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Las criadas de Jean Genet no eran ecuatorianas, por J.C.Deus

Las criadas de Jean Genet no eran ecuatorianas, por J.C.Deus

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
domingo 24 de enero de 2010, 01:00h

Otra pieza clásica del pasado siglo que se ha quedado en tedio. Otro escándalo rupturista de hace cincuenta años que hoy sólo puede interesar a los arqueólogos o los pasotas. La temporada teatral 2009-2010 parece un revival de los sesenta. Cuando no es Bertolt Brecht, es Arthur Miller; cuando no es Glengarry Glen Ross, le toca a 1984; vamos de Samuel Beckett a Lorca, y no es que todo ello sea malo en sí, pero el teatro pblico en Madrid, ya sea estatal, autonómico o municipal, este año huele a rancio más de lo acostumbrado. Y encima La Abadía se suma a la tendencia: Las criadas fue escrita en 1947 por el maldito francés Jean Genet, quien pasara la segunda parte de su vida rentabilizando impdicamente las desdichas de una primera parte en la que fue niño de la inclusa, delincuente juvenil, carne de presidio, prostituto y criminal hasta ser condenado a cadena perpetua y salvado de la misma por intervención directa de un selecto grupo de intelectuales, que en la tarea de deconstruir los valores de la sociedad burguesa, sacaron del abismo a este dinamitero para que ayudara en la tarea.

Genet se inspiró para esta obra en un caso real, el de las entonces célebres hermanas Papin, que asesinaron a su señora y a la hija de ésta de una manera atroz. Después, se bañaron, se cambiaron de ropa y esperaron en la habitación abrazadas a que la Policía viniera a por ellas. No se defendieron de las acusaciones. Creo que fueron ahorcadas. Con esta inspiración, el redimido provocador montó en 1947 una pieza a la moda con la que incorporarse al entonces en boga teatro del absurdo, un largo diálogo entre dos hermanas, sirvientas de una señora vacua casada con un tipo corrupto, en el que se explayan en odio y ganas de venganza espoleadas por una existencia de humillación y envidia. El adaptador y directo, Manel Dueso, aunque dice haber intentado ser muy fiel al texto, reconoce también que nos hemos inventado cosas, pero se trata de aspectos que están presente en ese mundo. Insistimos en que sería conveniente que toda adaptación que se precie, entre en el detalle de su alcance, en pos de establecer con justicia las distintas responsabilidades.

Las dos criadas y su señora, para rizar el rizo de la provocación nada provocativa, son señores actores jugando el viejo juego de ligueros y piernas peludas. Se ha hecho otras veces con esta obra, pero apenas aporta un poquito, muy poquito, de morbo. Nada que compense los más de cien minutos ininterrumpidos durante los que somos condenados a presenciar su incesante devaneo por el escenario cogiendo y dejando objetos sin ton ni son, sus diálogos exasperantes, su insensato hablar y actuar repetitivo. Más que un puñetazo a la vida -tal y como le parece al responsable de la función- es una dolorosa indigestión. Quienes repiten que estamos ante uno de los grandes textos dramáticos del siglo XX, no saben que a lo mejor dicen sin saberlo una verdad provocadora, que el tan celebrado siglo XX tuvo mucho ruido y pocas nueces.

Y que nos dejó cansados, agotados, maltrechos. Ya pasó una década del nuevo siglo y aquí seguimos, viviendo y viendo los ecos de los ecos de los ecos de las cosas que pasaron entonces. No aparecen nuevos y mejores valores que sustituyan a los antiguos, y todos los discursos marginales, contraculturales, provocadores y trasgresores se han quedado en un pastiche con el que se ha inoculado a las masas sin más consecuencias que la Corrección política y el apuntalamiento del Sistema.

Los tres actores cumplen el difícil encargo. Mejor la hermana mayor que la pequeña. Y mejor que las dos, la señora, aunque sin duda es un papel más fácil. Y si en vez de hombres, las dos sirvientas hubieran sido inmigrantes ecuatorianas como lo son casi todas hoy día? A lo mejor hubiera ganado la pieza interés y mensaje.

La humildad sólo puede nacer de la humillación, si no, es falsa vanidad dicen que dijo Genet. Je ne compre pas, messieurs et dames. Ha llovido mucho y lo que le parece un veneno a Dueso -este veneno es el que nosotros tenemos que saber administrar para envenenar al pblico, sin concesiones, directo a la vena, dice-, ese veneno se ha vuelto un narcótico.

El mito Genet fue posteriormente definido como un existencialista preocupado por los problemas de la identidad y la alienación, coronado con el título de uno de los más importantes escritores del siglo XX, y empaquetado en 1983 con el Grand Prix National des Lettres, toma disidencia. Nos lo sirve tanto tiempo después esta coproducción, de la Sala Muntaner (Solmontros) y Bitò Produccions, con el apoyo del ICIC de la Generalitat de Catalunya, que confirma la dominación catalana sobre el teatro pblico español. Sin adjetivos y sin moraleja.

LAS CRIADAS
De Jean Genet
Dirección y adaptación, Manel Dueso

Clara, Isaac Alcayde
Solange, Oriol Genís
Señora, Xavier Pujolràs

Espacio escénico, Manel Dueso / María de Frutos
Diseño de luces, David Bofarull
Diseño de vestuario, Miriam Compte
Espacio Sonoro, Bárbara Granados

Del 21 al 31 de enero
Miércoles a sábado 20.30h.
Martes y domingo 19h.
TEATRO DE LA ABADIA
C/ Fernández de los Ríos, 42
28015 Madrid
Tel.: 91 448 11 81
www.teatroabadia.com
Duración aproximada: 1 hora 45 minutos


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