Cuando se es factótum de una profesión todo son halagos y eso termina produciendo desvaríos. Esta ‘La gramática’ de Ernesto Caballero parte de una anécdota descabellada, y enhebra ocurrencias para improvisar un diálogo de ochenta minutos que aburre por convencional e irrita por osado. Con una puesta en escena fea y desangelada, es una producción barata para hacer caja y una propuesta sin sentido.
Gramática parda es una expresión o paremia que describe por extensión la habilidad de personas que salen airosas de situaciones comprometidas, y eso pese a meterse en camisa de once varas. Caballero a sus 66 tacos no se jubila y lo tiene todo en el teatro de estos días: un montón de premios, decenas de montajes en tres décadas y tarima en la escuela de arte dramático, tras ser director entre 2012 y 2019 de este CDN donde su sucesor no ha dudado en programar este su último texto dramático de los cincuenta que dice haber escrito y casi todos estrenado.
O sea, gran bagaje; y merecido, además, pues baste citar que antes de esta malograda comedieta, había dirigido buenos montajes de ‘Madre Coraje’, de Bertolt Brecht en su CDN y ‘Esta noche se improvisa’ de Luigi Pirandello en el Español. Y qué le ha pasado pues para meterse en este berenjenal; acaso aspira a entrar también en la RAE como su colega Mayorga. Pero el tema del lenguaje, del hablar y del escribir bien o mal, de los criterios para valorarlo, de lo que es hablar de forma erudita o educada o popular o vulgar o grosera, de la relación entre la gramática y el lenguaje corriente, y de los misterios seculares de la lingüística, sus corrientes y escuelas contrapuestas, para no mentar fonética, prosodia, ortografía, morfosintaxis y otras disciplinas, no es baladí y se resiste a improvisaciones.
Por culpa de un inesperado accidente, una de las mujeres de la limpieza que trabaja en la RAE se convierte en una consumada erudita de la lengua y la gramática. Le trae tantos problemas que se decide a consultar a un psicólogo que se las da de neurocientífico, y este la somete a un singular proceso de desprogramación lingüística para volver a hablar como hablaba, y sobre todo para no meterse en cómo lo hacen los demás, y de nuevo ser aceptada por el rebaño, digo por una sociedad que habla y escribe con los comunes defectos que sabemos, y donde quien lo hace bien despierta envidia en vez de respeto.
Dice el autor que la obra es una sátira que homenajea nuestra relación con nuestro patrimonio más sólido, la lengua. Pero si fuera o fuese una sátira, lo sería más de quien bien se expresa que de quien balbucea., con lo que maldita su contribución a elevar el nivel del expresarse colectivo a pesar de que se presente como ‘retrato ácido de la España actual, carne de telerrealidad, que destapa el empobrecimiento de nuestra lengua y dispara con exquisita puntería a algunos de sus culpables’. Pues sinceramente, solo vimos y sufrimos una comedieta convencional, de hacer reir con todos los trucos del oficio, que va pasando de un tema a otro caprichosamente, y que se apoya en lo que dice criticar, el famoseo televisivo de sus dos protagonistas, y especialmente en el buen hacer, variedad de registros, energía actoral y buena presencia de María Adánez, cuyo currículo le atribuye una docena de subidas a las tablas desde que debutara a los siete años, y de la que recordamos un buen desempeño como la protagonista de ‘Insolación’ de doña Pardo Bazán en 2016 (ver la reseña de entonces).
Escenografía, video, iluminación y vestuario son discretos y discutibles, y quizás el sonido de don Ernesto y Pablo Quijano sea lo mejor para un pequeño escenario con espectadores también en los laterales, que no tiene nada que ver con el consultorio de un médico y en el que unos brutales fogonazos de luz estroboscópica desde arriba y abajo pudiera ser las ‘pinceladas de parábola distópica’ que se atribuyen. Este miércoles la sala estaba llena y el personal aplaudió a rabiar. No nos quejemos del teatro que vemos, quejémonos de que la fuerza se le va en la promoción y la promoción ha conseguido un público adocenado que aplaude lo que le echen. Un castizo nos diría que en esta modesta guía estamos más por fuera que ombligo de vedete.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 5
Texto, 6
Dirección, 6
Interpretación, 7
Escenografía, 5
Producción, 5
Programa de mano, 8
Documentación a los medios, 6
Nave 10 – Matadero / Sala Max Aub
La gramática
29 de noviembre al 22 de diciembre
Dramaturgia y dirección Ernesto Caballero
Con María Adánez y José Troncoso
Diseño de espacio escénico y videoescena Víctor Longás
diseño de iluminación Paco Ariza
diseño de sonido Ernesto Caballero y Pablo Quijano
diseño de vestuario Anna Tussell
ayudante de dirección
Pablo Quijano
Una producción de Focus (dirección de producción Maite Pijuán y producción ejecutiva Rafa Romero de Ávila).
Precio 21€
Duración 80 minutos
Martes a domingo / 19:30h .