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Exaltación de El Greco en Toledo

Exaltación de El Greco en Toledo

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
jueves 13 de marzo de 2014, 01:00h

El cuarto centenario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos, el pintor griego que se estableció en Toledo con 36 años de edad, tras pasar por Venecia y Roma, y que en Toledo se quedó toda la segunda mitad de su vida hasta su fallecimiento en 1614, es de hecho el primero de los centenarios que se celebra y va a valer por todos los no celebrados. La ciudad entera está puesta a los pies del acontecimiento y habrá mil y una celebraciones girando alrededor de la fundamental: la magna exposición El griego de Toledo. Pintor de lo visible y lo invisible que mañana inaugurará su insigne compatriota la Reina Sofía de España, y que durante tres meses en su sede central -El Museo de Santa Cruz- y otros cinco denominados Espacios Greco -la Sacristía de la Catedral de Toledo, la Capilla de San José, el convento de Santo Domingo el Antiguo, La Iglesia de Santo Tomé y el Hospital Tavera, además del Hospital-Santuario de la cercana localidad de Illescas- realizará el mayor despliegue de la obra del pintor nunca visto: unas 125 telas de las 250-300 que pudo pintar en su vida, llegadas de 31 ciudades y cedidas gratuitamente por 41 prestadores de todo el mundo. Apoteosis descomunal que ya ha comenzado a generar las más variopintas teorías sobre el pintor, y riadas ditirámbicas que amenazan con estragarnos.

Nunca se había realizado una exposición sobre el Greco en Toledo, es verdad, pero lo cierto es que la ciudad hace un siglo que dispone de un museo dedicado al pintor, hasta hace poco caracterizado como Casa del Greco, que ha contribuido enormemente a cimentar la creciente fama de El Greco en el siglo pasado, visitado solemnemente por el turismo más culto y cita obligada para los jóvenes rebeldes del 68 con aquella galería de apóstoles imposible de olvidar. Por razones poco claras, ha sido semimarginado por la Fundación El Greco 2014 que se hecho cargo de las conmemoraciones oficiales de este cuarto centenario, en las que convergen tres administraciones pblicas, la iglesia católica y un nutrido mecenazgo privado que ha aportado más de un millón y medio de euros.

Pues bien, El griego de Toledo parte de la actividad del Greco antes de llegar a España, en su Candía natal en la isla de Creta, donde se formó como pintor, y en sus estancias en Venecia a Roma, a remedo de Tiziano y Tintoretto. Enfatiza su labor como retratista, la nica con la que obtuvo fama y el reconocimiento de sus clientes, incluso a pesar de no seguir las normas vigentes en la España de Felipe II. Le presenta una vez llegado a España como pintor de imágenes devocionales, con ambiciosas estrategias comerciales que incluían la réplica seriada de sus composiciones, así como la difusión mltiple de las mismas a través de la estampa, medio que le permitía ampliar su oferta y diversificar sus clientes. Y además, permite descubrir un pintor que era también diseñador, decorador e interiorista, que gracias a sus capacidades escenográficas no sólo pintaba el óleo encargado en cuestión, sino que diseñaba el espacio donde iba a colocarse, ideando retablos complejos y pluridisciplinares.

El corazón del despliegue está en el Museo de Santa Cruz, el antiguo hospital construido a principios del siglo XVI, una de las joyas del renacimiento temprano español. Son dos grandes naves cruzadas en el centro en una glorieta espectacular, un edificio majestuoso con portada plateresca y un gran patio/jardín anexo, convertido en museo provincial desde los 60 y convertido ahora en un marco fabuloso para la obra del pintor cretense, que ahora nos vienen a decir que nunca se integró en la ciudad, que siguió siendo ortodoxo y que no se sentía cómodo en el centro espiritual de aquel imperio donde no se ponía el sol. Vaya usted a saber. Se inicia el recorrido con el autorretrato del pintor, el retrato de su hijo y ese Vista y Plano de Toledo que inmortalizó la ciudad para siempre. Tras atender a sus primeras etapas con iconos cretense y tablas venecianas, llega una representación de sus retratos antes de llegar a la glorieta central del edificio donde gigantescas pantallas emiten buenas imágenes de los otros espacios expositivos diseminados por la ciudad al son quedo de msica de cámara de la época. Aquí se abren los otros tres brazos del crucero, que intentan clasificar la obra expuesta de forma temática, sin que a primera vista parezcan conseguirlo. No importa ni se necesita.

Por encima de todo lo demás, destaca el inclasificable retrato del cardenal Fernando Niño de Guevara, procedente del Metropolitan de Nueva York, pintado hacia 1600-1604 pero intemporal y modernísimo, absolutamente cautivador. Los muros de las grandes naves han sido pintados de un siena mate que contribuye a crear una atmósfera reverencial ante la fuerza magnética de lo que vemos. El despliegue y montaje son notables. En los muros, algunas frases del pintor entresacadas de los 500 documentos autógrafos con 20.000 palabras que de él se han recopilado hasta el momento. Como en todo gran maestro de la historia de la pintura hay entre las expuestas obras de dudosa autoría o de ejecución por discípulos y empleados. Fíjense en la sorprendente Dama del armiño, de la que se ha pensado que era retrato de la madre de un hijo natural del pintor, pero que se duda con mucho fundamento que sea obra suya.

De los restantes espacios expositivos, una visita restrictiva sólo nos permitió ver la Capilla de San José, de propiedad privada, y la sacristía del Hospital Tavera donde se expone la pieza más sorprendente de todas, un monumental sagrario en el que mora en su centro un Cristo suspendido en el aire, que sube a los cielos de cuerpo glorioso y desnudo integral, con sus partes pudendas bien visibles, obra escultórica original de este griego misterioso que cuanto más quieren explicárnoslo, menos se entiende. Ya no es astigmático, ni sufre alteraciones mentales, segn las ltimas teorías. Resulta que tenía un hermano pirata, al que pintó con pendiente incluido en un retrato cuyo viaje desde Pasadena ha sido imposible. Ahora resulta que sus figuras estilizadas se deben nicamente a que las personas altas le parecían más bellas.

Si hubiera que resumir el impacto fundamental del evento, habría que hablar sin duda de la sorprendente explosión de color que espera al visitante, acostumbrado a un Greco casi en blanco y negro, oscurecido por barnices y humos: muchos grecos ahora irradian colores casi chillones atribuibles a restauraciones de las que el conservador Rafael Alonso aparece como principal responsable.

No dudamos -aunque ha sido muy deficiente la forma en la que nos ha sido mostrada- de que esta exposición tan especial, distribuida en siete espacios históricos diferentes, junto a la experiencia física de los recorridos entre unos y otros, del contacto con la ciudad, van a ser un atractivo inigualable. Contenido y continente se unen como pocas veces puede lograrse. El Greco y Toledo juntos y revueltos ofrecen uno de los acontecimientos artísticos más importantes del año.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 9
Despliegue: 9
Comisariado: 7
Catálogo: n/v
Documentación a los medios: 2
Programa de mano: n/v

Fundación El Greco 2014
El griego de Toledo. Pintor de lo visible y lo invisible
Museo de Santa Cruz, Espacios Greco, Santuario de Illescas
Del 14 de marzo al 14 de junio
Comisario: Fernando Marías
Coordinadora: Casilda Ybarra
Todos los días, de 10 a 20 h (todas las sedes)
Toda la información disponible (que no es mucha).

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