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Una comedia de maravillas y sainetes
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Una comedia de maravillas y sainetes

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
lunes 14 de diciembre de 2020, 01:00h

El sainete fue una pieza jocosa y costumbrista quer tuvo su siglo de oro en el XVIII. La comedia de maravillas funde varios de Ramón de la Cruz sobre las peripecias de una compañía de cómicos dedicada al género en una pieza chispeante y sugerente. Una notable propuesta de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Ramón Francisco de la Cruz Cano y Olmedilla nació en Madrid el 28 de marzo de 1731, fue gran amigo de Francisco de Goya, y de 1786 a 1791 editó sus Obras Escogidas -66 comedias, zarzuelas y piezas breves- en diez tomos gracias a una suscripción entre amigos y protectores. Fallecería en 1794. Escribió más de 300 sainetes, conviriténdose en objeto de la ira de los cultistas del Neoclasicismo y favorito del pblico, llegando a ser el mandamás de los teatros madrileños de la Cruz y del Príncipe.

A Ramón de la Cruz le debemos la sistematización del sainete como género escénico: a los espectadores se les recompensaba con una pequeña obra que separaba las diversas jornadas de la obra principal, y él hizo de este arte menor una de las joyas de la dramaturgia española del siglo XVIII, con especial interés por el metateatro, los entretelones del teatro, piezas como El teatro por dentro, El coliseo por defuera y El sainete interrumpido, que ahora se nos presentan ensambladas. Yo escribo, y la realidad me dicta, decía y así fue el gran cronista de la villa y corte: El Prado por la noche; Las tertulias de Madrid; La víspera de San Pedro; La maja majada; Las castañeras picadas; El Rastro por la mañana; La pradera de san Isidro, y otros muchos sainetes reflejo de las costumbres madrileñas. Sus personajes y dramaturgias inspirarán a Ventura de la Vega, Arniches, los lvarez Quintero o Jardiel Poncela para llegar hasta nuestros días. Quién sabe si volveremos al sainete tal y como van los tiempos.

Y a este dramaturgo madrileño de pro han dedicado su interés tres catalanes de prosapia. Lluïsa Cunillé ha escogido siete de la misma temática y los ha unido en una comedia nica y coherente. Xavier Albertí, director artístico del Teatre Nacional de Catalunya desde hace ya seis temporadas, ha ensamblado una dramaturgia trepidante y una graciosa banda musical con conocidos extractos de las zarzuelas de Federico Chueca.Y el director de la CNTC desde hace un año, Lluis Homar, ha realizado su primer montaje en ella y más concretamente con La Joven Compañía, su excelente vivero de actotres y actrices espdecializados en nuestros clásicos.

Cunillé con una certera aplicación del noble arte de corta y pega -que algunos desprecian porque no saben lo importante que es, casi como la dialéctica marxista, obtener una síntesis superadora- presenta una trama disparatada de los prolegómenos y desarrollo de una función en el patio quizás de una corrala, con reparto atrabiliario y pblico variopinto -de condes y marquesas a chulapos y chulapas-, con falso velatorio por medio y mucho ligón husmeando. Alberti le ha dado un ritmo trepidante que casi cuesta seguir y Homar ha puesto al reparto a echar carreras por el reducido recinto de la Sala Negra de la Comedia, en el quinto piso de la calle del Príncipe, donde pudo estar ocurriendo hace 250 tacos. La escenografía la resuelve Elisa Sanz con escueta imaginación, la iluminación ajustada la pone Pedro Yage y el fantástico vestuario corre a cargo de Pier Paolo lvaro y la misma Elisa ya mencionada, un despliegue ecléctico que merece pero que mucha atención. Todo sencillo y todo correcto con una gran presencia musical zarzuelera, subrayada al piano en directo por Carlos Pérez Claudio y cantada con mucho gracia por unos y otros de los actores y actrices del elenco.

Que son un torbellino de gracia y buen hacer en el que no vamos a entrar a hacer distingos: trece en 35 papeles, todo un despliegue vertiginoso en hora y cuarto sin parar. Una selección de las cinco promociones surgidas hasta el momento de La Joven Compañía, un excelente resultado a la vista de todos. Esta comedia de maravillas revive a don Ramón de la Cruz -tan famoso de nombre como ignorado de autor-, y versión, puesta en escena e interpretación encajan a la perfección para ofrecer un atractivo e intenso espectáculo al que ni los más reacios al teatro costumbrista español se arrepentirán en acudir.

VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 8
Adaptación: 8
Dirección: 7
Puesta en escena: 7
Interpretación: 7
Msica: 8
Producción: 8

Teatro de la Comedia
Sala Tirso de Molina
26 de noviembre 2020 a 14 de febrero 2021.
LA COMEDIA DE MARAVILLAS
Entremeses de Ramón de la Cruz ensamblados por Lluïsa Cunillé

Reparto por orden de intervención: trece jóvenos ya maduros

Tadeo, Eusebio y Espectadora 1: David Soto Giganto
Estoracio, Ponce y Majo: Pablo Béjar
Robles, Joaquina y Barón: María Besant
León, Figueras y Mosquetero 1: Ariana Martínez
Chinica, Mosquetero 3 y Mediodiente: Mikel Arostegui
Merino, Mosquetero 2, Manolo: Ignacio Jiménez
El mudo, Mariana y Marquesa: Georgina de Yebra
Espejo, Alonso y Tía Chiripa: Samuel Viyuela González
Ibarro y Maja: Laura Romero
Callejo, Manolillo, Matute: Miguel ngel Amor
Polonia, Tia Pepa, Remilgada: Carolina Rubio
Paca, Soldado y Espectadora 2: Raquel Varela

Pianista: Carlos Pérez Claudio

Dirección: Lluís Homar
Dirección adjunta: Óscar Valsecchi
Dramaturgista: Xavier Albertí
Escenografía: Elisa Sanz
Iluminación: Pedro Yage
Vestuario: Elisa Sanz, Pier Paolo lvaro
Maestro de la palabra: Vicente Fuentes
Selección musical y arreglos: Xavier Albertí
Msica: Federico Chueca.

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