Dieciocho años después de su estreno, el Ballet Nacional de España vuelve a presentar esta sobresaliente pieza de su repertorio histórico, con idea original, libreto y dirección de escena de Paco López y coreografía de Javier Latorre sobre msicas de Mauricio Sotelo y Juan Manuel Cañizares al hilo de la partitura original de Manuel de Falla. Lo merece muy mucho.
Se trata de un ballet inspirado en la peripecia artística y existencial del bailaor Félix Fernández García apodado El loco, contratado por el sacrosanto Shergéi Diaghilev con vistas al estreno de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla por su célebre compañía, los Ballets Russes. Poco de cierto se sabe de las vicisitudes de esa experiencia -mezcla de recuerdos vagos de otros y leyenda del gremio- salvo que tres meses antes del estreno en julio de 1919 Félix desaparece de forma repentina y tras vagar sin rumbo por las calles la policía lo encuentra días después en la iglesia de Saint-Martin-in-the-Fields: algunos vecinos, escandalizados, han dado el aviso de que un hombre andrajoso, casi desnudo, baila como un poseso en el interior del templo. Lo detienen y lo conducen a veinte kilómetros de la capital, al The Epsom Cluster, un conjunto de cinco hospitales psiquiátricos en el que el primero de ellos, el manicomio The Manor Asylum, funcionaba desde 1899. El internamiento es inmediato. El diagnóstico médico, esquizofrenia catatónica. Nunca saldrá de la institución y en ella morirá en 1941.
Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España, dice: Tiene una gran importancia para la historia de la danza española. El argumento de este ballet cuenta una historia real. El montaje de El sombrero de tres picos para los Ballets Russes. En él intervinieron Manuel de Falla, Pablo Picasso y Félix Fernández, un bailaor que tendría una labor fundamental en esta nueva creación: poner el estilo y carácter de la danza española y el flamenco en ese ballet. El BNE tiene muchos ballet de argumento, pero casi todos son con intérprete femenina. Con El loco se pone en primer plano la figura de un personaje masculino.
El equipo creativo de entonces repite ahora al completo en un espectáculo de danza sobre el mundo de la danza, con el peso decisorio de la difusa frontera entre genialidad y locura. Paco López cree que la reposición ha permitido profundizar en la manera de contar la historia y, sobre todo, en una creación de los personajes más rica y satisfactoria para todos, y que se trata de una fabulación autobiográfica que nunca existió: todo nos llega desde la memoria distorsionada de Félix; desde la confusión de su recuerdo fragmentado, obsesivo; desde su mirada esquizofrénica sobre un mundo extraño, enemigo.
Por su parte, Javier Latorre reconoce que la obra ha cambiado en ciertos aspectos: La experiencia adquirida en estos 18 años nos ha dado una visión mucho más clara y rica de la que teníamos. Hay alguna msica nueva, coreografías nuevas y una actualización profunda del lenguaje dancístico y coreográfico. Creo que es una versión 2.0 mucho más completa que la primera. Y añade: La locura, en su justa medida, es un requisito indispensable para dedicarse a cualquier actividad artística. Es muy poco lo que hay escrito acerca de Félix y variadas las versiones acerca de lo que le ocurrió realmente. Esto que, en principio, pudiera parecer un lastre a la hora de construir la obra ha permitido, al final, que las imaginaciones volaran y que el resultado no estuviera sujeto a concreciones históricas ni a comparaciones efímeras.
Siendo, como sabemos, muy difíciles los espectáculos de danza temáticos, el contar historias a través del baile, este ballet lo hace de forma muy acertada, sobre un libreto impecable, con una puesta en escena a la altura de las buenas producciones operísticas. De partida, una partitura compleja que ana msica clásica actual con la de ballet de su época dorada, con un puente flamenco que presenta tradición reelaborada. Sotelo ocupa unos cincuenta minutos con un prólogo y un epílogo muy acertados, Cañizares reelabora los veinte minutos del café concierto con una guajira, un garrotín, unas alegrías, una farruca y un apunte de otra, un flamenco muy clásico, de la época de Chacón y Manuel Torre, con cantaores, guitarristas y algn palmero, pero revisitado, y le quedan a la partitura original de Falla veinte minutos para recordarnos su pieza emblemática. El resultado es una banda sonora en un continuum de excelencia. La orquesta tuvo una velada de las buenas y la dirección musical de Manuel Coves fue impecable. Y sobre ella una coreografía precisa, riquísima en expresiones tan variadas, siempre ligada a la msica y a la trama.
Podría criticarse que se ha prolongado en exceso, que sin la largura de la zambra del café cantante -el aspecto más convencional de la propuesta- y el intermedio, que es casi siempre un coitus intrerruptus, hubiera podido condensarse en noventa minutos an más intensos. Podría alabarse la escena en la que Félix y Massine descubren el uno al otro y enfrentan el espíritu y las formas del baile español y el ballet francés como una deslumbrante metáfora visual de tan peliagudo asunto, así como el despliegue luminoso que abre la evocación del estreno de la pieza con los inigualables figurines de Picasso como un momento glorioso del arte de la iluminación escénica. Y así muchos detalles y aspectos de un espectáculo de riqueza inusual. Pero es forzoso sintetizar: y la síntesis llega casi al sobresaliente.
José Manuel Benítez ciertamente expresó con contundencia la desgraciada evolución del bailaor Félix en un papel muy exigente física y mentalmente que hubiera necesitado un asesor actoral para rizar el rizo. Excelentes Karsavina de Miriam Mendoza y Massine de Carlos Sánchez.
Un rescate justo y necesario.
Aproximación a la propuesta (valoración del 1 al 10)
Interés: 9
Libreto: 8
Msica: 8
Coreografía: 8
Puesta en escena: 8
Interpretación: 8
Producción: 8
Programa de mano: 8
Documentación a los medios: 0
BALLET NACIONAL DE ESPAÑA
Teatro de la Zartzuela
El loco
Idea original, libreto y dirección de escena Paco López
Coreografía Javier Latorre
Msica Manuel de Falla, Mauricio Sotelo y Juan Manuel Cañizares
Del 26 de noviembre al 22 de diciembre de 2022
Estrenada el 6 de septiembre de 2004 en el Teatro Real de Madrid.
Dirección Musical Manuel Coves
Diseño de escenografía y vestuario Jess Ruiz
Diseño iluminación Nicolás Fischtel (AAI)
Orquesta de la Comunidad de Madrid (ORCAM)
Msicos flamencos del BNE
Msicos invitados Juan M. Jiménez (Saxo), Agustín Diassera (Percusión), Juan José Amador El Perre (Cantaor)
9, 10, 11, 14, 15, 16, 17, 18, 21 y 22 de diciembre de 2022
20:00 horas (domingos, a las 18:00 horas).