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Vendrán días peores, por J.C.Deus

Vendrán días peores, por J.C.Deus

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
domingo 01 de febrero de 2009, 01:00h

Una pieza que lleva veinte años por esos escenarios tiene que tener algo que lo explique. Ésta sería una comedieta más de tiradillos y colgadas, sin una lírica sutil que la eleva sobre los botes de cerveza y los perros del vecindario, sin una poética disimulada entre las dos demenciales opciones que se abren ante sus protagonistas, la de fundar una iglesia o la de entrar en la mafia, sin un humor inteligente que rescata de la astracanada a este grupo de jóvenes sin apenas fuerza para salir de la miseria apoltronada a la que cada una de las periódicas crisis que nos visitan empuja a los más desafortunados, débiles y conformistas.

La pieza recoge los efectos devastadores de la crisis petrolera de finales de los años setenta sobre el empleo industrial en todo el mundo occidental, la crisis que machacó Basauri y Villaverde, Liverpool y Hamburgo, y esta pequeña localidad yanqui donde se desarrolla la acción y de cuyo nombre no me acuerdo ahora. Y por esos guiños del destino, nos llega en el subidón de otra gran crisis, mucho peor que aquella, la que va a arramblar con la burbuja de la construcción y del turismo, con los malos servicios, con una economía basura, el pecado gravísimo de toda una sociedad a la que toca ahora hacer penitencia.

Así que el ambniente general no podía ser más propicio para recibir esta pieza. Me pareció que como nación habíamos perdido el rumbo. Las cosas se caían a pedazos y la gente se peleaba por encontrar una manera de sobrevivir. Parecía que la gente estaba desgarrada entre la cruda realidad y un anhelo de algo más profundo que respondiera a una especie de necesidad espiritual no expresada, nos cuenta el autor, Richard Dresser. Yo diría que igual que aquí y ahora, aunque la cruda España aparenta repudio absoluto de cualquier debilidad emocional. Pero aquí tampoco esta crisis es sólo de pasta, de apartamentos especulativos, de cochazos inservibles, de consumo desaforado: detrás de todo ello hay la difusa sensación de haber dilapidado una oportunidad histórica, de haber desembocado en una transición frustrada individual y colectiva, de haber desatendido lo más importante, las pequeñas cosas de la vida, los placeres gratuitos, las alegrías de la esquina.

Sigue siendo una obra que llevo en el corazón, porque fue escrita de forma instintiva, sin planteamiento previo, a partir de una cierta necesidad ferviente de intentar dar sentido a lo que sucedía a mi alrededor. La obra habla de verdad de la supervivencia. Por desgracia, Días mejores es hoy más relevante que cuando la escribí. Dreyer hizo su trabajo y nada importa que no entienda que la culpa no es del sistema ni de los ricos, ni de esto ni de lo otro, sino de todita la sociedad empezando por nosotros mismos. Hay en la obra una fuerte sensación de que el tiempo se va, y eso conecta con algo que en nuestros días está claramente en el aire: el hecho de que estamos destruyéndonos por codicia y corrupción, de modo que, si no cambiamos el rumbo, estamos realmente condenados. Of course, my friend, of course.

La Iglesia de la Divina Garantía y la organización delicitiva que provoca incendios para cobrar seguros y asegurarse las contratas de reconstrucción como si de Gaza se tratara, son dos metáforas de salida por peteneras. Los americanos tenemos fama de ser unos tremendos optimistas. Se cree que siempre empezamos el día con una sonrisa, con la fe en que el día de hoy será mejor que el de ayer, a pesar de las aplastantes pruebas de lo contrario. Esta atmósfera de confianza absurda para mí ha sido a menudo una agradecida fuente de inspiración para mis obras. Da igual el ingenuo pensamiento positivo de los anglos que la brutal mala leche ibérica. Qué hacer cuando es tan difícil salir del agujero en el que nos hemos metido con 30, con 35 añitos? De dónde sacar la energía para cambiar, para buscar, para seguir el camino estrecho, la justa vía del medio, cómo madurar a tiempo?

