José Catalán Deus
De ser considerada desastrosa, hasta colocarla entre las cuatro mejores óperas de todos los tiempos, Borís Godunov, la ópera de Modest Petrovich Musorgski, basada en el drama del mismo título de Aleksandr Serguéievich Pushkin, ha recorrido en un siglo la distancia del cero al infinito. Su estreno el sábado 27 de septiembre en el Teatro Real para abrir la temporada, viene a confirmarlo una vez más. Un trueno poético que comienza y termina con un solo de fagot.
No tiene nada que ver con las florituras y disparates de la msica y la trama del bel canto italiano. Responde a eso que se entiende en el mundo por lo ruso -drama con vodka, fatalismo romántico, dolor y exceso- y es el sueño de los cantantes masculinos bajos y barítonos. Pocas óperas hay sin divas mandonas y ésta es una donde sólo hay una soprano y pasa por el segundo acto casi de puntillas. Entramos en el dominio de las profundas y cavernosas voces masculinas por excelencia, de los graves varones que atruenan con sus iras y sus quejas y sus logros y sus tramas, todo tan sonoro, todo tan intil y perecedero.
Estamos ante una ópera de incluso grandes dimensiones para las grandes dimensiones que siempre alcanza el género; una ópera con 18 solistas, de la que han existido hasta siete versiones. El Real vuelve a los orígenes y lo hace con autoridad y maestría.
Boris Godunov fue estrenada el 27 de enero de 1874, en Teatro Mariinsky de San Petersburgo, y se basa en la historia del zar Borís Godunov, hombre de confianza del zar Iván el Terrible, que cuando éste muere habría mandado asesinar a su hijo Dimitri para ocupar el trono de todas las Rusias en 1598. Hoy se cree que tal crimen no existió, como falsas son casi todas las cosas que nos ha venido diciendo la historia hasta ahora, falsedades de las que ha sacado sus mejores argumentos la literatura universal para forjar mitos y arquetipos que deberán terminar en una enorme papelera.
Se trata nuevamente, no esperemos más para decirlo, de un acontecimiento inolvidable e irrepetible este Boris Godunov madrileño, de 150 minutos de belleza sonora y visual, de todo eso que hace a la ópera el mayor espectáculo concebido hasta el momento por los humanos.
Mussorgski escribió una primera versión en 1869, dividida en cuatro partes (siete escenas), pero fue rechazada por la Dirección de los teatros imperiales. Mucho más sintética e intensa que la ópera italianizante en boga en aquella época, el teatro alegó falta de los elementos básicos de la trama de una ópera seria, como un personaje femenino y, por tanto, la inexistencia de una intriga amorosa. El dato curioso es que no la censuraron por motivos políticos, pues en la ópera, en realidad, no se habla de otra cosa más que de política, de un pueblo doliente y abandonado, de unas intrigas horribles en la cspide de poder, de una iglesia anestesiante y opresora.
La dirección musical de Eduardo López Cobos parece impecable, un trabajo realmente profundo sobre la partitura original, que con nuestros escasos conocimientos somos incapaces de distinguir en sus aportaciones al largo rosario que ha reivindicado la partitura original. El coro de Jordi Casas, esta vez incluso ampliado, vuelve a estar a la mayor altura posible, tanto musical como visualmente. Y la dirección de escena debe ser considerada también excelente, aunque el envoltorio visual de este espectáculo pueda saber a poco.
Y es que el escenógrafo Luis Arroyo ha explicado repetidamente que la idea de Klaus Michael Grber, su colaboradora Elle Hammer y él mismo, es la contraria de la dictadura escénica imperante. Quieren pasar más bien desapercibidos, cediendo gustosamente el protagonismo a la msica y la lírica, quieren concentrar, no distraer; ayudar, no competir. Tarea bien encomiable y escasa en todas las bellas artes. Pero acostumbrados a los excesos que permiten escenarios y maquinarias nicas como las de este Teatro Real, su minimalismo puede saber como decimos, un poco a poco. Aunque la cueva del monje escriba Pimen en el acto primero, -recreación de los cuadros de Patinir que pueden verse en el Museo del Prado a un par de kilómetros del Teatro-, sea de lo mejor que uno haya visto en los escenarios.
