Cada vez que se rescata una obra de Lope de Vega, se descubre un mundo. En su teatro está la verdad de aquella vibrante y magnífica época española y no en la pseudo historia oscurantista y acomplejada que ha llegado hasta nosotros. Véase si no esta comedia, un portento de atrevimiento picante para su época, en la que una joven viuda decidida a no volver a aguantar marido que la mande, se queda prendada de un guaperas al que ve por la calle, y sin más le manda a su criado con una proposición bien deshonesta: podrá visitarla de noche y en su casa a cambio de que sus ilícitas relaciones tengan lugar en la oscuridad absoluta para que así no puede identificarla y de que sea guiado hasta su domicilio a ciegas para que nunca pueda saber donde se encuentra. Teatres de la Generalitat trajeron a Madrid una La viuda valenciana con inconfundible sabor fallero: colorido, desparpajo y buen hacer. Como ser discreta en hayar remedio para su soledad sin empeñar su honor. Nadar y guardar la ropa, que ya lo dice el refrán.
No teníamos a la españa de entonces tan permisible y lisonjera, por más que la acción se desarrolle en una Valencia menos rígida que la Corte. Pero la obra ni sufrió persecución alguna ni dejó de representarse. Y cuando se publicó en 1620, la dedicatoria se dirigía a la señora Marcia Leonarda de su capellán y aficionado feruidor, Lope de Vega Carpio. Marcia Leonarda era pseudónimo de Marta de Nevares y Santoyo, mujer casada con quien había iniciado, en 1616, dos años después de ordenarse sacerdote, una apasionada relación que duraría hasta la muerte de Marta en 1632. Es decir que el autor de moda dedicaba a su amante oficial una comedia en la que una mujer de rompe y rasga practica el amor libre con quien le da la gana, a la sazón un vividor sin nobleza ni hacienda cuya antigua novia termina en los brazos de ese personaje mitad colega mitad criado que no puede faltar en el teatro del siglo de oro.
No importa que al final se impongan las convenciones sociales y haya boda por partida triple. Aquí no hay condenas morales ni pecado mortal. Esta comedia de capa y espada resulta divertida y actual y el pblico amante de los clásicos sale de representación satisfecho y feliz, como corresponde. Cuentan que don Lope vino a Valencia para la boda de Felipe III y que participando en el festejo cabalgó a la jineta, con petrel de cascabeles, y colgando al cuello y de los brazos y de la silla muchos conejos, perdices, gallinas y otros volátiles representando a Don Carnal, mientras otra máscara iba cargada de abadejos, sardinas y otros pescados anunciando la Cuaresma.
Vicente Genovés dirige el montaje de estos valencianos Teatres de la Generalitat que son huéspedes de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en el marco de su cimentada y fecunda colaboración. La escenografía más que recordar un corral de comedias como dicen sus autores, evoca un palacio plateresco con su galería sobre el patio escoltada de escaleras. Es un artefacto versátil que los mismos actores mueven para transformarlo a medida de las necesidades de la pieza: un bonito diseño. El vestuario y la iluminación colaboran al tono de vodevil escogido, y la versificación tópica a lo don mendo, el vocerío y los continuos gestos procaces completan una versión que quiere ser por encima de todo divertida, y quizás se pasa un tanto en buscarlo a toda costa. Diríamos que termina trivializando un planteamiento con importantes posibilidades serias. Diferencias de formato como las que existirían entre la zarzuela y la ópera.
No resulta buena idea la inclusión de una suite que el compositor ruso Aram Kachaturian escribió inspirada en la obra de Lope y con el mismo título, cuya obertura romántica al subir el telón crea no poca confusión, que junto con un cierto aire veneciano que quiere ser valenciano, coloca esta versión decididamente en un tono superficial y jocoso, que puede ser el más popular pero no el más exigente.
Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 27 de agosto de 1635) fue figura señera del Siglo de Oro español. El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (esto ltimo por Miguel de Cervantes) fue exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras nunca han dejado de representarse y constituyen un tesoro portentoso de la literatura española. Se le atribuyen varios centenares de comedias (1.800 segn Juan Pérez de Montalbán). Amigo de Quevedo, enemigo de Góngora, envidiado por Cervantes, su propia vida fue la más completa y creativa de sus obras.
Hay algo autobiográfico procedente de sus varios amoríos secretos en la historieta de esta casquivana viuda valenciana, le pasaría a él algo parecido? Una obra excelente y desconocida, con un texto soberbio y una muy original trama. Un montaje aceptable que elige hacer reir al pblico. La duración se extiende innecesariamente con un descanso inoportuno y una jacaranda en el patio de butacas que es divertida pero prescindible. Los actores forman un conjunto digno aunque queden dificultades que vencer en el dífícil camino del teatro clásico. Teatres de la Generalitat no está an a la altura de la CNTC de Eduardo Vasco, pero debería haber una compañía como ésta en cada comunidad autónoma. El personaje del sombrío pretendiente castellano y el chiste final en valenciano fue lo que más nos gusto de toda la obra.
Para los curiosos, ésta es la edición fascímil de la obra.
Teatres de la Generalitat
LA VIUDA VALENCIANA,
de Lope de Vega
(del 12 al 27 de diciembre)
Teatro Pavón CNTC
Equipo
Dramaturgia y adaptación: Antoni Tordera
Dirección escénica: Vicente Genovés
Diseño escenografía: Manuel Zuriaga y Josep Simón
Diseño de vestuario: Pascual Peris
Diseño de iluminación: Juanjo Llorens
Asesor de verso: Gabriel Garbisu
Asesora coreografía: M José Soler
Asesor de esgrima: Mario Asensi
Asesor musical: Joan Cerveró
Ayudante de dirección: Fran Guinot
Imagen: Eusebio López
Caracterización: Inma Fuentes
Fotografía: Vicente A. Jiménez
Realización de escenografía: Odeón Decorados
Elenco
Leonarda: Alicia Ramírez
Julia: Cesca Salazar
Lucencio: Paco Alegre
Lisandro: Pepe Miravete
Valerio: Jaime Linares
Otón: José Montesinos
Urban: Paco Gisbert
Camilo: Juanjo Prats
Floro: Panchi Vivó
Alguacil: Fran Guinot
Rosano: Juansa Lloret
Celia: Reyes Ruiz
Próximamente:
EL NARCISO EN SU OPINION
de Guillén de Castro
( del 10 al 24 de enero).
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