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Siete años y un día
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Siete años y un día

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
lunes 08 de octubre de 2018, 01:00h

Fue una película de éxito hace dos años y por sus características debía terminar en un escenario. Daniel Veronese la ha versionado para el teatro y la dirige con su saber de siempre. Una comedia negra y actualísima con corruptelas empresariales, evasión de impuestos, dinero negro y un personaje novedoso, el mediador de conflictos. Pero sobre todo retrato fiel de amistades falsas, apariencias fingidas, sinceridades tardías y vidas vacías.

El staff dirigente de una próspera empresa española fabricante de software se rene de urgencia y en secreto un fin de semana en la sede sabedores de que los inspectores de Hacienda han detectado sus irregularidades y van a ser detenidos y condenados casi con seguridad a siete años de cárcel. Para evitar ir los cuatro a la cárcel han decidido que solo uno se declare culpable y libere al resto. Y para ello llaman a un intermediario profesional de los que se dedican a mediar en disputas empresariales y judiciales. Serán noventa minutos dramáticos y hasta tragicómicos en los que saldrá a la luz la verdad de sus relaciones, el trasfondo de sus personalidades, bajezas, defectos, traiciones con tal de librarse de ser el pagano.

La adaptación de Veronese es perfecta en este subgénero de comedia urbana, en el justo medio entre el teatro pretencioso o de tesis y el teatro comercial facilón y chabacano. Con una puesta en escena somera y con un reparto tan bien dirigido y con tan buen trabajo, que todo parece real, que en momentos sientes que estás allí mismo, entre ellos, que el muro entre ficción y realidad ha desaparecido.

Miguel Rellán, Carmen Ruiz, Eloy Azorín, Juan Carlos Vellido y Daniel Pérez Prada tienen casi todo el mérito de parecer cualquiera de nosotros. Aunque la trama sea un tanto artificial la acción se desarrolla creíble, vivaz, auténtica. Y el desenlace no es ninguno de los que el espectador va suponiendo aunque también resulte de película y la voz telefónica de cierre apenas se entienda.

Más allá de la pieza surgen algunas consideraciones como el que el delito fiscal sea contemplado como si no lo fuera, colaborando al mal ejemplo que fomenta la industria del entretenimiento, y que quede muy solapado el verdadero mérito de la pieza, hurgar en eso que llamamos amistad y que es solo basura y conveniencia, desnudar ese mundo de apariencias y mentiras que forma el exterior de nuestra personalidad ocultando quién somos hasta a nosotros mismos, penetrar ligeramente en esa jungla del mundo empresarial y las relaciones laborales, y presentar un personaje que no encaja, que duda, que es capaz de remordimientos, que es frágil oveja entre los lobos, ese programador en la cuerda floja vital, que encarna muy bien Eloy Azorín.

Bienvenidas piezas como esta, honestas, observadoras, entretenidas pero con un toque reflexivo, que gustan al pblico y llenan los teatros como en la velada de ayer.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Versión, 8
Dirección, 8
Puesta en escena, 7
Interpretación, 8
Producción, 7
Documentación para los medios, n/h
Programa de mano, 5


Teatros del Canal
7 años
Versión y dirección de Daniel Veronese
Del 4 de octubre al 4 de noviembre de 2018

Reparto: Miguel Rellán, Carmen Ruiz, Eloy Azorín, Juan Carlos Vellido, Daniel Pérez Prada.

Una obra basada en la película original de Netflix
Sala Verde. Duración: 1h 35min
Producción: VERTEATRO / PRODUCCIONES TEATRALES CONTEMPORNEAS.

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