J.C.D.
Este miércoles 9 de mayo, a las 19,30 horas y con entrada libre, se inicia, en la sede de la Fundación Juan March (www.march.es), en Madrid, un ciclo de tres conferencias (las otras dos, los jueves 10 y 17 de mayo), que lleva por título Teresa de vila: la mirada del historiador y que desarrollará el hispanista francés Joseph Pérez.
Teresa de vila, en un primer momento, decide hacerse monja antes que someterse a la forma de servidumbre que supone el matrimonio: es la tesis de Pérez y otros mucho historiadores. Hubiera podido contentarse con llevar una vida descansada en un convento en el que ya no se respetaba la regla primitiva: silencio, clausura, etc. Pero la que ahora se llama Teresa de Jess no se resigna a la mediocridad. Quiso ser exigente consigo misma hasta llegar a una vida contemplativa fuera de lo comn.
Procuró contribuir a su modo al movimiento de renovación de la espiritualidad, reformando la orden carmelitana para que volviese a su vocación primera. Las experiencias espirituales y el afán reformista de Teresa podían llevarla a enfrentamientos serios con la sociedad contemporánea, con los medios eclesiásticos, con la Inquisición. Ella logró superar aquellos peligros por su personalidad, por su cultura -no por discreta menos relevante-,.y por su don de gentes. La voluntad de examinar con lucidez y rigor sus experiencias místicas y de evitar cualquier malentendido en la interpretación y la exposición de las mismas la convirtieron en una de las primeras escritoras de España. Poco después de morir, la Iglesia la ponía en los altares, las Cortes la proclamaban patrona de España y lo más selecto de la espiritualidad europea -la escuela francesa de Bérulle, el movimiento de Port-Royal, Pascal- la tomaba como maestra. Hoy en día, sus enseñanzas y su ejemplo quedan singularmente actuales para los hombres del siglo XXI, opina Pérez.
El hispanista francés explica con estas palabras el contexto de la época de Teresa: Lo normal, en el siglo XVI, en España como en el resto de Europa, es la marginación de la mujer, relegada a ocupaciones secundarias: Sepa ella muy bien usar de una aguja, de un hueso y una rueca, que no ha menester usar de una pluma; esto es lo que se puede leer en un libro publicado en 1584. A ello conviene añadir la fobia antifeminista de los teólogos y clérigos que difunden la idea de la Eva pecadora que corrompe a Adán.
Santa Teresa de Jess, esbozo de una vida (1515-1582)
Teresa de Ahumada nació en vila, el 28 de marzo de 1515.
Desde sus más breves años comenzó a sentir mística exaltación, y a los 7 años huyó de su casa con un hermano, para ir a buscar martirio.
Vuelta al hogar, a los doce años pasó por el dolor de perder a su madre, lo que la afectó en extremo y pareció decidir su vocación religiosa.
A los 16 años entró en el convento de Santa María de Gracia, llevada por su padre a causa de sus malas frecuentaciones, entre ellas la de una su prima, y de las exageradas lecturas de libros de caballerías.
El tres de noviembre de 1534, a los 19 años de edad, profesó en el convento de la Encarnación de vila. Poco después cayó gravemente enferma y su padre la llevó a baños minerales: sentía los primeros síntomas de sus neurosis.
En 1537, en casa de su padre, sufrió un ataque de parasismo, y durante dos años estuvo paralítica.
Curó, y durante bastantes años su fe anduvo bastante entibiada, hasta que volvió al pasado ardor religioso por que, segn dice ella, Cristo se le apareció con airado semblante.
Entonces creyó que la causa de su frialdad provenía de su demasiado frecuente trato con seglares, y resolvió reformar la orden del Carmelo, a la cual pertenecía, y fundar religiones de monjas descalzas y enclaustradas.
Hora era de que llegaran estas reformas, pues la orden estaba del todo relajada.
En su empresa tuvo grandes dificultades que vencer, pero le ayudaron eficazmente una de sus hermanas, otros parientes, varios señores piadosos y la duquesa de Alba.
Sus principales obras son en prosa: amenas unas veces, especiosas otras, son pruebas de que la santa, que tanto se queja en ellas de su falta de letras, era una gran estilista.
En cuanto a sus poesías, fueron compuestas en ciertos momentos de mayor ardor místico, por la que ella decía que la Divinidad se las inspiraba.
La ltima de las que aquí damos, el popular soneto, es también atribuido a San Juan de la Cruz. El espíritu de este soneto parece, en efecto, de la santa, pero su forma parece más bien de su gran amigo.
Santa Teresa murió, después de realizada su obra de reforma, el 4 de octubre de 1582, a los sesenta y siete años.
Joseph Pérez nació en 1931. Es catedrático de la Universidad de Bordeaux III. Fue Director de la Casa de Velázquez, en Madrid, entre 1989 y 1996. Es miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, Premio Nebrija 1991 de la Universidad de Salamanca, doctor honoris causa de la Universidad de Valladolid, Oficial de la Legión de honor francesa, Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio y Comendador de la Orden de Isabel la Católica.
Es autor, entre otras obras, de las siguientes editadas en España: La Revolución de las Comunidades de Castilla (1520-1521) (1977); Los movimientos precursores de la emancipación en Hispanoamérica (1977); Isabel y Fernando. Los Reyes Católicos (1988); Historia de una tragedia. La expulsión de los judíos de España (1993); El humanismo de fray Luis de León (1994); Carlos V, soberano de dos mundos (1998). Historia de España (1999); Carlos V (1999); La España de Felipe II (2000); Los comuneros (2001); Crónica de la Inquisición en España (2002); y Breve historia de la Inquisición en España (2003).
Fundación Juan March
Castelló, 77 28006 Madrid
Tfno.- 0034 91 435 42 40
*Miércoles 9 de mayo: Teresa de Ahumada: una mujer en la España de Felipe II.
*Jueves 10 de mayo: Teresa de Jess: obra reformadora y literaria.
* Jueves 17 de mayo: Santa Teresa: muerte y posteridad.
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