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Los asquerosos que se mofan del prójimo
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Los asquerosos que se mofan del prójimo

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
sábado 19 de diciembre de 2020, 01:00h

Novela de éxito adaptada por dramaturgo de éxito y protagonizada por actor de éxito. A ver quién se atreve a decir que no le gusta. Pero lo cierto es que esta comedia es convencional y superficial, un producto comercial para que el pblico se ría mucho de los defectos ajenos y se olvide de los propios mientras pasa un rato entretenido. Todo estupendo en cualquier sala comercial, pero no en la sala señera del Teatro Español que ahora ha añadido a su logotipo Desde 1583 para recordar una solera que con propuestas así tira por tierra.

El argumento es este: Manuel ha herido a un policía y se ha dado a la fuga, refugiándose en casa de su tío. No sabe el alcance de la lesión, pero su tío le aconseja que desaparezca; se refugia en un pueblo abandonado, un pueblo al que ambos deciden llamar Zarzahuriel. Solo tiene contacto telefónico con su tío, que le ayuda en lo que puede desde la distancia. Así, con lo justo y en plan robinsón crusoe, se va curtiendo y se siente casi feliz. Hasta que una familia urbanita, los mochufas, como él los llama, decide disfrutar la vida rural y adquiere y se instala en otra de las casas abandonadas del pueblo. Esto trastocará la rutina de Manuel y ensuciará para siempre su paraíso.

El autor parte de una experiencia personal para ridiculizar y mofarse de unas gentes normales y corrientes que tuvieron el atrevimiento un día de elegir el pueblo abandonado donde él se había instalado huyendo del mundanal ruido -qué original-, para rehabilitar una casa y convertirla en segunda residencia de vacaciones. Comprendemos su reacción airada, a cualquiera de los que de verdad valoramos el silencio y la soledad, y huimos de la masa -incluida la ridícula masa de la cultureta y los eventos teatrales- como de la peste, nos hubiera pasado lo mismo. Pero podía haber escrito algo más irónico, empático y profundo que esta colección de escarnios e insultos. Vieja costumbre esta de hacer reír burlándose de este pueblo llano que es el nuestro tan inculto y poco refinado, la cual los intelectualillos de tres al cuarto han usado siempre de coartada y modus vivendi. No nos gusta. Lo sentimos mucho pero nos indigna tan grotesca manipulación de bajas pasiones, tan burdo guiño a nosotros los refinados que vamos al teatro y miramos por encima del hombro al populacho, una sociedad llena de mochufas, esa clase media ostentosa, vulgar, uniforme, consumista, orgullosa de su incultura, acomodada en la estupidez y en el tópico y que se comunica hablando muy alto y con frases hechas. La mochufa es la gente que sueña con ir a Italia para hacerse una foto aguantando el peso de la torre de Pissa; son aquellos que se vuelven locos por celebrar Halloween o San Valentín; los que lloran en los partidos de ftbol; los que adoran las teorías de la conspiración; y los que en una despedida de soltera se ponen en la cabeza una diadema coronada con un pene de gomaespuma, en palabras del director de la pieza que no sabe cómo agradecer que le hayan elegido para tan exitosa tarea.

La adaptación teatral ha incidido en la veta de esta caricatura esperpéntica a base de trazos gruesos de humorismo trasnochado, sin sutileza y sin ingenio, montando una trama inverosímil entre el joven huido al pueblo abandonado y su tío en Madrid, a través del telefóno móvil por supuesto, en un montaje al que solo falta el marco de una tele de plasma gordota para estar en su salsa. Enumerar los sinsentidos, lapsos, contradicciones y absurdeces del guión sería demasiado largo. Podría aguantarse tanta banalidad en 95 interminables minutos si no fuera porque a la media hora empieza la rechufla de los mochufas a cargo del sosipanda del sobrino reconvertido en ermitaño nmero seis millones, y ya no para de hacer chistes fáciles para disfrute de los invitados al estreno que celebraban las gracias como si ellos no fueran igualicos o peores.

A tal prodigio textual se adapta una puesta en escena convencional con un par de módulos donde se alternan la casa del sobrino en el pueblo y el salón de la vivienda urbana del tío listorrón. Como no hemos leído la novela no podemos hablar de los méritos de la adaptación de Galcerán, quizás nuestro autor de más éxito internacional, del que solo hemos visto El crédito, dirigida por Gerardo Vera durante tres temporadas seguidas en el Teatro Maravillas (ver nuestra reseña): un simple diálogo, bien escrito y con un final atractivo cuyo mayor gancho era la presencia de Carlos Hipólito.

En cuanto a la interpretación, también se adapta a la vulgaridad de la propuesta. Miguel Rellán sigue haciendo como siempre de miguel rellán, que es lo que le ha llevado al estrellato audiovisual, y Secun de la Rosa se defiende, con menos titubeos que su compañero y algo más creíble.

Los asquerosos nos hace mirar con piedad y hasta con afecto el mundo de la masa media, pobrecilla, que no es culpable de que se aprovechen de ella porque pasa el día ocupada en ganar dinero con el que comprar consumo. Como los ingredientes unidos en esta producción son todos de gran renombre, será seguro el éxito y su proyección duradera. Como recibirán multitud de parabienes nos podemos permitir esta crítica acre y disonante, que hubiera sido más benévola de ser los reseñados una tropa más modesta. No hay nada en Los asquerosos que destaque de una medianía bien mochufa que hubiera encontrado su nivel en la sala pequeña. Y gracias.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 4
Texto, 5
Dirección, 7
Interpretación, 6
Puesta en escena, 6
Producción, 6

Teatro Español
LOS ASQUEROSOS
De Jordi Galcerán y Jaume Buixó (basado en la novela de Santiago Lorenzo)
Dirección David Serrano
Hasta el 24 de enero de 2021

Reparto
Miguel Rellán
Secun de la Rosa

Escenografía y vestuario Alessio Meloni
Diseño iluminación Juan Gómez-Cornejo y Pilar Valdelvira
Msica de Miguel Malla
Diseño gráfico y fotografía Javier Naval
Ayudantía dirección Luz Cipriota
Producción ejecutiva Rafael Romero
Dirección de producción Nadia Corral
Dirección técnica Ciru Cerdeiriña
Distribución Fran vila
Una producción del Teatro Español y Octubre producciones.

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