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El Teatro Real evoca la gran ópera romántica con Il Trovatore de Verdi

El Teatro Real evoca la gran ópera romántica con Il Trovatore de Verdi

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
lunes 04 de junio de 2007, 01:00h

J.C.D.

El Teatro Real pondrá en escena, a partir del 7 de junio, doce funciones de la ópera de Giuseppe Verdi Il Trovatore. Este apasionado melodrama del escritor español Antonio García Gutiérrez, es el segundo título de la denominada trilogía popular de Verdi, iniciada con Rigoletto y culminada con La Traviata. De enrevesado argumento en torno a dos hermanos cuyas vidas siguen trayectorias opuestas y enfrentadas, fue estrenado en el Teatro Apollo de Roma el 19 de enero de 1853.

Siempre ha resaltado por el vigor de su msica conmovedora. De abierta expresividad y cargada de la más intensa inspiración melódica, la obra contiene poderosos coros, y arias y dos de un arrebatado lirismo. Quizás sea por todas estas peculiaridades, que la convierten en un compendio absoluto de la gran ópera romántica, uno de los títulos favoritos del pblico.

El papel estelar de Manrico, que iba a interpretar el tenor Roberto Alagna en el que iba a ser su esperado debut en el coliseo madrileño y que finalmente el artista ha cancelado por tener que someterse a una intervención quirrgica, lo interpretarán tres cantantes diferentes: el dominicano Francisco Casanova (previsto en un principio para el segundo reparto y que ahora asumirá siete de las doce funciones); el coreano Francesco Hong y el canadiense Richard Margison.

El director de escena inglés, Elijah Moshinsky, sita en la época del Risorgimento italiano la acción de esta recreación escénica con claras referencias al universo cinematográfico de Luchino Visconti. El Coro y Orquesta Titular del Teatro Real (Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid) acompañará, bajo la batuta de Nicola Luisotti, uno de los valores italianos de la dirección de orquesta, a un nutrido elenco de cantantes, muchos de ellos bien conocidos de los aficionados. Fiorenza Cedolins, Anthony Michaels-Moore, Dolora Zajick, Francisco Casanova, Roberto Frontali, Michele Capalbo, Irina Mishura, Richard Margison, Vladimir Stoyanov, Francesco Hong, Raymond Aceto, Amparo Navarro, Francisco Corujo, Mario Villoria y Gonzalo Fernández de Terán, darán vida y voz a los personajes de la ópera del compositor de Roncole.

Il Trovatore vuelve al Teatro Real después de su estreno en el año 2000, con una puesta en escena respecto a aquella ocasión más goyesca que revive las raíces españolas de esta ópera, segn explicó el director de escena inglés Elijah Moshinsky, que hizo hincapié en la importancia de buscar la verdad de cada proyecto escénico y eso sólo se consigue, en su opinión, con una estrecha relación entre el director de escena, el musical y los cantantes.

Esta es una de las grandes tragedias románticas del siglo XIX y así lo hemos expresado, con ambientes muy cambiantes y una referencia de base mitológica que aportan a esta ópera una gran pasión y desesperación, mayor incluso que si fuera de Beethoven o Mahler porque encara el tema de la muerte de manera muy especial, explicó añadiendo que su papel es conseguir una fuerte comunicación con el pblico y tocar su fibra sensible.

El director de escena agregó que su intención era desmarcarse de esas concepciones más cercanas al cuento y la fantasía y que lo que ha buscado es resaltar la parte más oscura de este drama.

Se trata de una de las óperas más populares, como indicó el director artístico del Teatro Real, Antonio Moral, quien recordó que es la que más veces se ha visto en Madrid, concretamente, 290 desde su estreno en 1854 en el coliseo que sumadas a las 12 que ahora se presentan harán un total de 302.

El joven maestro italiano Nicola Luisotti resaltó la enorme dificultad que ofrece esta partitura verdiana en la que lleva tres semanas trabajando de manera seria, con pasión, sentimiento, ardor y placer a un tiempo. Luisotti elogió el trabajo de la Orquesta Sinfónica de Madrid que ha sabido comprometerse e implicarse de lleno con esta partitura que conocen y sienten, declaró. Asimismo aseguró que el reparto es extraordinario y tocó madera para que sigan estando en perfectas condiciones.

Tal como se ha hecho habitual en los ltimos veranos, el Teatro Real instalará una pantalla de grandes dimensiones el próximo 15 de junio en el balcón de su fachada de la Plaza de Oriente desde el que se podrá seguir la representación de Il Trovatore.

