Acercar la zarzuela a los jóvenes no es destrozar el original y adoptar los más zafios tópicos para crear un espectáculo que no pasa de musical malucho. Esta versión es deplorable populismo que ya han visto tres mil adolescentes, empeorando su educación musical y lo que es an más grave su educación ciudadana y personal. El bienintencionado Proyecto Zarza deriva hacia el desastre si no corrige rumbo.
El do de La africana1 es una zarzuela en un acto, divididos en tres cuadros, con msica de Manuel Fernández Caballero y libreto de Miguel Echegaray, que se estrenó en 1893. Su argumento es metateatro, pues una modesta compañía va a representar la ópera LAfricaine (La africana) de Giacomo Meyerbeer, ejemplo de tostón sobrevalorado en aquella época. El empresario Querubini intenta sacar adelante el ltimo ensayo con su esposa -Antonia Antonelli- de soprano protagonista y un tenor novato -José- que está enamorado de ella y aprovecha los ensayos para cortejarla, de lo cual la hija del matrimonio -Amina- informa a su padre despechada, porque a ella le gusta el mozo. Llega la madre del tenor -doña Serafina- en busca del balaperdida de su hijo, y finalmente interviene la autoridad competente restableciendo el orden en la alborotada compañía.
El libreto es muy bueno, muy gracioso, mezcla un italiano macarrónico y un español castizo en diálogos chispeantes y situacione hilarantes. La partitura es de gran categoría y tiene uno de los dos más venerados de la lírica española, con su famosa jota, ejemplo de adaptación de la msica tradicional a la operística. Pero más allá de los muchos méritos de libreto y partitura, se trata de una brillante parodia irónica sobre la pretenciosa grand opéra francesa pasada por el filtro desenfadado de la msica popular española, algo que el género español hará también con el verismo italiano y otros extranjerismos burlándose de la liturgia operística para mostrar así el rostro más cercano y popular y más real del género lírico español frente a los gustos importados.
De todo ello se deduce que si hay alguna pieza de ópera española poco necesitada de cambios y retoques en texto y msica es esta, a la que le basta una simple actualización intemporal para estar vivita y coleando. Si el Proyecto Zarza quiere acercar zarzuela y juventud, tendrá que hacerlo elevando a los jóvenes más valiosos hasta las más elevadas cumbres del género y no rebajando su calidad para llegar a esa amplia mayoría acomodaticia, de gustos vulgares, que conforma todas las generaciones juveniles. Y es que todos estos proyectos de conquistar a los jóvenes para las artes cultas ignoran que la mayor parte de los aficionados actuales han ido llegando a ellos conforme maduraban, a menudo ya talluditos, experimentados y con cierta culturilla.
Pero Susana Gómez se ha sentido capacitada y autorizada por la dirección de este teatro para volver del revés El do de La Africana, corregir el texto de arriba a abajo, cambiar los personajes y dejar lo poco superviviente del original convertido en icebergs errantes flotando en un magma de concurso televisivo, donde un coro de supuestos representantes de la generación a la que se quiere reconciliar con la zarzuela, dan el peor de los ejemplos posibles comportándose como fulanitas y macarritas, con un despliegue de gestos desvergonzados y poses impdicas que es lo que faltaba a nuestros pobres bachilleres de hoy día.
Faltan las palabras para juzgar tan grande desaguisado. La autora del atropello ha plagado el texto de referencias actuales como si un chico de 14 años no pudiera intentar ampliar sus horizontes. Una cosa es limpiar referencias hoy perdidas y otra adoptar el habla coloquial más hortera. Para plantear un horizonte tan romo a ningn chico le compensa pasarse por este teatro. Tenemos que reconocer nuestros prejuicios y desconocimiento sobre un género que todavía tiene mucho que ofrecer al nuevo espectador de teatro musical, confiesa en sus prolijas explicaciones para concluir en que se hace hoy más necesario que nunca rescatar todo lo que de válido tiene el teatro musical en español, que es mucho, y darlo a conocer a los jóvenes de un modo en el que puedan conectarse. Y entonces la pieza se trasmuta en telebasura en vez de rescatar a las víctimas de la telebasura ofreciéndoles una hora de asueto diferente, un estímulo de calidad que les haga ver que hay otros mundos que están en este, que hay dimensiones de excelencia a las que acercarse, que hay algo más allá de la fea existencia.
