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El gran teatro que sigue siendo el mundo
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El gran teatro que sigue siendo el mundo

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
viernes 04 de octubre de 2024, 01:00h

Esta sutil producción de la compañía nacional de teatro clásico es un acercamiento validísimo a todo lo que de vigente, imperecedero e iluminador tiene an nuestro insigne Pedro Calderón de la Barca. Tanto por contenido como por presentación, se trata de una propuesta de altura, de las que todavía merecen la pena al espectador exigente.

Este cura tardío que vivió de 1600 a 1681 detectó el poder de un escenario para crear fantasías y transmitir idearios, para hacer soñar y pensar. Hijo de la Contrarreforma tenía que satisfacer las necesidades dogmáticas que la Iglesia de su tiempo imponía al tiempo que empujaba al pblico a ser conscientes más allá de la obediencia ciega y permitirse más amplias cotas de reflexión, abrazando la humanidad sin distinciones. La genial osadía de Calderón de convertir la visita de Dios al mundo para que organice una función de teatro con los humanos como actores va a permitirle plasmar buena parte de las tensiones filosóficas que ocupaban las mentes de sus conciudadanos y que siguen ocupando las nuestras, puesto que no hemos sido capaces de renunciar a preguntarnos por el sentido de nuestra vida y qué valores la ordenan, cree Homar que añade que Calderón intenta sustituir la obediencia por la consciencia, vemos como humaniza a Dios, cómo la culpa es sustituida por la clemencia, cómo la religión no puede ser impuesta por el poder, vemos, en fin, cómo la libertad del ser humano necesita de unos valores para vivir en comunidad y esos valores dependen de nuestra propia libertad de conciencia.

El director de la pieza y de la CNTC hasta que termine el año, llamó en su ayuda a un experto en espiritualidades, el sacerdote Pablo dOrs, fundador en 2014 de la asociación Amigos del Desierto, cuya finalidad es profundizar y difundir la dimensión contemplativa de la vida cristiana, y miembro del Pontificio Consejo de la Cultura por designación del Papa, quien cree que Calderón nos quería decir que no es indiferente vivir de una u otra forma y que de algn modo a este mundo, nos guste o no, hemos venido a representar un papel, poniendo sobre la mesa la cuestión del destino y de la misión humana: Quizá el autor fuera un auténtico profeta y, como se empieza a decir en la física cuántica de la actualidad, todo lo que vemos es ilusorio y el mundo no es sino una simulación.

La puesta en escena reproduce fielmente un planteamiento de hace cuatro siglos sin temor a parecer naif o anticuado. Un autor pintoresco -Dios- encarga a un escenógrafo -el mundo- que ponga en escena su creación por medio de seis personajes -el pobre, el rico, el labriego, el rey, la hermosura y la discreción- el gran teatro que es nuestra existencia, sin que falte un niño no nacido representando la inocencia original y el orden natural que no deja de aconsejar a los figurantes: Ama al otro como a ti, y obra bien, que Dios es Dios. La dramaturgia coloca a Dios y a la Ley por las alturas y hace desfilar con frecuencia a los personajes por los pasillos del patio de butacas. La escenografía es puro telón de gasa y nubes humeantes que gracias a la excepcional iluminación de Pedro Yage toman vida y protagonismo, ayudados por una sugerente composición musical de Xavier Albertí que el percusionista Pablo Sánchez Sogorb ejecuta en directo.

Rayos y truenos asegurados, seismos y desgarros celestes en su debido tiempo, toco queda a cargo del reparto, introducido con un vestuario brillante de Deborah Macías que luego se queda en tnicas blancas, y precisos movimientos escénicos a cargo de Pau Arán. Con una acertadísima dicción general del verso para que sea voz y palabra -siempre Vicente Fuentes- la conmoción está servida: Carlota Gaviño reparte con autoridad papeles y ornamentos y Clara Altarriba, Pilar Gómez, Yolanda de la Hoz y Aisa Pérez comparten una buena representación femenina. Jorge Merino es el tontorrón de sangre real y Pablo Chaves un rico caricaturizado en exceso. Interpretar al mismo dios santísimo bajado del cielo no es fácil y Antonio Comas lo representa campechano y hasta juguetón. Sus cantos desde los palcos mandando a los personajes al sepulcro quizás sean lo menos logrado del papel.

El mérito principal del montaje es que podamos contemplarlo con naturalidad a pesar de ser un tema tan difícil, que podamos aceptarlo como viable y que incluso el mayor de los descreídos y el más impenitente de los materialistas nada dialécticos lo admita y hasta lo aplauda. Es el Mundo el que dice las palabras finales en el texto de Calderón: Y pues representaciones es aquesta vida toda, merezca alcanzar perdón de las unas y las otras. Y es Homar el que hace subir a la mesa del Señor a todos los personajes incluido el Rico desterrado al infierno. Que ya no tenemos por el dinero el desprecio de aquellos severos jueces de la contrarreforma católica. Y tocan chirimías, cantando el Tantum ergo muchas veces apunta Calderón.

El tópico literario del Theatrum mundi donde cada ser humano representa un papel , la imagen de la vida humana como un teatro, puede rastrearse desde la Antigedad en los filósofos pitagóricos. Hace más de una década ya se estrelló Carlos Saura con este auto sacramental (ver nuestra reseña de entonces). La propuesta actual se estrenó en julio pasado en el festival de Almagro y este jueves en su estreno en Madrid recibió confirmación plena. Es una lectura de Calderón con modestia y sin alharacas, primando la sencillez candorosa sobre la tentación barroca, subrayando el contenido sobre el continente.

El mundo, la vida, siguen siendo una representación teatral en la que los papeles se han repartido aleatoriamente pero que la caída del telón igualará para siempre. Vano consuelo, dirán. Pero además, y para empeorarlo, los debemos interpretar en un escenario donde nada es lo que parece y todo es una simulación. Pero en esa segunda parte del embrollo no quiso o no pudo entrar Calderón.

VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 9
Texto: 9
Dirección: 9
Interpretación: 8
Escenografía: 7
Iluminación: 9
Producción: 9
Programa de mano: 9
Documentación a los medios: 8

COMPAÑÍA NACIONAL DE TEATRO CLSICO
Teatro de la Comedia
El GRAN TEATRO DEL MUNDO
Un auto sacramental de Calderón de la Barca.
Dirigida por Lluís Homar
Del 3 de octubre al 24 de noviembre de 2024

Reparto (por orden alfabético)
Clara Altarriba Pobre
Pablo Chaves Rico
Malena Casado Niño
Antonio Comas Autor
Carlota Gaviño Mundo
Pilar Gómez Labrador
Yolanda de la Hoz Hermosura
Chupi Llorente Ley de Gracia
Jorge Merino Rey
Aisa Pérez Discreción
Pablo Sánchez Sogorb Percusionista

Equipo artístico
LLuís Homar Dirección y dramaturgia
Xavier Albertí Composición, dirección musical y dramaturgia
Brenda Escobedo Dramaturgista
Vicente Fuentes Voz y palabra
Elisa Sanz Escenografía
Pedro Yage Iluminación
Deborah Macías Vestuario
Pau Arán Movimiento escénico
Producción Compañía Nacional de Teatro Clásico

De martes a domingo a las 20:00
Duración: 80 min. aprox.
Encuentro con el pblico:
Miércoles, 23 de octubre 2024
Teatro de la Comedia
Calle Príncipe, 14, 28012, Madrid.

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