El célebre dramaturgo comunista Bertolt Brecht decía que el arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma. Así era su teatro comprometido y así concibió refugiado durante la segunda guerra mundial- esta Der gute Mensch von Sezuan, El alma buena de Se-chuan (hoy se escribe Sichuan, y no es una ciudad sino una región), una parábola que en el cambio de milenio resulta simplista sobre el dilema irresuelto de ser buena persona y no resultar pisoteado en el intento. Nada mejor que una compañía con fuerte influencia cubana para mostrar su espectacular obsolescencia, con un montaje desmañado, una puesta en escena plmbea de dos horas de duración y una concepción bienintencionada pero enmohecida.
Y quizás la pieza tenía salvación, pues Brecht aquí se libra muy mucho de plantear que el comunismo es superior al capitalismo y que las injusticias tienen fácil solución. Todo lo contrario; nos dice que es la naturaleza humana en el actual estadio de evolución de la especie la que hace casi imposible ser bueno-bueno, señalando como nico objetivo factible ser casi-bueno o mejor dicho, ser medio bueno dentro de lo posible y tener guardada bastante mala hostia en la recámara para los momentos en que resulta imprescindible.
Pero el argumento en forma de parábola, con dioses que bajan a la tierra buscando alguna buena persona superviviente, ambientado en la China imperial y poblado de personajes esquemáticos, resulta sólo viable como ejercicio escolar de fin de curso. Si además la escenografía y el vestuario son tan elementales, con aspecto y recursos de teatro aficionado, puede concluirse que uno parece trasladado no tanto por el tnel del tiempo como por un tnel espacial que le deposita en el salón de actos del Instituto Cardenal Cisneros.
La sensación de amateurismo se agudiza con el desabrido tratamiento musical. La obra fue estrenada en 1943 en Zurich con una partitura musical y canciones de un compositor -Ulrico Georg Frh- que no ha pasado a la historia. En esta producción al parecer se usa la msica de Paul Dessau, que compuso cuatro canciones para la obra ya después de la guerra y que han sido de nuevo grabadas en 2012. Pero resultan muy desabridas y desafortunadas. En cuanto a la traducción, suena correcta aunque no entendamos porque no se ha actualizado la pronunciación del chino. Y puede leerse y/o cotejarse si así se desea.
El elenco es mejor que el texto y que el montaje. En primer lugar destaca su ambivalencia realizando 27 personajes entre sus siete integrantes, hasta cuatro en un caso. No están mal ninguno. Nos gusta la mezcla de acentos. Destaca Raquel Ramos, cuyo doble papel protagonista la exige un esfuerzo sin descanso durante toda la pieza. Destaca también Ana Hernández en su triplete de señoras chinas. Rafael Ramos es un un mejor carpintero o bonzo que aguador. Y Jess Prieto mejor policía que ese barbero amarusado. Los peores papeles son sin duda los imposibles dioses, y Yang Sun el aviador, que ya viene lastrado de origen pero que Vladimir Cruz no sabe bien cómo enfocar en su ambivalencia.
Y hablando de Vladimir, hablemos del director pues. Debe tener razón en que aquel sacrosanto código brechtiano era un mito. Pero el teatro de Brecht tiene un código parabólico y unos contenidos de moralina comisario-curil no fáciles de deconstruir. En todo caso, él no lo consigue porque parece gustarle eso del mensaje, eso de aleccionar a las masas mediante el arte, eso del masaje ideológico propio de sociedades en vías de apertura. Es su primer estreno gran formato, así que no está tan mal para un principiante.
La compañía 13 entre L y M es novata, este es su tercer montaje. Merece margen y el beneficio de la duda. Pretende producir grandes obras, tanto clásicas como contemporáneas, con un nmero reducido de actores capaces de interpretar varios personajes en la misma puesta en escena, y contenidos de alcance universal atractivos para el amplio pblico contemporáneo. Ellos mismos son conscientes de que su principal reto escénico es que estas obras no pierdan su esencia, ni su riqueza dramática, a pesar de ser presentadas en pequeño formato. No obstante, an navegan por aguas procelosas, y su montaje no está a la altura de la sala 1 de Las Naves del Español: es un fallo de programación, no suyo. Por ltimo, tanto economizar, el realizar muchos personajes por cabeza, y además hacer doblete en tareas técnicas, sin duda es causa de su principal déficit, la realización artística.
Cruz también cita a Brecht: El que quiera ver sólo las cosas que entiende no debe ir al teatro, sino al baño. Y añade: Como algo estpido ya tenemos en nuestros días a la televisión, por eso reclamamos para el teatro el lugar de reflexión y análisis social. Estamos de acuerdo en el fin, aunque poniendo el acento en reflexión y quitándoselo a análisis. Pero casi siempre, como en este caso, se falla en los medios.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 6
Texto, 6
Dirección, 6
Escenografía y vestuario, 5
Interpretación, 7
Msica, 4
Producción, 5
Documentación para los medios, 5
Programa de mano, 6
Teatro Español www.teatroespanol.es
EL ALMA BUENA DE SE-CHUAN
De Bertolt Brecht
Dirección: Vladimir Cruz
Del 26 de febrero al 16 de marzo
Raquel Ramos Shen-té / Shui-Tá
Vladimir Cruz Yang Sun / Sobrina / Segundo Dios
Ana Hernández Sanchiz Sra. Yang / Sra. Shin / Sra. Mi-Tz
Rafael Ramos de Castro Wang / Carpintero Lin-tó / Bonzo
Jess Prieto El barbero Shu-F / Polícia / Primer Dios / Abuelo
Jordi Soler Tercer Dios / Hombre
Dayana Contreras Mujer / Anciana
Ficha Artística
Traducción Raquel Warschaver
Dirección Vladimir Cruz
Msica Paul Dessau
Versión y producción musical Pilar Ordoñez
Versión letra canciones Vladimir Cruz / Raquel Ramos
Montaje canciones Ana Hernández Sanchiz
Diseño escenografía y vestuario Aurora Jácome
Diseño de iluminación Paco Ariza / Jess Prieto
Pianista Charles Matthwes
Diseño del cartel Aitor Echevarría / foto: Eva Abril
Ayte. dirección Dayana Contreras
Regiduría Eduardo Vicente Rivera
Dirección de producción Jess Prieto / Ana Hernández Sanchiz.