ARGUMENTO DE ESTE TROVADOR

La segunda ópera de esta trilogía (Rigoletto, Il Trovatore y La Traviata) con la que Verdi conseguía dar el paso definitivo tras los años de galera, como llamaba el compositor de Busetto, a su trabajo entre Ernani (1.843) y Stiffelio (1.850). Para su Trovador, confió la elaboración del libreto a Salvatore Cammarano, famoso libretista de Lucía di Lammermoor, pero su muerte le obligó a contar con el joven Leon E. Bardare para finalizarlo. La ópera se estrenó con bastante éxito unas semanas antes del fracaso de La Traviata. Tras esta trilogía llegaron óperas cada vez más elaboradas: Simón Boccanegra (1855), I Vespri sicciliani (1855) Un ballo in maschera (1859), La forza del destino (1862) y Don Carlo (1867) antes de llegar a Aida, una de los grandes referentes de la ópera.

Verdi volvería a basarse en un drama del gaditano Antonio García Gutiérrez en el célebre Simón Boccanegra.

Acto I

Cuadro 1

Un grupo de criados al servicio del Conde de Luna está conversando cuando llega Ferrando, hombre de confianza de aquel, y les pide que estén alertas ante las ausencias del conde(Allerta!,Allerta!). Los criados, para hacer tiempo y evitar que el cansancio les haga mella, piden a Ferrando que cuente la historia del hermano perdido del conde y que éste busca an. Empieza a narrar como una gitana (Abbietta zingaraUna gitana abyecta) se había adentrado en la habitación donde estaba la cuna del hermano del Conde y miraba al bebé; los siervos echaron a la gitana de la habitación, el bebé empezó a languidecer y, por ello, la bruja fue perseguida ( la fattucchiera perseguiatala hechicera fue perseguida) y condenada a la hoguera. La hija de esta bruja tomó al bebé y se vengó quemándolo en la misma lugar en que su madre fue quemada. Sin embargo, como dice Ferrando, el padre, en su lecho de muerte, hizo prometer a su hijo, el actual Conde de Luna, seguir la bsqueda de su hermano puesto que an creía que seguía vivo. Tras reconocer que sería capaz de reconocer a la hija de la maldita bruja a pesar de los años pasados, Ferrando desvela que, a veces, el alma de la gitana hechicera aparece en varias formas, lo que, añadido al tañido de las campanas de medianoche, produce un final de escena impactante .

Cuadro 2

Leonora está acompañada de Inés, persona que está a su servicio, mientras espera que aparezca ese desconocido que se presentaba en los torneos de forma misteriosa. El amor que Leonora muestra es sincero (Tacea la notte placida.Callaba la noche plácida) cuando evoca la noche en la que un trovador apareció en su vidaera el desconocido que aparecía en esos torneos. El temor de Inés recuerda en algo a esa Alice de Lucía de Lammermoor (que ya veremos dentro de un tiempo). Inés teme alguna desgracia que Leonora trata de negar con la cabaletta Di tale amor ,che dirsi

Llega el Conde de Luna, también enamorado de Leonora, al palacio donde espera volver a verla. Cuando alcanza ese momento supremo de felicidad aparece el trovador con su lad (Ma sei quel cor possiedePero si posee ese corazón). Leonora, que desconoce la cara de su amado, ve a una persona en el jardín- el Conde de Luna- y lo confunde con su venerado trovador. Cuando Leonora y el Conde de Luna están abrazados, aparece el trovador (Infida!) oculto con un yelmo. Ella reconoce esa voz y acude ante él pidiéndole perdón mientras que el Conde se va indignando por momentos. Le exige que se descubra y que revele su nombre (se un vil no sei, discovriti!Si no eres vil, descbrete!) a lo que el trovador accede. Es Manrico, rival del conde de Luna en el apoyo al Rey de la Corona de Aragón. Cuando Manrico le exhorta a que llame a la guardia para que lo llevan al verdugo, el Conde de Luna le asegura que su fin está más próximo y desenvaina la espada a lo que responde también el trovador. Leonora trata de evitar el duelo pero el Conde está demasiado encendido ante tal desprecio de ella (Di geloso amor sprezzato De un celoso amor despreciado) Es el inicio de un terceto intenso donde los sentimientos están contrapuestos, donde las voces se van entrelazando.

Acto II

Escena 1

Antecedente. En medio de la batalla de Pelilla se vuelven a cruzar los dos enemigos. En un combate anterior, Manrico pudo matar al Conde pero no lo hizo, dando valor al Conde junto a su escuadrón que, en esta batalla , le hiere. Manrico, malherido, fue encontrado por Azucena, la hija de la hechicera, que lo cuidó.

