Esta zarzuela del comienzo del siglo XVIII es una maravilla musical, con un libreto de enorme calidad literaria y un argumento fantástico que hacen inexplicable su arrinconamiento durante siglos. Es quizás lo mejor del insigne compositor Sebastián Durón (1660-1716) y llega al Teatro Real en una excelente producción francesa aunque limitada a su versión concierto.
Un acontecimiento sin duda, aunque no sea su histórico reestreno porque en octubre de 2019 lo fue en el Auditorio Nacional de Msica, a cargo del grupo Los Msicos de su Alteza, dirigido por Luis Antonio González Marín. Posteriormente el conjunto Le Poème Harmonique, dirigido por Vicent Dumestre, y con escenografía de Omar Porras, la llevaría al Théâtre de Caen y en gira por Francia interrumpida por la pandemia de infausta memoria. Por fin llegaría al Teatro Nacional de la Opéra-Comique de París en febrero de 2022 presentada como el redescubrimiento de un tesoro lírico barroco que combina coros trágicos y burlescos, suntuosos y canciones populares españolas. Acróbatas, bailarines, msicos y cantantes dan vida al mito de la ninfa Coronis y al genio musical de un pionero de la ópera poco conocido, Sébastián Durón, en una producción conjunta de Caen, Paris y otros tres auditorios franceses, con el mismo reparto que ha venido ahora a Madrid salvo la protagonista, pero lamentablemente sin la escenografía original de Omar Porras.
Hasta hace pocos años se había considerado anónima. Pero los responsables de su transcripción, Ral Angulo Díaz y Antoni Pons Seguí, demostraron hace unos años que en realidad era toda una ópera de Durón, una auténtica obra maestra, una sorpresa, un descubrimiento, al que el primero de los dos musicólogos citados ha dedicado su libro Coronis: una zarzuela en tiempos de guerra (Ars Hispana, Madrid, 2018).
La obra viene a relatar los precedentes del mito de Apolo y Coronis, narrado en el libro II de las Metamorfosis de Ovidio. En ella se ponen en escena dos tramas distintas que se relacionan entre sí a través del personaje que da título a la obra. La primera trama es la historia de amor y desdén que protagonizan el monstruo marino Tritón y la ninfa Coronis. Neptuno, que está enamorado de Coronis, ordena a Tritón capturar a la ninfa, pero tras contemplarla, el monstruo acaba enamorándose de ella. Coronis, sin embargo, rechaza firmemente las pretensiones amorosas de Tritón, y este trata de llevarse a la ninfa por la fuerza. Finalmente, Apolo socorre a Coronis acabando con la vida del monstruo. La segunda y subyacente trama es de carácter político: los dioses Neptuno y Apolo luchan entre sí por conseguir imponer su culto. Este enfrentamiento se resuelve mediante un decreto de Jpiter, el dios que manda en el Olimpo, que hace recaer en Coronis la responsabilidad de elegir al dios tutelar de la región. Y ella elige a Apolo como recompensa por haberla librado del monstruo.
La obra puede leerse a la luz de los acontecimientos de la guerra de sucesión a la corona española (1701-1713). Apolo y Neptuno parecen estar aludiendo a los pretendientes al trono español: Felipe de Anjou y Carlos de Habsburgo. Coronis sería la Corona o Monarquía Hispánica, que acaba eligiendo a uno de los contendientes, Apolo. Y el monstruo Tritón quizás simbolice la facción liderada por el Cardenal Luis Fernández Portocarrero, cuyo proyecto político consistía en la regeneración de la Monarquía recurriendo a la ayuda administrativa y militar de Francia, aunque sin alterar su constitución ni sus tradiciones. Tritón se presenta en la zarzuela como un híbrido imposible, una mezcla de monstruo destructivo y galán amoroso, y de este modo se estaría sugiriendo lo irrealizable de la vía política propuesta por el cardenal.
Segn Angulo Díaz (aquí su texto en la BNE), se estaría advirtiendo sobre los peligros que entrañaba que el nuevo monarca francés sintiera escaso afecto por los asuntos de España, un aviso velado dirigido a Felipe V, advertencia que funcionó muy en su contra a pesar de lo aduladora que es la obra (pues de ser alegoría de la disputa entonces en curso, el vencedor Apolo podría identificarse con Felipe de Anjou, nieto del rey Sol). La zarzuela fue estrenada hacia 1705-1706 y en esas fechas el Habsburgo ocupó Madrid, que fue recuperada por el Borbón rápidamente que destituyó al msico por simpatizar con su rival, y Durón tuvo que exiliarse a Francia. Y es que a la muerte de Carlos II, habiendo sido nombrado maestro de la Real Capilla y director de la Real Colegio de Niños Cantores, y dirigiendo también el teatro de la Corte, para el que escribiría óperas y zarzuelas, había alcanzado gran influencia política como consejero de Mariana de Neoburgo, viuda del rey fallecido y más bien partidaria del archiduque Carlos de Austria, que era su sobrino, frente al candidato borbónico elegido, el futuro rey Felipe V. Durón a partir de 1715 ejerció en Bayona de capellán de la reina exiliada hasta su muerte en 1716.