Las obras de Richard Dresser, nacido en 1957 en Masschusetts, se representan a menudo en Nueva York y el resto de EE UU, así como en Europa. Recientemente terminó una trilogía acerca de la felicidad en América. lex Rigola, director del Teare Lliure desde 2003, ha hecho un buen trabajo de dirección. Por esas casualidades de la vida, o concomitancias significativas como las denominaba Karl Jung, el salón de la casucha donde se desarrolla esta obra que nos ofrece el teatro de La Abadía, es hermano gemelo del dormitorio del apartamento donde se ambienta Llueve en Barcelona, que reseñábamos hace escasos días, y que discurre en el teatro Valle Inclán, a unos pocos kilómetros de la Abadía.

Todos los intérpretes lo hacen bien, de bien a muy bien, convincentes en sus personajes, sin abusar de los trucos fáciles. La pareja de Ray y Faye, sus amigos Arnie y Phil, la loquilla Crystal y el rufián Bill, son gente de carne y hueso, que se pueden parecer a amigos y vecinos de cualquiera.

Escenografía, vestuario, iluminación y todo el equipo artístico funciona. A algunos no les han gustado disparos y masturbaciones realísticas, pero eso son detalles muy secunarios. También dicen que Rigola baja en este montaje, pero cremos mérito del director el que se note su mano lo menos posible. Todo parece fácil en esta obra sin un momento de desmayo en dos horas de tramoya. Pero lo difícil es que todo parezca así, casi improvisado. Vendrán días mejores es como decir que mañana será otro día, que aquí estamos viéndolas venir. En realidad, no debemos ver tan malos a los que corren, porque todo lo que puede empeorar, lo hace irremisiblemente.

VENDRN DÍAS MEJORES
autor: Richard Dresser
director: Alex Rigola
intérpretes:

Phil, Ernesto Arias
Crystal, Irene Escolar
Arnie, Lino Ferreira
Faye, Ana Otero
Bill, Tomás Pozzi
Ray, Marc Rodríguez

Traducción,Ignacio García May
Escenografía, Max Glaenzel y Estel Cristià
Vestuario, Berta Riera
Iluminación, Maria Domènech
Diseño de proyecciones y sonido, Pau Carrió
Ayudante de dirección, Carlota Ferrer
Ayudante de escenografía, Belén Montoliu

Una producción de Teatro de La Abadía en coproducción con Temporada Alta
y Centre dArts Escèniques de Reus

Del 22 de enero al 8 de marzo
Miércoles a sábado 20.30h
Martes y domingo 19h
Sala José Luis Alonso
Precio: 20 euros
Teléfono: 91 448 16 27
TEATRO DE LA ABADIA
C/ Fernández de los Ríos, 42
28015 Madrid
Tel.: 91 448 11 81
Fax: 91 448 61 32
Duración aproximada: 1 hora 50 minutos (sin descanso)
Más información en teatroabadia.com
primer videoblog de creación de un espectáculo teatral
diasmejores.wordpress.com

CALENDARIO DE EXHIBICIÓN
5-7 diciembre
Festival Temporada Alta, Salt
27-28 diciembre
Palma de Mallorca, Teatre Principal
7-18 enero
Barcelona, Teatre Lliure
22 enero-8 marzo
Madrid, Teatro de La Abadía
14-15 marzo
Sevilla, Teatro Central
21-22 marzo
Málaga, Teatro Cánovas
27-28 marzo
Granada, Teatro Alhambra
3 abril
Segovia, Teatro Juan Bravo
24-25 abril
Toledo, Teatro Fernando de Rojas
28 abril
León, Auditorio de León
2 mayo
Reus, Teatre Bartrina
9 mayo
Salamanca, Teatro Liceo
4 junio
Vitoria, Teatro Principal


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