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‘Die Soldaten’, pesadilla en alemán dodecafónico
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‘Die Soldaten’, pesadilla en alemán dodecafónico

Por José Catalán Deus
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jcdeus@telefonica.net
jueves 17 de mayo de 2018, 01:00h

Llegó precedida de tanta fama escandalosa y monumental, que casi decepciona. En la historia de los espectáculos extravagantes y desagradables sin duda ocupa un lugar pionero, pero se trata de una historia muy de antaño complicada con una msica imposible y una puesta en escena caótica que la enrrevesan, la deforman y la retuercen hasta hacerla ininteligible. El acontecimiento sin duda merece la pena como quintaesencia de propuesta agresiva, casi sádica, para pblicos que quieran por una velada ejercer militancia masoquista. Todo ello -paradoja?- envuelto en una producción y un nivel artístico general muy, muy sobresaliente.

Cuatro nombres se entrecruzan sobre estos soldados: los creadores alemanes Jakob Michael Reinhold Lenz y Bernd Alois Zimmermann, y los ejecutores españoles Pablo Heras-Casado y Calixto Bieito.

No hay nada en esta pieza que no debiéramos ya saber sobre la maldad cotidiana ejercida en solitario y en grupo, la crueldad, el egoísmo, las pequeñas tiranías y las grandes injusticias que llenan el mundo. Lo que sí hay es un afán provocativo de llamar la atención que resulta ya manido. Una novela dieciochesca (más que romántica, naturalista), y que en Alemania fue famosa, sirve a un joven compositor del siglo pasado, -enfermo de cuerpo y mente tras combatir con los perdedores en la ltima guerra mundial y ver sus ideales cristianos machacados por la mayor epopeya de crueldad y destrucción que el mundo ha visto-, para escupirnos a la cara esta monumental partitura que solo pretende hacernos sufrir, arrodillarnos culpables, vomitar nuestros pecados, gritar clemencia.

Sobre ella, un especialista en cargar las tintas, tanto repugnantes y repulsivas, como embarulladoras y embrolladoras hasta que solo confusión desapacible reine en el escenario, ha hecho una de las suyas, de esas que una corriente de directores artísticos practica en los escenarios operístico desde hace un tiempo para castigar a los melómanos por ser tan privilegiados. Calixto Bieito se esfuerza en que todo resulte lo más incomprensible e inaguantable posible, con la ración habitual en directo de tortura, violación, paños menores y hasta el consabido cubo lleno de supuesta sangre para arrojar por encima a la protagonista.

Zimmermann instaba en su libreto a situar la orquesta e intérpretes en un escenario central rodeado por el pblico, Bieito coloca la orquesta en un gigantesco armazón metálico que llena el escenario, una instalación diseñada por la escenógrafa Rebecca Ringst que dice simular un cuartel donde los msicos armados con sus instrumentos son partícipes de la barbarie. Pero qu en realidad semeja un gigantesco andamiaje de construcción con plataformas que suben y bajan las menos de las veces con algn sentido o utilidad. Todo parece ideado para confundir y abrumar al espectador. El casting no puede ser más desafortunado, con tres protagonistas masculinos de igual apariencia física y dos hermanas semejantes, con madres más jóvenes que sus hijos, y un plantel de secundarios uniformados al unísono. Los subtítulos reiteran una vez más la falta de nivel de la traducción del alemán en este teatro. Todo busca el efecto central: una pesadilla. Una pesadilla ininteligible habitada por msicas tortuosas y escenas delirantes.

Por supuesto que las pesadillas forman parte esencial de nuestros sueños, como la maldad forma parte esencial de nuestras vivencias. La Sombra acompaña a los humanos, juntos y en solitario, y por ello hay que afirmar que el espectáculo es un éxito en su propósito. Ni siquiera llega a ser una asquerosa maraña, se queda en el límite, para que nuestra mente racional, sensorial y afectiva tenga al menos una escapatoria.

Pablo Heras-Casado, allá en las alturas reina sobre el caos; realiza una excelente dirección musical de la dificilísima partitura escrita para 16 cantantes, 10 actores, bailarines, coro, orquesta con más de 100 msicos que incluye banda de jazz y 13 percusionistas, además de utilizar sillas y mesas como percusión, banda magnética, sonidos de guerra, proyecciones y un socorrido etcétera. La Orquesta Titular del Teatro Real con sus msicos caracterizados como soldados y empuñando sus instrumentos como armas ocupa con protagonismo absoluto y magistral el centro del escenario

Y los intérpretes actan sobre el foso, rozando el pblico, en una franja angosta sobre la que actan de la forma nebulosa que ha marcado el director de escena, en un enorme esfuerzo actoral secundado por el coro y empujado por buenos figurantes. Destaca en el cuarteto protagonista la soprano danesa Susanne Elmark, su poderosa y matizada voz en una Marie humillada hasta lo indecible. El tenor lírico alemán Uwe Stickert no se queda atrás en su papel del malvado barón Desportes, aunque su papel más breve y fácil -aunque repleto de matices bien logrados- no recibiera del pblico el mismo nivel de reconocimiento que la soprano. En realidad, el verdadero protagonista sería Stolzius, representación del atormentado Zimmermann, pero el autor le autocastiga a una presencia secundaria salvo en el desenlace, y en el papel el barítono británico Leigh Melrose cumple el cometido con el mismo acierto que el bajo Pavel Daniluk interpreta a ese Wesener, el padre de Marie, que parece recién salido de la famosa serie Twin Peaks, siempre flotando en este tipo de montajes.

Sólo podemos admirar el conjunto de este numeroso elenco vocal, con tantos papeles secundarios bien cantados pero que hubiera necesitado de ayudas visuales en los masculinos para distinguirlos unos de otros. Nos sobró el personaje de la furcia travestida. Nos decepcionó el vestuario. Y en general la obra hubiera estado mejor ambientada en su época con todas las licencias habidas y por haber pero por favor sin alusiones nazis otra vez.

Die Soldaten (1965), considerada en su día irrepresentable por su complejidad, exigencia y monumentalidad, se ha convertido en un referente en la historia de la ópera del siglo XX y una reválida en la primera división de grandes cosos operísticos. Si de superar el desafío se trataba, superado está aunque la producción fuera creada originalmente para la Opernhaus de Zrich (septiembre de 2013) y la Komische Oper de Berlín (junio y julio de 2014). El director artístico del Real quería hacer de ello uno de los grandes hitos de la programación del Bicentenario del Teatro Real.

Estrenada en Colonia en 1965, después de una larga y atormentada gestación y de varios ajustes para hacer viable la interpretación de la partitura, Die Soldaten hace que los medios ingentes que se necesitan para ponerla en escena conviertan cada nueva producción en un acontecimiento artístico. Bernd Alois Zimmermann nació en Bliesheim, Colonia en 1918 y cumplió el servicioo militar con 21 años en esa segunda guerra mundial de la que salió con los pulmones llenos de plomo y la mente trastornada. Su breve e intensa carrera fue truncada por el suicidio a los 52 años. La novela Die Soldaten fue creada por Jakob Lenz (1751-1792), adalid del movimiento romántico Sturm und Drang (Tempestad e ímpetu). Ambos utilizan el camino de perdición de Marie, que los soldados convierten en una prostituta indigente, como metáfora de la degeneración moral y ética de la humanidad hasta traspasar el umbral de lo soportable y de lo expresable: un viaje terrorífico a los rincones más oscuros del ser humano, donde habita un monstruo que se excita con la perversidad y se regocija con el dolor.

Esta ópera bebe de las corrientes musicales rupturistas de la segunda mitad del siglo pasado pero también incorpora destellos corales de Bach, jazz,referencias a la radio y al cine y apuntes de las posibilidades técnicas que ofrecían la grabación directa y el tratamiento del sonido. De todo eso da cuenta Die Soldaten, un colosal collage vertical y horizontal, de mltiples capas interpretativas, que parte de una estructura de 12 notas (serialismo) vertebrada por formas musicales reconocibles chacona, tocata, ricercare, nocturno asociadas a cada una de las 15 escenas y alimentada por un universo sonoro ilimitado, con estrépito de bombas, estridentes gritos de agonía, rumores por los pasillos, diálogos familiares entrecortados y vacuas conversaciones castrenses; ráfagas de vidas entrelazadas en una espiral que conduce inexorablemente al abismo y el estupor. Trasciende los clásicos límites teatrales de tiempo las escenas sobreponen pasado, presente y futuro; de lugar con acciones (hasta once!) simultaneas en diferentes espacios; y de acción, con la unidad narrativa en permanente alteración.