Si hay una escena que ha encumbrado a Il Trovatore como ópera de gran popularidad, es ésta: el coro de gitanos Vedi, le fosche notturne spoglie. El uso de la percusión el martillo golpeando el yunque- y el más que célebre Chi del gitano i giorni abella? La zingarella quién embellece los días del gitano?La gitanilla!- han alcanzado cotas de difusión fuera del mundo operístico. La mirada de Azucena está perdida ante las llamas de la hoguera y canta (Stride la vampa Crépita la llama!). Cuando marchan los gitanos, quedan solos Manrico y Azucena y el trovador le pide que le cuente la historia funesta de la hechicera. La narración es sobrecogedora (Condotta ellera in ceppiLa llevaban entre cepos!!) con especial acento en esa terrible mi vendica!-véngame!!- que se convertirá en el leit-motiv de esta ópera. La segunda narración le turba tanto que llega a revelar la verdad ella había quemado en la hoguera que, en su tiempo fue para su madre, a su propio hijo. Sin duda, no dejará indiferente al lector este aria-racconto.

Manrico se sorprende ya que Azucena es su madre y esa historia que ha contado ella es inverosímil para él (Non son tuo figlio?no soy tu hijo?) pero Azucena se disculpa y le pregunta si no fue una tierna madre para él, recordándole como lo recogió en Pelilla, malherido, y lo cuidó. Cuando la madre recuerda a su hijo porque no mató al Conde de Luna cuando lo tuvo en su mano, él rememora esa voz interna que le impidió matarlo (Mal reggendo allaspro assalto Resistiendo mal mi duro ataque). Es el inicio de un do breve, intenso, en el que ella le ruega que no le perdone al Conde si vuelve a encontrárselo en duelo mientras que él jura hacerlo. Un mensajero irrumpe con un documento para Manrico en el que le insta volver a Castellor para defender la ciudad. Pero lo que le lleva a desear marchar es la noticia de que Leonora tomará el velo (ingresará en un conento) ya que lo cree muerto. Es un texto leído pero que coge nuevos bríos cuando el tenor sabe de la intención de su amada. Los intentos de Azucena para evitar la marcha del trovador son infructuosos (Perigliarti ancor languenteAn desfallecientequieres exponerte al riesgo!) ante la intención de él: su amor por Leonora es más importante que unas heridas (Un momento può balenarmi!) y no quiere perderla. Es el mejor modo de culminar este cuadro.

Escena 2

Leonora está a punto de tomar el velo en el convento cercano a Castellor. Desconoce que su amado vive y que el Conde de Luna, aquel malvado que osó retar en duelo a su trovador, está muy cerca del convento con el objeto de raptarla. A pesar de tal carácter del conde, no hay que negar la belleza de ese aria Il balen del suo sorriso en la que el personaje muestra su amor por Leonora. La cabaletta siguiente, con apoyo de los soldados del conde, tampoco es de desmerecer (Per me ora fatale non può nemmeno un Dio rapirmi a te) y que no decepcionará en esta ópera más cercana a Rigoletto que a La Traviata. Un coro de religiosas inicia el ceremonial de ingreso de Leonora. Cuando ella está dispuesta a ir al altar, irrumpe el Conde para raptarla y Manrico, para salvarla. Es una escena (E deggioe posso crederlo?) que dejará marcado al que empiece por esta ópera por su riqueza musical que se percibe en cada momento de este final: una Leonora asombrada, un Conde indignado y un trovador dispuesto a amargar, una vez más, a su rival en la política y en el amor a Leonora.

Acto III

Escena 1

Estamos en el campamento del Conde de Luna, cerca de Castellar, con el objetivo de recuperar la ciudad. En escena, observamos un grupo de soldados que se preparan para el combate (Or codadi ma fra pocoahora con los dados). La aparición breve de Ferrando sirve para espolearles de cara a la esperada victoria (Squilli, eccheggi la tromba guerriera Que suene, resuene la trompeta guerrera). Es un coro de los soldados en un tono cercano al marcial que le dejará huella. Sin embargo, el verdadero inicio del acto se produce con la llegada del Conde (In braccio al mio rival!En brazos de mi rival) recordando la noche del convento cuando el trovador le impedía raptar a Leonora. Irrumpe Ferrando para advertirle de que han detenido a una gitana que rondaba el campamento ante la extrañeza del Conde. Lo que hubiese supuesto un breve interrogatorio, se convierte, por intervención de Ferrando, en un suplicio para la gitana. El capitán fiel del Conde de Luna reconoció en Azucena a la hija de la hechicera condenada a la hoguera y la que raptó al niño. Cuando Azucena exclama por su hijo Manrico la felicidad del Conde es infinita (Tua prole, o turpe zingaraTu hijo,oh innoble gitana) mientras que Ferrando y los soldados piensan en la hoguera que encenderán para consumirla en llamas.

