jcdeus.es
El lúcido capricho del músico Strauss
Ampliar

El lúcido capricho del músico Strauss

Por José Catalán Deus
x
jcdeustelefonicanet/6/6/17
jueves 30 de mayo de 2019, 01:00h

La poco conocida Capriccio, la ltima ópera de Richard Strauss, va a ser la gran sorpresa de la temporada, extraordinarios libreto y partitura en una producción impecable. 150 minutos sin interrupción y con el adicional esfuerzo de los sobretítulos exigen un pblico de alto nivel. Así se mostró este jueves el que llenaba el Teatro Real.

Con este estreno, el Coso de la plaza de la Ópera de Madrid amplía repertorio y ofrece una obra maestra, cuya composición y contenido argumental trascienden el valor artístico para invitar al eterno debate en torno a la ópera: qué es más importante, la palabra o la msica? Fue el escritor Stefan Zweig, rescatando una ópera breve de Antonio Salieri y Battista Casti titulada Prima la musica e poi le parole, en torno a este tema, quien sugiere al compositor la idea. Y mientras el mundo occidental se sumergía en los horrores de la Segunda Guerra Mundial, en el corazón de la Alemania nazi, Richard Strauss se aleja de la realidad no en vano la ópera está ambientada en un castillo en París en 1775, para contarnos la historia de la condesa Madeleine, una culta y refinada aristócrata, incapaz de decidirse ante el amor de sus dos pretendientes, un poeta y un compositor. La celebración de su cumpleaños origina la creación de una pequeña obra de teatro, en la que participan ambos artistas, y que dará origen a un debate intelectual y filosófico, no exento de humor, alrededor de la cuestión del predominio de la msica sobre la palabra en el teatro musical, o si por el contrario nicamente los buenos libretos dan lugar a buenas óperas.

La respuesta la conocemos pues muchas de las mejores partituras operísticas de la historia responden a libretos atroces en los que la msica se eleva por encima de tramas absurdas. Pero la forma en que lo plantea este inteligente libreto es de una sutileza y de una ironía plenamente vigentes. Además, no contentos con hacernos sonreir con sus argumentos, extienden el debate al tercer elemento en disputa, pues no estamos ante una simple dicotomía al irrumpir la puesta en escena, la realización práctica del espectáculo, como factor tan importante como los otros dos en el resultado final. Algo que ha ido aumentando en intensidad en las ltimas décadas a medida que el oficio se magnificaba y los directores artísticos desarrollaban grandes producciones, magníficos montajes de técnicas y herramientas variadísimas que a menudo entraban en colisión con el libreto y hasta con la partitura.

Así que Capriccio es la aportación de uno de los mejores msicos del siglo XX al eterno debate, que no se queda en teórica sino que se plasma en la práctica, y que procede de una larguísima experiencia personal al final de la vida. Richard Strauss plasma su largo conocimiento del tema en reflexiones literarias y musicales -ayudado en las primeras por Clemens Krauss- de altísimo nivel, vigencia plena y resultado esmerado: una ópera conceptualmente a la cabeza del género de todos los tiempos.

El director de escena alemán Christof Loy, experimentado en otras óperas de Strauss, aborda esta compleja obra de forma acertada con un equipo de gran prestancia. Impresionante la escenografía de Raimund Orfeo Voigt, utilizando al completo el gigantesco escenario del Real para presentar el enorme salón del abandonado castillo donde van a entreverarse un grupo de intelectuales -invitados al cumpleaños de la joven aristócrata a cuyo amor aspiran el poeta y el msico- con personajes ficticios que encarnan el subyugante paseo por la historia de la opera que plantea la obra. Un grande y misterioso retablo -espejo herrumbrado- insinuando colores donde solo existen desvaídos grises, preside la vacía escena desde encima de una chimenea a la que acompañan apenas una silla y dos tresillos a los que han retirado las cubiertas blancas que les protegían del polvo de siglos. Un pianoforte reposa en el ángulo oscuro y una pequeña puerta insina otras dependencias. La iluminación de Franck Evin dota a la escena de irreal atractivo y los figurines de Klaus Bruns dan verosimilitud absoluta a las dos escalas temporales que se entrecruzan, con una briullantez extraordinaria en los idénticos trajes que visten en el tramo final la joven condesa y la niña y la anciana que la completan.

El director musical israelí Asher Fisch, acertó plenamente en trasmitirnos esta inmensa, ininterrumpida y compleja partitura, y en coordinar con perfección técnica teñida de enorme sensibilidad a la orquesta con el elenco vocal logrando un sobresaliente colectivo. La soprano sueca Malin Bystrm se consagró en su debut en el Real con esta Condesa Madeleine tan exigente, de tan extensa y continua intervención a niveles que recuerdan los mejores momentos wagnerianos especialmente en su aria final. Sus dos pretendientes no la desmerecieron, tanto el tenor Norman Reinhardt en el papel del msico Flamand como el barítono André Schuen en el del poeta Olivier estuvieron notables, especialmente el segundo en opinión del pblico que mostró su preferencia absoluta por el bajo Christof Fischesser en una extraordinaria interpretación del escenógrafo La Roche que da réplica simultánea a las tesis de ambos pretendientes. El resto de las voces masculinas encabezadas por el barítono Josef Wagner como el hermano de la condesa fueron un abanico siempre placentero, desde ese inspirado apuntador Monsieur Taupe de John Graham-Hall al mayordomo que hace Torben Jrgens, a quien toca la responsabilidad firmemente interpretada de cerrar la pieza, pasando por el acierto de los ocho criados, para todos los cuales hay su momento de intervención. Mención final a la contraparte de la romántica condesa, la realista Clairon que la mezzo Theresa Kronthaler llena de vida con una extraordinaria voz y una buena presencia, a Leonor Bonilla y Juan José de León en su irrupción belcantista y a las bailarinas que completan al personaje protagonista.

