Doña Agatha Christie (q.e.p.d.) ha vendido cien millones de ejemplares de esta novela en 75 años y su versión teatral se repone continuamente por esos mundos. Sin ser nada más que una ingeniosa trama de intriga, todavía hoy entretiene aunque sea puesta en escena modestamente. Lleva ocho meses en cartel en Madrid y aunque no se agotan las localidades se mantiene dignamente. Parecería desfasada y sin embargo es más convincente que muchas producciones rimbombantes y subvencionadas. El teatro es un arte imprevisible.
Diez personas el juez Lawrence Wargrave, el aventurero Philip Lombard, el coronel John MacArthur, la casquivana Emily Brent, el tarambana Anthony Marston, el doctor Edward Armstrong, el detective ex policía William Blove, la institutriz Vera Claythorne y finalmente la pareja de sirvientes, Thomas y Ethel Rogers (ricos los siete primeros) son reunidos con engaño en una famosa mansión aislada en una isla desierta de la costa inglesa. Descubrirán que sus anfitriones ni han llegado ni se les espera, y que les han tendido una trampa, nunca mejor dicho, mortal.
Todo ocurre en el salón, presidido por una chimenea enmarcada por la canción infantil de los diez negritos y en cuya repisa hay diez figuritas alusivas. Tras la cena, conocen un mensaje de los ausentes que les acusa a todos y a cada uno de haber asesinado en el pasado y conseguido pasar impunes. Y que ahora van a pagar por ello. Los invitados se aperciben de que no pueden huir y a partir de ese momento empiezan a morir de forma similar a lo que dice cada estrofa de la canción. Y cada vez que alguien muere, una de las figuras de los negritos desaparece.
El título original en inglés es And then there were none (algo así como Y no quedó ninguno para contarlo), y hace mucho tiempo que los nigger originales fueron sustituidos por más políticamente correctos soldiers. Agatha Christie se casó a los 24 años con un piloto con el que tuvo su nica hija. Durante la Guerra Mundial trabajó de enfermera voluntaria y un día se le ocurrió escribir una historia de una mujer envenenada con Hércules Poirot como protagonista: se vendieron unos 2.000 ejemplares y el periódico The Weekly Times compró el manuscrito para publicarlo en entregas. A partir de entonces nunca dejaría de escribir. Separada de su marido y con su hija internada en un colegio, se volcó en el asunto y publicó más de 80 novelas.
Diez negritos fue escrita en 1939. Es la novela de misterio más vendida de la historia, con unos 100 millones de ejemplares, y es el séptimo de los libros más vendidos de todos los tiempos. En teatro ha tenido el mayor de los éxitos junto al también emblemático título de esta misma autora La ratonera. Se montó en nuestro país en 1958, de la mano de Arturo Serrano, en el Teatro Infanta Isabel; en 1973 en el Teatro Alcázar; y finalmente en 2000 con dirección de Ricard Reguant y producción de Enrique Cornejo, consiguiendo -dicen- miles de representaciones en todo España. Ahora Reguant y Cornejo vuelven a la carga y lleva desde octubre en cartel con viajes fuera de Madrid a escenarios de otras provincias.
Los resucitadores de estos diez negritos dicen presentar ahora una puesta en escena más acorde a los tiempos y estética del momento, con una clara influencia de la serie Mad men televisiva en que nos hemos inspirado. Lo cierto es que la pieza parece directamente sacada de una película de los años cincuenta, la escenografia es rancia y elemental, la iluminación no consigue situar la acción en las horas e incidencias correspondientes, y el vestuario viene a situarse a mediados del pasado siglo. Un montaje naturalista que casi huele a naftalina, una inmersión en como era el teatro hace mucho, pero que mucho tiempo. Y lo que podría ser y desde luego es un defecto se nos convirtió en un virtuoso viaje al pasado y a horizontes añejos, que viene bien de vez en cuando para apreciar mejor lo nuevo.
El reparto acta de forma desigual, como dejado a la libre iniciativa o a la inocente mano de Dios. Quim Capdevila ejerce un mando indiscutible en el papel de ese cínico Lombard, el más centrado de todos los personajes, secundado acertadamente por Diego Molero como un poli romo y Jorge Lucas como un coronel estirado. Muy correcto el matrimonio de sirvientes con Mónica Soria y especialmente Pablo Viña. Lara Dibildos está discreta como una ajada dama otrora casquivana. La parte más atrabiliaria del elenco corre a cargo de Antonio Albella en plan hiperhistérico ex alcohólico, David Zarzo de petimetre y sobre todo Paco Churruca que hace una genial parodia -a propósito, inconsciente?- del juez severo y pisquisidor que le ha tocado en suerte, con un despliegue de expresiones chocantes que casi invitan a la risa. El importante y absurdo papel de la secretaria Vera Claythorne estuvo a cargo de Ana Escribano, sustituyendo efizcamente a la titular Lidia Miranda, lesionada en un pie.
La obra es estirada hasta los cien minutos con un intermedio innecesario. Curiosamente se sobrelleva bien, no cansa, puede seguirse con curiosidad y entretiene, méritos mayores que muchos montajes ferolíticos actuales. No promete maravillas y no defrauda, es como un anillo al dedo de un pblico tradicional apegado a viejos gustos. Este martes, con una entrada de un tercio del aforo, el pblico se mostró satisfecho. Entre los aplausos finales, el actor Diego Molero se dirigió al respetable rogando no revelar bajo ningn concepto el final cuando se comente con las amistades.
Sin revelar el final, digamos que la autora deshecha varios desenlaces previsibles hasta llegar a uno del todo impensable si no se lee atentamente el texto de la canción: en él está perfectamente explicado, aunque la autora lo complica con una pirueta final de su cosecha.
VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Texto: 6
Dirección: 5
Interpretación: 6
Escenografía: 5
Producción: 5
Programa de mano: 6
Documentación a los medios: 6
Teatro Muñoz Seca (Plaza del Carmen, 1 28014 Madrid)
Diez negritos, de Agatha Christie
Versión y dirección de Ricard Reguant
Hasta el 28 de junio de 2015
Por orden de aparición:
Mónica Soria Sra. Rogers
Pablo Viña Sr. Rogers
Quim Capdevila Philip Lombard
Ana Escribano Vera Claythorne
David Zarzo Anthony Marston
Diego Molero William Blore
Jorge Lucas Coronel Mackenzie
Paco Churruca Lawrens Wargrave
Lara Dibildos Emily Brent
Antonio Albella Dr. Armstrong
Con la colaboración virtual de Manuel Galiana
Ayudante de dirección: Nria García
Escenografía y vestuario: José Miguel Ligero
Construcción escenografía: Paco Mingo
Responsable vestuario: Miguel Pulido
Diseño de iluminación: Carlos Alzueta
Grabación y montaje de video: Oscar Cifuentes
Diseño gráfico y fotografía: JN Estudio Javier Naval
Comunicación y prensa: Mamen Comunicación
Producción ejecutiva: Miguel Molina
Producción: INICIATIVAS TEATRALES S.L y DIFFUSIO ARTES ESCENICAS S.L.U
Duración: 1h y 45
Precio: 25.