Vincent Dumestre (1968) es un un director de orquesta francés, solista de guitarra clasica, que con treinta años fundó el conjunto Le Poème Harmonique para abordar el repertorio barroco, dedicados a la interpretación de la msica de los siglos XVII y XVIII. Sus programas incluyen obras conocidas y otras no tanto de Lalande, Lully, Couperin, Clérambault, Charpentier entre otros, que una vez marcaron el ritmo de la vida en Versalles, sus rutinas, sus ceremonias, junto con obras del barroco italiano, incluyendo a Monteverdi o Pergolesi, u obras inglesas de Purcell y Clarke, entre otros. Habituales en los festivales de msica, son generosamente subvencionados por el Ministerio de Cultura Francés y otras instituciones pblicas y privadas.
Esta versión en concierto no parece sufrir de la ausencia de una puesta en escena ambiciosa -aunque podemos imaginarnos las posibilidades fantásticas que podrían obtenerse- pues estuvo escenificada con gusto, bien planificadas las entradas y salidas de los vocalistas y con una iluminación excelente. Dumestre dirigió a los 18 componentes de su poema armónico -duplicando la orquestación de la partitura original- con la destreza acostumbrada en alguien consagrado como él, extrayendo de la partitura esos valores de la msica barroca que la hacen tan actual: cuerdas -con destacada presencia de guitarras- y vientos -con un fagot poderoso- en pasajes repletos de ritmo y vitalidad subrayados por una excelente percusión con gran presencia de castañuelas.
El reparto mostró una pronunciación española inferior a la de su muy reciente grabación de 2022, siempre graciosa con acento francés, deficientemente acompañada de subtítulos no muy precisos. Todos los personajes, salvo el adivino Proteo -al que Cyril Auvity dotó de suave virilidad entre tanta fémina-, están escritos para voz de tiple o registro de silbido, el registro vocal más alto de la voz humana, así que presenta la insólita presencia conjunta de siete sopranos en liza. La portuguesa Ana Quintans estuvo a cargo de la ninfa Coronis, sacerdotisa de Diana, y su elegante distinción se vio desafiada por la fuerza de Isabelle Druet en ese monstruo marino, Tritón, al que un amor imposible desarma hasta perecer, un precedente lejano de King Kong. Los dioses del mar y del sol, Neptuno y Apolo, mantuvieron alto su combate en las voces de Caroline Meng y Marielou Jacquard, mientras que Brenda Poupard hizo de Iris, la enviada de Jpiter a arreglar la contienda; finalmente, las ninfas Sirene y Marta -Victoire Brunel y Olivier Fichet- aportaban un complemento cómico valioso a este drama mitológico repleto en su época de claves políticas; perfecto en su duración contenida, algo que la ópera posterior terminaría agigantando con crecientes ínfulas; coherente y equilibrado, armonioso y variado, pues en él coexisten la tradición española en forma de tonadas, coplas y estribillos con registros estilísticos de la tradición francesa e italiana, como arias estróficas, recitados, conjuntos y coros. Un auténtico primor para los amantes de la lírica, y de la lírica española especialmente.
Para Dumestre Coronis, alejada tanto de la tragedia francesa como de la ópera italiana, irradia una teatralidad musical típica de la España de los Habsburgo. La variedad de las influencias es prodigiosa. Se escuchan aquí coros fastuosos; lamenti intensos segn la moda italiana; tonadas, canciones populares típicas del teatro español; grandes arias anunciando la ópera seria; coplas, con sus refranes iluminando los diálogos. Todo un universo propicio para la mezcla de registros, con un argumento en donde están presentes el elemento burlesco y el trágico.
No sabemos qué carambolas de programación y preferencias han llevado al Real a estrenar Coronis en una producción extranjera. Pero vista su absoluta posmodernidad, sus enomes valores musicales y sus grandes posibilidades escenográficas, el Teatro de la Zarzuela estaría obligado a abordarla a no tardar. Es una ópera española con todas las de la ley.
Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 9
Msica: 9
Libreto: 9
Dirección musical: 9
Voces: 7
Orquesta: 8
Producción: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: n/h
TEATRO REAL
Coronis
Zarzuela en dos actos en versión de concierto
Msica de Sebastián Durón (1660-1716)
Libreto de autor desconocido, quizás José de Cañizares
Una sola función, 10 junio de 2023
Estreno en el Teatro Real
Producción del Teatro de Caen, en coproducción con la Opéra-Comique de París, la Ópera de Lille, la Ópera de Rouen y la Opéra de Limoges.
Director musical | Vincent Dumestre
Orquesta Le Poème Harmonique
Reparto
Coronis | Ana Quintans
Tritón | Isabelle Druet
Sirene | Victoire Bunel
Meandro | Anthéa Pichanik
Apolo | Marielou Jacquard
Nepturno | Caroline Meng
Proteo | Cyril Auvity
Iris | Brenda Poupard
Marta | Olivier Fichet
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