Richard Georg Strauss (1864-1949) abarca desde el romanticismo tardío hasta la primera mitad del siglo XX con sus óperas, poemas sinfónicos y lieder, representando con Gustav Mahler la herencia de Richard Wagner. Mantuvo una controvertida relación con el nazismo y sus ideas, componiendo y dirigiendo un Himno para los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Capriccio se estrenó siete años antes de la muerte de Strauss, que la subtituló significativamente Una pieza de conversación para msica: tiene pasajes hablados y viene a reivindicar indirectamente otros teatros musicales que como la zarzuela española o la opereta centro-europea dan una importancia a los diálogos hablados que algunos en estos días y en estos lares han pretendido ningunear.

Capriccio es de las óperas que elevan el género a una altura intelectual más allá de proezas vocales sobre cuestiones baladíes. No hay muchas y son numerosos los fracasos del ltimo medio siglo. Es casi imposible encontrar un equilibrio entre texto y msica como el que logró su autor y setenta años después seguimos admirando.

VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 9
Libreto: 9
Partitura: 9
Dirección musical: 8
Dirección artística: 8
Voces e Interpretación: 8
Producción: 9
Programa de mano: 10

Teatro Real
CAPRICCIO
Conversación con msica en un acto
Richard Strauss (1864 1949)
Libreto de Richard Strauss y Clemens Krauss, basado en la idea original de Stefan Zweig
27, 29, 31 de mayo. 2, 4, 6, 9, 11, 14 de junio

Estrenada en el Staatsoper de Mnich el 28 de octubre de 1942
Estreno en el Teatro Real
Nueva producción del Teatro Real en coproducción con la Opernhaus de Zrich

Director musical Asher Fisch
Director de escena Christof Loy
Escenógrafo Raimund Orfeo Voigt
Figurinista Klaus Bruns
Iluminador Franck Evin
Coreógrafo Andreas Heise

REPARTO
La condesa Madeleine Malin Bystrm
El conde Josef Wagner
Flamand Norman Reinhardt
Olivier André Schuen
La Roche Christof Fischesser
Clairon Theresa Kronthaler
Monsieur Taupe John Graham-Hall
Dos cantantes italianos Leonor Bonilla Juan José de León
El mayordomo Torben Jrgens
Ocho criados Emmanuel Faraldo, Pablo García-López, Manuel Gómez Ruiz, Gerardo López, Tomeu Bibiloni, David Oller, Sebastià Peris, David Sánchez
Condesa/Bailarina Elizabeth McGorian Condesa niña/Bailarinas Julia Ibáñez, Clara Navarro

Orquesta Titular del Teatro Real

DURACIÓN APROXIMADA: 2 horas y 20 minutos
Sin interrupción
20:00 horas; domingos: 18:00 horas

ACTIVIDADES PARALELAS

TEATRO REAL
Miércoles 22 de mayo, 20:15h. Enfoques
Sala Gayarre. Acceso libre hasta completar aforo.
Encuentro con los artistas de la producción. Sala Gayarre.

Domingo 26 de mayo, 12.00 y 17.00 h. Todos a la Gayarre!
Talleres musicales para toda la familia. Este mes: Hoy estamos de capricho.

Domingo 16 de junio. Domingos de Cámara
Sala Principal
Concierto a cargo de los solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real en torno a Richard Strauss y Roberto Gerhard.

Todos los días, 45 minutos antes del comienzo de la función.
Sala Gayarre. Aforo Limitado
José Luis Téllez desgrana al pblico interesado las claves de la ópera todos los días de función, 45 minutos antes de la misma.

FUNDACIÓN JUAN MARCH
22, 29 de mayo, 19.30 h. Conciertos
Msica de cámara de Richard Strauss junto a creaciones de algunos de sus colegas contemporáneos: Korngold, Krenek, Zemlinsky, Pfitzner o Schreker.
Actividad gratuita
Calle Castelló 77

CASA DE AMÉRICA
Miércoles 29 de mayo. 19.00 h
Mesa redonda.
Memoria de un Capriccio: Stefan Zweig y el éxodo judío a América.
Actividad gratuita
Plaza de Cibeles s/n

MUSEO LZARO GALDIANO
Viernes 7 de junio, de 20.00 a 21.30 h
Velada literaria dedicada a la literatura española. Un recorrido por el Museo que mezcla piezas de la Colección Lázaro y fragmentos de textos y poemas de escritores como Lope de Vega y Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Mínimo de 15 personas y máximo de 25. Inscripciones en [emailprotected]
Calle Serrano 122.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios