otros muchos con menos poder adquisitivo. Sin embargo, en 2020, se acabó oficialmente con la pobreza extrema, más de 800 millones de personas salieron de ella y hay que añadir que los ltimos 80 millones no han sido fáciles de rescatar porque vivían en las áreas más remotas y con menos oportunidades de trabajo. Para esta labor, Pekín cuenta con una ventaja: los empresarios chinos no son los que manejan el poder ni tienen influencia en las decisiones políticas, a diferencia de Occidente. La gente que dirige el país ha llegado hasta ahí a través de un exigente sistema meritocrático por el que se supone que las mejores cabezas son las que adoptan las decisiones.
-Últimamente en los medios de comunicación occidentales se compara mucho a Xi Jinping con Mao Zedong, hay algo de real en esta comparativa?
-Nada que ver. Xi Jinping pertenece a otra época, son líderes en contextos diferentes. Lo que pasa es que la imagen tanto de China como de Xi Jinping están muy denigradas. Entre los chinos, su presidente tiene muy buena imagen sobre todo por los cambios que ha logrado en estos diez años de mandato. Xi ha impulsado la conciencia ecológica en el país; antes, por encima de todo, lo apremiante era el crecimiento económico. La China de nuestros días es líder en energías renovables y coches eléctricos. Entre 1980 y 2020 se ha duplicado la superficie forestal del país para luchar contra la desertificación. En la ltima década ha mejorado muchísimo la contaminación del aire en el país. También se ha adoptado la construcción de ciudades esponjas, que consiste en crear humedales en el centro del casco urbano y prevenir así las sequías y las inundaciones; ya se están implementando en Pekín y Shanghái. Por otro lado, Xi Jinping ha priorizado la lucha contra la corrupción y la pobreza. Solo por estas tres cosas, es diferente del resto de presidentes, incluso del recién fallecido Jiang Zemin, al que solo le importaba el crecimiento económico y prestaba poca atención a la calidad del aire de las grandes megalópolis.
-Xi Jinping lucha contra la corrupción o se libra de sus adversarios políticos?
-Lucha contra la corrupción. Desde que Xi Jinping llegó al poder se han investigado cinco millones de casos de corrupción tanto a nivel estatal como provincial. Y, claro, se ha condenado a mucha gente, incluso a políticos allegados, pero no está librando una guerra contra sus rivales políticos. Antes de que Xi llegara al poder, muchos dirigentes advertían de que la corrupción podría gangrenar el sistema. La lucha contra ella es además muy popular en el país. La sociedad aprecia este esfuerzo y ha asumido también como algo urgente acabar con los corruptos.
-Y qué ocurre con las recientes manifestaciones contra las medidas anticovid?
-Las medidas anticovid son duras y cansan a la población, que ha salido en varias ciudades a mostrar su descontento. Las protestas no han sido multitudinarias, y, al contrario de lo que pensamos, en China se producen con bastante asiduidad: se han contabilizado unas 490 protestas sectoriales al día. Estas ltimas son significativas, pues han sido a nivel nacional contra una medida del Gobierno central. Escucharon a los manifestantes y aceleraron un proceso ya previsto: el progresivo abandono de las políticas de cero covid. No obstante, una parte de la sociedad ha mostrado su miedo a esta decisión, ya que consideran que es demasiado pronto. Sí se están registrando más contagios, pero la gente parece estar inmunizada y el virus se muestra menos virulento. Si las cifras siguen siendo tan positivas, la estrategia china contra la covid habrá sido un enorme éxito, ya que habrá conseguido evitar las muertes de sus ciudadanos, lo que debería ser el principal objetivo de cualquier gobierno.
Bien. Javier García es un ejemplo de los prochinos de nuevo cuño que están apareciendo muy escasamente en Occidente, pero de forma manifiesta en lo que antes se llamaba tercer mundo. Por nuestra parte, que hemos sido prochinos de los antiguos, de los años 60-70, cuando el maoísmo era bandera revolucionaria; que después hemos abandonado totalmente tales veleidades, rechazando su dogmatismo fanático y sus recetas nefastas; que con el paso del tiempo hemos terminado adoptando la defensa del sistema occidental capitalista casi con parecido entusiasmo que el marxismo-leninismo de antes; y que con la guerra de Ucrania hemos finalmente fundido las crecientes críticas que experimentábamos contra un sistema que en vez de avanzar hacia la democracia plena retrocedía palpablemente, en una disidencia explícita y un euroescepticismo sólido, hace ya años que se abre de nuevo paso un cierto prochinismo distanciado y vigilante, que viene a ser síntesis de las dos anteriores posiciones enfrentadas, que vislumbra ciertas posibilidades a una salida que combine las ventajas del comunismo y del capitalismo sorteando buenamente sus debilidades congénitas.
En la ponencia Los marxista-leninistas y la violencia política. El caso de los prochinos utópicos y el maoísmo fanático en la segunda mitad del siglo XX, `presentada en el XV Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, dedicado a La Historia habitada. Sujetos, procesos y retos de la Historia Contemporánea del
siglo XXI, celebrado en Córdoba entre los días 9 y 11 de septiembre de 2021, concluíamos:
La fiebre maoísta se fue agotando a lo largo de los años 80 y los prochinos abandonaron etiquetas y eslóganes furibundos intentando pegarse más al terreno y ofrecer alternativas válidas. A su decadencia y descomposición colaboró en gran manera la ruptura chino-albanesa, lo cual produjo una escisión en el ya debilitado movimiento marxista-leninista internacional, entre los partidarios de las posiciones del PCCh y del PTA, surgiendo coordinadoras internacionales enfrentadas a la hora de agrupar el maremágnum de siglas rivales.
Ya en la ltima década del siglo pasado los prochinos no eran ni un recuerdo. Hoy día del maoísmo español no queda más rastro que algunas marginales publicaciones en internet. Y sin embargo, parece quizás momento propicio para que resucitaran los prochinos -con planteamientos muy diferentes a los de entonces, naturalmente- ante la consolidación del modelo original post Mao que los comunistas chinos mantienen de momento con enorme éxito.
El modelo chino de capitalismo autoritario, que todo el mundo daba por inviable, se mantiene y hasta se impone en plena crisis de la democracia occidental. El maoísmo nunca ha sido proscrito por el partido comunista chino, y por el contrario sigue siendo la ideología oficial. Podríamos ver en los próximos años tanto a no pocos gobernantes como a variados insurgentes volver a empuñar el Libro Rojo.
Aproximación al libro (del 1 al 10)
Interés, 8
Texto, 7
Edición, 7
Información complementaria, 7
GARCÍA, Javier
China, amenaza o esperanza. La realidad de una revolución pragmática
Akal, Colección A fondo
EAN 9788446052746
ISBN 978-84-460-5274-6
Fecha publicación 21-11-2022
Páginas 204
Formato Rstica