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Gestos despendolados de Pablo Messiez
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Gestos despendolados de Pablo Messiez

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
martes 05 de diciembre de 2023, 01:00h

Cuando un autor se ve consagrado, y tiene que confirmarlo con su siguiente obra, hay una inevitable crisis que puede resolverse con prudencia y paciencia o con prisas pretenciosas. Este es el lamentable caso que nos ocupa, una pieza insoportable cuyo nico misterio es detectar la identidad de los estimulantes psicotrópicos/estupefacientes legales o ilegales incursas en su deplorable gestación.

El año pasado, Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974) culminó su triunfo en España con La voluntad de creer, ganando el favor de pblico y crítica y a raíz de ello un premio max al mejor espectáculo anual. Corriendo, corriendo, consiguió hospedaje en la Academia de España en Roma para pensar a gusto una nueva propuesta y de ello ha salido esta Los gestos: un desastre sin paliativos, sin argumento, sin pies ni cabeza, como un mal viaje de ácido o una pasada de hachís del bueno.

Messiez ha dado un salto en el vacío; en sus palabras, un intento por entender algo más acerca de la especificidad del teatro, un intento por entender algo más acerca de la vida, un intento imposible. Este intento va de los gestos. Los procedimientos que vertebrarán la cuestión serán la repetición y el desplazamiento. Hacer el gesto. Volver al gesto. La repetición como superposición. La repetición como herramienta para acceder a un saber del cuerpo. Una quietud móvil, que retenga el porvenir en el presente? Una suspensión, como la del cuerpo que busca la palabra que ha olvidado?: dios nos coja confesados.

Una actriz y su pareja/jefe ensayan algo en un lugar indeterminado de la ciudad de Roma mientras alguien musita ocurrencias barbitricas , alguien es un pianista contratado para el evento y alguien es la mamá bailarina de la actriz de marras. Todo lo que ocurre después es un disparate aburrido y demencial. Que nos lo expliquen los responsables:

Parece que Topazia ha heredado una sala circular en la que quiere abrir un bar. Bueno, en realidad quiere volver a actuar, pero es más fácil llevar gente a un bar que a un teatro, lo cual tiene sentido, ya que una caña no defrauda. Así que abrirá el bar y meterá un escenario dentro.
Parece que Sergio la ayuda a montar un homenaje a la cantante italiana Mina. Le dirige los gestos. Parece que es su novio, pero no lo tienen claro. Parece que aparece de repente un hombre con ojos de un terror antiguo. Parece que esta llegada genera cierta inquietud en todos.
Parece también que hay un pianista joven. Y una bailarina vieja. Parece que vienen de otro tiempo y parece que este tiempo va a los saltos, parpadeando.
Parece que algo pasa con los gestos. Como si también fueran a los saltos. -Parpadean?- Se han movido de sitio, parece, como en un terremoto que hace ahora temblar el sentido. Ya nadie sabe si hace lo que hace porque quiere o solamente repite lo que alguien ya ha hecho antes.
Parece que esto del antes es relativo. Que no se puede determinar si lo que pasa precede o si sigue a lo que sigue. O qué cosas se perdieron en un cerrar de ojos.
Parece que alguien ha estado en Roma. Y que allí el tiempo se despliega replegándose. Y que después de Roma, todo es poco.
Parece que eso es todo lo que se puede decir, de momento, de esta obra.

No podríamos decir que tras abominar del texto de Messiez nos haya gustado más en su faceta de dirección. En cuanto a la puesta en escena, nada importante que reseñar salvo el abundante vestuario de las actrices y el ventanal por el que se ve el cuppulone presidiendo el horizonte romano. En cuanto a la dirección actoral, un dejar a cada uno con sus excesos y defectos. Horrible y desmesurada Fernanda Orazí, insufrible Nacho Sánchez, cargante Elena Córdoba y llevaderos Emilio Tomé y Manuel Egozkue. El movimiento en escena, errático; la entidad de los personajes, entre brumas insoldables; la emoción, ausente; el tedio, creciendo hasta no poder más.

Yo quería montar una obra en la que el foco estuviera puesto en los gestos. Ver qué pasaría si dentro de una situación los gestos llegaran antes o después de lo esperable. Roma terminó siendo una parte fundamental de la obra al coincidir mi estadía allí con el homenaje a Pasolini por el 100 aniversario de su nacimiento. Su obra y su figura también han sido determinantes en la escritura. Pasolini está presente también como referencia estética además de estar citado explícitamente, con un fragmento breve de Teorema, otro de Orgía y otro de Poeta de las cenizas. Y junto a ello el recuerdo de la cantante Mina. Resumen final del señor Messiez: La Bailarina Vieja es la madre de Topazia. El Pianista Joven un muchacho contratado por Topazia para trabajar en el bar que dice que piensa abrir. Topazia y Sergio son pareja y ensayan sendas obras de homenaje a Mina y a Pasolini para estrenar en ese bar futuro. Pero la llegada de Lisandro y su belleza trastorna los planes y los cuerpos.

Como el mejor escribano echa un borrón, este dramaturgo ya casi cincuentón debe recapacitar y volver a sus modestas, creíbles y entretenidas observaciones anteriores sobre la realidad real. Antes de la interesante y lograda La voluntad de creer ya mencionada (ver nuestra reseña de entonces), en 2016 nos presentaba Todo el tiempo del mundo con cinco de los seis mismos intérpretes, y ya entonces le preocupaba nuestro encaje en el tiempo: Si el pasado está hecho de relatos y el futuro está hecho de deseos, en qué lugar entre las palabras y las cosas está nuestro presente?. También le hemos visto versionando y dirigiendo unas Bodas de sangre en 2017 en el María Guerrero; He nacido para verte sonreír de Santiago Loza en 2018 en La Abadía; y con menos acierto una La verbena de la Paloma en 2019 en el Teatro de la Zarzuela.

El director del CDN, Sanzol, ha facilitado a su colega generacional Messiez estreno bajo palio, y con ello ambos confirman lo que valen estas complicidades en el cada vez más enano, miope, obsoleto y reaccionario panorama cultural español. Principalmente por las complicidades.

VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 5
Texto: 4
Dirección: 6
Puesta en escena: 5
Interpretación: 5
Producción: 5
Programa de mano: 6
Documentación a los medios: 6

Centro Dramático Nacional
Teatro Valle Inclán
Los gestos
Texto y dirección Pablo Messiez
1 DIC 2023 14 ENE 2024

Reparto (por orden alfabético)
Elena Córdoba La bailarina vieja
Manuel Egozkue El pianista joven
Fernanda Orazi Topazia
Nacho Sánchez Lisandro
Emilio Tomé Sergio

Escenografía Mariana Tirantte
Iluminación Carlos Marquerie
Vestuario Cecilia Molano
Coreografía Elena Córdoba
Espacio sonoro Lorena lvarez y Óscar G. Villegas
Vídeo David Benito
Producción Centro Dramático Nacional y Teatro Kamikaze
Con la colaboración de Real Academia de España en Roma

De martes a domingo a las 20:00
Duración del espectáculo: 1 hora 25 min aprox.

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