Escena 2

Están Leonora y Manrico en una capilla de Castellar para casarse. La escena tiene, sin embargo, una sensación alejada a la de la felicidad ya que el asalto a Castellar es cercano y es posible que la felicidad se vea retrasada por el ataque. A pesar de todo, el aria Ah,si ben mio collessere demuestra las grandes dotes dramáticas del compositor de Bussetto. Es uno de los mejores momentos de la ópera junto al aria comentada del Conde en el Acto IIpor no hablar de su continuación y que dará lugar a otra escena célebre como es el Di quella pira, cabaletta de Manrico, y donde expresa su deseo de salvar a su madre de la hoguera ya que Ruiz le ha comunicado que el Conde la tiene en su poder y tiene pensado llevarla a la muerte segura.

Acto IV

Escena 1

Manrico ha sido detenido por las huestes del Conde de Luna y permanece preso en un calabozo en el Palacio de la Alfajería. Fuera permanece Leonora con Ruiz, el fiel compañero del trovador. Si Manrico dispuso de su aria y el Conde también, ella no podía ser menos y su Damor sullali rose- Sobre las alas rosadas del amor- es un canto de esperanza y afecto hacia su amado que le dejará prendado como su posterior cabaletta Tu vedrai che amore in terra muestra lo que posteriormente sucede y que se resume en esa expresión O al precio de mi vida tu vida salvaré o contigo a la tumba descenderé!. Pero no se puede olvidar el momento que media entre el aria y la cabaletta de la soprano porque el Miserere es una de las escenas que le dejará marcado con la voz de Manrico, desde su mazmorra, fuera de escena, con un ritmo pausado como si él siguiera cantando con el lad mientras se oye un coro que pide piedad de una alma cercana al viaje sin retorno- Miserere dunalma già vicina-.

La llegada del Conde, que no se ha fijado en la presencia de ella, y sus secuaces da inicio al do cuyo desenlace se verá en el ltimo cuadro de este acto. La sorpresa del Conde se transforma en ira al saber que ella está ahí para clamar por la vida del trovador (Mira dacerbe lagrimeMira, de amargas lágrimas / ah! dellindegno rendereDe ese indigno ). Cuando el Conde se niega a salvar la vida del trovador a cualquier precio, ella se ofrece por tal de salvarlo. El Conde accede felizpero desconociendo, en ese momento, que ella bebe de un anillo un veneno (Mavrai, ma fredda, esanime spogliame tendrás pero fría, exánimemuerta.). El resto del do es un canto de alegría entre la felicidad del Conde por tenerla en su poder y la de Leonora por poder salvar a Manrico (Vivrà.contende il giubilo/Tu mía,ripetilo)

Escena 2

En el interior del calabozo están Manrico y Azucena, condenados, en un principio, a morir. Su tono melancólico era de esperar, especialmente, en la hechicera evocando esos montes, la paz y la msica del lad. En ese momento, Leonora irrumpe con la noticia de la liberación de élpero la felicidad no dura apenas . Cuando él habla de marchar juntos, ella niega esa posibilidad a lo que él acaba negándose a huir y reprochando el gesto de ella (Ha questinfame lamor venduto) mientras ella sigue insistiendo en que debe huir. La escena es desgarradora: el trovador maldice a Leonora, ella le dice que no es hora de insultarla sino de rezar por ella. Manrico descubre que Leonora se ha envenenado y maldice el momento en que ofendió a ese ángel que prefirió morir por salvarlo. El conde asiste al final de Leonora y se queda asombrado por el gesto de ella (Ah! Volle me deludere e per costui morir!Quiso engañarme y morir por él) mientras Leonora muere y Manrico queda desesperado con su amada entre sus brazos. El final es vertiginoso: el conde pide a sus secuaces que lleven a Manrico al suplicio (Sia tratto al cepo!Que lo lleven al cepo!). Azucena pide detener la ejecución pero el Conde está demasiado indignado y, cuando el trovador es ejecutado, la gitana revela a aquél la cruel verdad y exclama exultante su venganza mientras que el Conde acaba horrorizado ante el cadáver de su hermano Manrico.

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