Arroyo colabora estrechamente con Grber desde 1967 y ambos son partidarios de no confundir un escenario con una galería de arte. El Teatro Real no ha proporcionado an fotografías de este Boris Godunov que se estrena en Madrid.
López Cobos considera que Musorkski se adelantó medio siglo a su tiempo con esta ópera donde manda la prosa, en la que emplea medios simples para sensibilidades refinadas, como juzgó Debussy, en la que habla de lo mejor y de lo peor que los humanos llevamos dentro. La orquestación no tiene gradiosidad, parece sencilla, pero va directa al corazón. Capta la esencia del alma rusa como si se tratara de un tratado psicoanalítico, opina López Cobos.
El compositor ruso revisó la ópera y produjo otra versión en 1872, dividida en un prólogo y cuatro actos (nueve escenas). Gracias a la ayuda de Nikolai Rubinstein y del director de orquesta Eduard Nápravník, que ofrecieron ejecuciones de escenas de la obra en formato de concierto, la segunda versión de la obra pudo subir a los escenarios el 21 de enero de 1874.
Borís Godunov fue reorganizada y orquestada dos veces por Nikolái Rimski-Kórsakov (1896 y 1908) y una por Dmitri Shostakovich. Las versiones de Kórsakov son las más interpretadas en Rusia, mientras que las originales de Msorgsky, mucho más oscuras y de acuerdo con los críticos más ajustadas a la historia, son las más interpretadas en Europa y América. En 1997 la Ópera del Teatro Kírov realizó una grabación de ambas versiones bajo la dirección de Valeri Gergiev.
Los dos intérpretes del personaje central, los bajos Samuel Ramey -un yanqui consagrado en el papel- y Roberto Scandiuzzi -un italiano que se estrena en el mismo- coinciden en que no hay dos Boris Godunov iguales, en que es un personaje tan complejo y extenso que siempre puede sorprender.
Esta obra maestra de la msica nacional rusa, con libreto del mismo compositor basado en el drama histórico de Alexander Pushkin y la Historia del Imperio Ruso de Nikolai Karamzin, fue comenzada por Musorgski en 1868 y quedó terminada a finales del año siguiente, siendo presentada al comité de lectura del Teatro Mariinski de San Petersburgo, que la rechazó alegando que estaba demasiado alejada de la estética de la época y que las soluciones presentadas por el compositor resultaban innovadoras y atrevidas. También le acusaban de que faltaba un personaje femenino de enjundia, así como una historia de amor. La ópera fue presentada de nuevo en 1872, con importantes cortes y la introducción del llamado acto polaco. También en este caso fue rechazada la obra, pero las interpretaciones de algunos fragmentos por cantantes del teatro imperial hicieron conocer la originalidad y grandeza de la partitura, que finalmente subió a escena el 27 de enero de 1874, con la orquestación de Nikolai Rimski-Kórsakov.
Esta nueva producción, que sigue la edición de Pavel Lamm a partir de los manuscritos originales del compositor, presenta la obra en la segunda versión de Musorgski, aunque sin el acto polaco y con la incorporación de la Escena de San Basilio de 1869. La producción recibió el Premio de la Crítica Francesa cuando se estrenó en Bruselas en 2006. Supone el tercer trabajo en el Teatro Real del director de escena alemán Klaus Michael Grber y el segundo de uno de nuestros pintores más internacionales, Eduardo Arroyo, después del éxito de Desde la casa de los muertos de Janácek. Jess López Cobos aborda esta imponente partitura, al frente de un reparto encabezado por dos de los bajos más cotizados de hoy, el norteamericano Samuel Ramey (en su presentación operística en Madrid, después de haber triunfado con este papel en los principales escenarios internacionales) y el italiano Roberto Scandiuzzi (que encarna por primera vez al atormentado zar, tras su triunfal Dosifei de Jovánschina en Florencia y en el Met neoyorquino), junto a otros destacados nombres de absoluta garantía en este repertorio como son Anatoli Kotscherga, Vladimir Matorin, Vladimir Ognovenko, Vsevolod Grivnov, Vasily Gerello y Misha Didyk.