Dos horas bien duras, con un intermedio para reparar fuerzas, que compensarán o no al respetable en función de gustos y tendencias. En el estreno hubo algunos bravos entusiastas y algunas protestas débiles sobre un tono general de aplausos corteses, espaciados, mientras el pblico se recuperaba, sin abandonos ruidosos. Experiencia desafiante. Velada excepcional. Pero no diríamos que imprescindible.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Dirección musical: 9
Dirección artística: 6
Voces: 8
Actuación: 9
Escenografía: 7
Orquesta: 8
Coro: 8
Producción: 9

Teatro Real
DIE SOLDATEN
Bernd Alois Zimmermann (1918 1970)
Ópera en cuatro actos
Libreto de Bernd Alois Zimmermann, basado en la obra
homónima de Jakob Michael Reinhold Lenz
Estrenada en la Opernhaus de Colonia el 15 de agosto de 1965
Nueva producción del Teatro Real,
creada originalmente por la Operhaus de Zrich y
la Komische Oper de Berlín

FICHA ARTÍSTICA
Director musical Pablo Heras-Casado
Michael Zlabinger (19 de mayo)
Director de escena Calixto Bieito
Reposición Barbora Horakova
Escenógrafa Rebecca Ringst
Figurinista Ingo Krgler
Iluminador Franck Evin
Videocreadora Sarah Derendinger
Coreógrafa Beate Vollack
Dramaturga Beate Breidenbach
Director del Coro Andrés Máspero
Ingeniero de sonido Oleg Surgutschow
Supervisora de dicción Rochsane Taghikhani
Maestro apuntador Vladimir Junyent

REPARTO
Wesener Pavel Daniluk
Marie Susanne Elmark
Charlotte Julia Riley
Madre anciana de Wesener Hanna Schwarz
Stozius Leigh Melrose
Madre de Stolzius Iris Vermillion
El conde von Spanheim Reinhard Mayr

Desportes Uwe Stickert (16, 19, 22, 24 de mayo)
Martin Koch (28, 31 de mayo. 3 de junio)
Pirzel Nicky Spence
Eisenhardt Germán Olvera
Haudy Rafael Fingerlos
Mary Wolfgang Newerla
Tres jóvenes oficiales Francisco Vas, Gerardo López, Albert Casals
La condesa De la Roche Noëmi Nadelmann
El joven conde Antonio Lozano
Madame Roux Beate Vollack
Criado de la condesa Wolfram Schneider-Lastin
Primer capitán/Un joven alférez Benjamin Mathis
Segundo capitán Pablo García López
Tercer capitán Manuel Rodríguez
Un oficial borracho ngel Fernández Lara
Un soldado torturado Christoph Uhlemann

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Duración aproximada: 2 horas y 15 minutos
Actos I y II: 1 hora
Pausa de 25 minutos
Actos III y IV: 50 minutos
Fechas:
16, 19, 22, 24, 28, 31 de mayo
3 de junio
Patrocina BBVA

AGENDA DE ACTIVIDADES PARALELAS
-3, 8 y 10 de mayo, de las 19.00 a las 21.00 horas | Teatro Real, Sala Gayarre
Curso monográfico sobre Die Soldaten impartido por Gabriel Menéndez Torrellas
-9 de mayo a las 20.15 horas | Teatro Real, Sala Gayarre
Enfoques: encuentro con artistas que participan en Die Soldaten y Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real
-11 de mayo a las 12.00 horas | Teatro Real, Sala Gayarre
Conferencia Die Soldaten: la corchea de una tragedia, por Arnoldo Liberman
-27 de mayo a las 12.00 horas | Teatro Real, Sala principal
Los domingos de Cámara, por los solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real
Parte I
Erwin Schulhoff: Do para violín y violoncello
André Jolivet: Concierto para flauta y orquesta de cuerdas
Parte II
Benjamin Britten: Lacrimae
Luciano Berio: Folksonges para voz y 7 instrumentos.

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