No vamos a comentar mucho más porque la cuestión de fondo es la importante. Alberto Frías fue protagonista de la anterior entrega del Proyecto Zarza y es un actor experimentado: su voz apuntala el conjunto. Talía del Val viene del mundo del musical y cantando nada mal necesita elevarse hasta la ópera pero no podrá hacerlo con paples como este. Participó en 2015 en Lady be good una de las nefastas incursiones de este teatro en el género del musical comercial (ver nuestra reseña de entonces). En el reparto destacan Felipe Forastiere y Lara Chaves, y está incrustado Mitxel Santamarina -que ya ha intervenido en dos montajes anteriores en este teatro- para generar risas fáciles y aumentar la astracanada. Sonó bien el coro a pesar de las vulgares coreografías, y el pequeño grupo de cámara consiguió acompañar una acción desnortada entre el pop y la charanga, aunque el director musical Miguel Huertas no impuso el ritmo dinámico y alegre que exige la partitura original, desconcertado el pobre en el marasmo discotequeril.
La segunda entrega del Proyecto Zarza empeora mucho la primera, una aceptable La Revoltosa programada hace un año justo (ver nuestra reseña de entonces).
Una mala idea de partida puede arruinar un conjunto de aportaciones aceptables. El do de La Africana es un intento fallido de rejuvenecer una zarzuela. Más bien la envejece cruelmente, porque no hay nada más viejo que el artificial rejuvenecimiento.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 4
Adaptación, 4
Dirección musical, 6
Dirección de escena, 6
Voces, 6
Producción, 6
TEATRO DE LA ZARZUELA PROYECTO ZARZA
EL DÚO DE LA AFRICANA
Zarzuela cómica en un acto
Msica de MANUEL FERNNDEZ CABALLERO
Libreto de Miguel Echegaray, en versión libre de Susana Gómez
Estrenada en el Teatro de Apolo de Madrid, el 13 de mayo de 1893
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
Ficha Artística:
Dirección musical
Miguel Huertas
Dirección de escena
Susana Gómez
Escenografía
Elisa Sanz
Vestuario
Gabriela Salaverri
Iluminación
Alfonso Malanda
Coreografía
Ferran Carvajal
Reparto:
TONI
Talía del Val
JOSÉ
Alberto Frías
RUBINI
Felipe Forastiere
FINA
Lara Chaves
AMINA
Cielo Ferrández
INO
Natán Segado
EL CANTANTE
David Pérez
SINFOROSO
Mitxel Santamarina
INSPECTOR DE RIESGOS LABORALES
José Luis Fernández
Compañía
Cristina García, Cristina Teijeiro, Lara Sagastizábal, María Arévalo, María José Garrido, Paula Moncada, ngel Martínez, Ral Ortiz, Robert Matchez
Msicos
Jorge Díaz (Violín), Iria Rodríguez (Violín), Adrián Arechavala (Viola), Laura Algueró (Violonchelo), Raquel De la Cruz (Contrabajo), Carmen Terol (Flauta), Roberto Fernández (Percusión)
Fechas y Horarios
Funciones escolares: 28 de febrero y 1, 2, 6 y 7 de marzo de 2018, a las 10:00 h. y 12:30 h. (el 2 de marzo solo a las 10:00 h.)
Funciones abiertas: 2 y 3 de marzo de 2018, a las 19:00 h.; 4 de marzo de 2018, a las 12:00 h.
Al finalizar se realizará un coloquio de 20 minutos.