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Nasreen Mohamedi, en busca de la visión pura
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Nasreen Mohamedi, en busca de la visión pura

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
miércoles 23 de septiembre de 2015, 01:00h

Una artista india del pasado siglo, una mujer pionera, entre los primeros que barajó los lenguajes de la abstracción moderna en Asia. Una coproducción del Reina Sofía con el Metropolitan de Nueva York. Un interesante viaje hacia una sensibilidad exquisita plasmada en filigranas simétricas de concienzuda insistencia. Nasreen Mohamedi (1937- 1990) nos susurra desde el más allá serenidad, que la espera forma parte de una vida intensa.

A pesar de su destacada contribución y de estar entre los artistas de la India con
más renombre internacional, el legado artístico de Mohamedi an no se ha exhibido nunca en su totalidad. En esta ocasión, 216 obras en su mayoría dibujos en tinta y grafito, fotos, acuarelas así como un nmero reducido de óleos en lienzo y collages muestran la evolución de su obra desde finales de los años 50. La exposición, cuyo original título está tomado de los diarios de la artista, muestra también una revisión de su original trabajo fotográfico, así como sus diarios y anotaciones, inéditos hasta el momento. y nica fuente para conocer sus ideas, pues la artista nunca teorizó acerca de su obra ni hablaba mucho de ella.

Segn la comisaria de la exposición, Roobina Karode, aunque fue una artista admirada en vida, siempre ha sido una figura enigmática y elusiva, una circunstancia que es en cierta medida el reflejo de una obra depurada que no se presta a una lectura convencional. En ausencia de un contenido evidente, de títulos para sus obras y de una imaginería explícita, su arte confunde al observador y se resiste a una interpretación definitiva. Se alejó del discurso artístico dominante que abordaba los
problemas de la identidad y el nacionalismo en un estilo figurativo y narrativo.

La crítica de arte y comisaria india Geeta Kapur inscribe las características de su
abstracción en dos constelaciones. La primera, su ciudad, Bombay. La segunda, la tradición que ordena el canon abstracto moderno: Kazimir Malévich, Paul Klee, Vasili Kandinsky. Influencias que destacan netamente en su obra pero que no la impidieron dar el paso definitivo de afirmación de una presencia propia que supone su abstracción geométrica, caracterizada por una economía de medios y una delicada representación de las líneas, una delicadeza femenina equivalente al refinamiento de las artes de la aguja en el bordado y el tejer, aunque cosas así no puedan decirse hoy día sin molestar a la corrección política. Mohamedi bordaba con grafito infinitos laberintos geométricos de perfección inconmensurable. Mohamedi expresó sus raíces culturales autóctonas en las formas más avanzadas de la cultura internacional de su época.

A través de ocho salas, la exposición repasa la evolución artística de Mohamedi y
permite reconocer las distintas etapas del camino que siguió hasta llegar a la
abstracción, la transición gradual a partir de obras que an conservan referencias al mundo natural. Entre 1954 y 1957, en la Saint Martins School of Art de Londres, estudió las formas de la naturaleza y aprendió a entender su configuración, su estructura interna y la interrelación de las distintas fuerzas, las cuales tomaba del entorno exterior para trasladarlas a una necesidad interior, segn escribiría ella misma años después. A su regreso a Bombay en 1958 se decantó por la transparencia de la acuarela y la tinta, y un grafismo geométrico de redes de poco tamaño pero infini8ta profundidad, que podrían definirse como minimalismo pictórico, algo parecido a lo que otros artistas creaban en msica.

En los años 60 luchó por aclarar su camino en la abstracción lírica, huyendo de la ornamentación a través de un mundo propio, sin referencias. Desechando el lienzo, los colores cálidos y al formato de grandes dimensiones, se entregó por completo a la delicadeza y a la fragilidad del papel, renunciando prácticamente a todo, menos a
la línea. En torno a 1969-1970, la enfermedad neuromuscular de Huntington que sufría la artista comenzó a mermar sus funciones motrices. Abandonó entonces las
manchas tachistas y adoptó un procedimiento de trabajo asistido, utilizando
instrumentos de dibujo de precisión que le condujeron a una geometría original de
líneas precisas y pautadas.

La inclinación por las retículas y la geometría que mostró Mohamedi en los años 70
tenía numerosos antecedentes, desde el clasicismo griego hasta el influjo de los
constructivistas rusos, Piet Mondrian o Kazimir Malévich, pasando por las tradiciones místicas orientales. Finalmente quebró la monotonía de la retícula. A partir de
1975, desestabilizó la inserción estática de todas las maneras que se
pueden concebir: ensanchó y redujo el tamaño de los registros verticales y los
espacios entre las líneas horizontales para crear nuevos elementos geométricos.
Le impuso un movimiento dinámico introduciendo líneas divergentes imprevistas,
perspectivas sesgadas, patrones capaces de crear ilusiones y una sensación dual
de movimiento por medio de líneas diagonales.

Su interés por el espacio ordenado ortogonalmente se redujo a favor de un
horizonte cambiante o una multiplicidad de horizontes que amplificaban una
profundidad estratificada con ayuda de líneas entrecruzadas y espacios
intersticiales. Al acentuar las diagonales en algunos lugares alteró el equilibrio de
las horizontales para crear la experiencia de una retícula tridimensional, un campo
espacial similar en cierto modo a los dibujos axonométricos de los arquitectos. Las
líneas rectas e inclinadas formaban una serie interminable de laberintos, una
densidad difícil de desentrañar a simple vista. Pero a pesar del orden matemático,
en sus dibujos de los años 70 y 80 nada parece estático, frío o mecánico.

Al final de la exposición puede observarse como, ya en sus ltimas obras, después
de deshacerse de la retícula, se aprecian más espacios vacíos que llenos. Son
obras que, a pocos años de su muerte, se caracterizan por una liviandad de la que
la comisaria de la exposición ve un ascenso espiritual liberándose de la angustia de lo mundano para abrazar la visión pura.

Falleció el 14 de mayo de 1990 a los 53 años de edad.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: n/v
Documentación a los medios: 8
Programa de mano: 8

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Nasreen Mohamedi. La espera forma parte de una vida intensa
23 septiembre 2015 11 enero 2016
Edificio Sabatini Planta 3
Organizada junto al Metropolitan Museum of Art, New York en colaboración con el Kiran
Nadar Museum of Art de Nueva Delhi
COMISARIADO: Roobina Karode
COORDINACIÓN: Soledad Liaño
ITINERANCIA: The Metropolitan Museum of Art, Nueva York (18 marzo 5 junio, 2016)
ACTIVIDADES RELACIONADAS: Encuentro en torno a Nasreen Mohamedi, con dos intervenciones y un debate posterior entre Roobina Karode y Geeta Kapur, en el Auditorio 200. Día 23 de septiembre, a las 19:00 h.


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