Como complemento a las representaciones de Borís Godunov, el Teatro Real estrenará en la Sala Gayarre, los días 23 y 24 de octubre, El casamiento, ópera en un acto de Musorgski, que el autor dejó inconclusa, aunque llevaba muy avanzada la segunda parte, para volcarse de lleno en su Borís. Con libreto de Nikolai Gogol y finalizada por Alexander Cherepnin, la versión que veremos en el Real será reducida, para solistas y un piano, con dirección musical de Ricardo Bini y escénica de Tomás Muñoz. La ópera estará interpretada por un reparto encabezado por Soledad Cardoso, Alicia Berry, Marina Makhmoutova, Isidro Anaya, José Manuel Montero, Gloria Amil e Ivo Stanchev.
BORÍS GODUNOV
Modest Musorgski (1839-1881)
Ópera en un prólogo y tres actos (ocho escenas)
Versión original de Musorgski (1869-72) revisada por Pavel Lamm
Libreto de Modest Musorgski segn el drama homónimo de Alexander Pushkin
Nueva producción del Teatro Real, en coproducción con el Théâtre de La Monnaie de Bruselas y la Opéra national du Rhin.
Director musical Jess López Cobos
Director de escena Klaus Michael Grber
Colaboradora del director de escena Ellen Hammer
Escenógrafo Eduardo Arroyo
Figurinista Rudy Sabounghi
Iluminador Dominique Borrini
Borís Godunov (barítono o bajo) Samuel Ramey* (Sep. 29. Oct.2,4,7,9, 12, 14, 17)
Roberto Scandiuzzi (Oct. 1, 6, 10, 15)
Fiódor (mezzosprano) Maria Gortsevskaya*
Yenia (soprano) Marina Zyatkova*
La nodriza de Yenia (mezzosprano) Raquel Pierotti
El príncipe Shuiski (tenor) Stephan Rgamer (Sep.29. Oct.2, 4, 7, 9, 12, 14, 17)
Donald Kaasch* (Oct. 1, 6, 10, 15)
Andrei Chelkalov (barítono) Vasily Gerello
Pimen (bajo) Anatoli Kotscherga* (Sep. 29. Oct. 2, 4, 7, 9, 12, 14, 17)
Arutjun Kotchinian* (Oct. 1, 6, 10, 15)
Grigori (tenor) Misha Didyk* (Sep. 29. Oct. 2, 4, 7, 9, 12, 14, 17)
Vsevolod Grivnov* (Oct. 1, 6, 10, 15)
Varlaam (bajo) Vladimir Matorin*
Misaíl (tenor) Alexander Podbolotov*
La tabernera (mezzosprano) Itxaro Mentxaka
El inocente (tenor) Dmitri Voropaev*
Nikitich, un oficial de policia (bajo) Robert Pomakov*
Mitiushka (bajo) Josep Ribot
El boyardo de la corte (tenor) ngel Rodríguez
El boyardo Kruschov (tenor) Tomeu Bibiloni
Levitski (bajo) Carlo Szmererédy
Chermikovski (bajo) Miguel Borrallo
REALIZACIONES
Escenografía Théâtre de La Monnaie de Bruselas
y la Opéra national du Rhin y Clem
Vestuario y utilería Théâtre de La Monnaie
Caracterización Teatro Real
Pelucas Théâtre de La Monnaie y Teatro Real
Calzado Teatro Real
Edición musical Breitkopf & Härtel, Editores y Propietarios
Coro de Niños de la Comunidad de Madrid
CORO Y ORQUESTA TITULAR DEL TEATRO REAL
Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid
Funciones:
Septiembre: 29
Octubre: 1, 2, 4, 6, 7, 9, 10, 12, 14, 15, 17
20.00 horas; domingo, 18.00 horas
Duración aproximada:
Primera parte: 1 hora y 35 min.
Pausa de 25 min.
Segunda parte: 50 min.
La función del día 7 será retransmitida en directo por Radio Clásica de Radio Nacional de España
* Por primera vez en el Teatro Real
Por primera vez en este papel