Esta gran novela de Ramón María del Valle-Inclán ha sido varias veces llevada al teatro y ahora vuelve en una gran producción plena de aciertos y méritos en todos sus componentes. Abre con acierto un proyecto ambicioso de colaboración teatral entre ambas orillas del charco a lo largo de cinco años lanzado en buena hora por el Teatro Español. Es un espectáculo fabuloso y emocionante para un texto excepcional. Todo se juntó en la noche del estreno para originar uno de los grandes acontecimientos de esta temporada.
Tirano Banderas, Novela de Tierra Caliente es puro esperpento, el género que creó Valle-Inclán para encauzar su febril imaginación. Consiste segn Juan Villoro,el asesor literario del montaje, en eliminar la vida interior y exagerar los movimientos exteriores al modo de un espejo de feria o un teatro de marionetas. En un momento en que las principales bsquedas narrativas exploraban el inconsciente, Valle-Inclán concibió una novela sin pensamientos, donde la carga emocional debía provenir de los diálogos y las acciones. Narración puesta en escena.
Cuenta la caída de un dictador hispanoamericano, el general Santos Banderas, que dirige la región ficticia de Santa Fe de Tierra Caliente de modo despótico y cruel manteniéndose en el poder gracias al terror y a la opresión. La obra describe su comportamiento caprichoso y tiránico y el surgimiento de un movimiento revolucionario que acabará por derrocarle, expondrá su cabeza cuatro días en el centro de la capital y enviará trozos de su cuerpo a los cuatro puntos cardinales del país. Tirano Banderas como le apoda el pueblo, esa rata fisgona, esa momia amarilla tan temida y odiada, es un ser emblemático, el dictador por antonomasia. Chasca los dientes y mastica hoja de coca. Es el centro de unas galería de personajes partidarios y adversarios dignos de un drama de Shakespeare, como el indio Zacarías, que porta en un saco los restos de su hijito devorado por las alimañas, o el licenciadito Nacho Veguilla, servil bufón que inicia su desgracia retratando al dictador al estilo cubista.
Las eufonías restallan continuamente en el texto dotándole de una brillantez sin parangón. Dos ejemplos cita Villoro: el disparatado insultoelogio que lanza el licenciado Veguillas: mi generalito es un viceversa magnético, o el delirante spanglish de Míster Contum: Estar mucho interesante oír los discursos. Así mañana estar bien enterado mí. Nadie lo contar mí. Oírlo de las orejas. Podrían citarse doscientos. Un texto literario pero al mismo tiempo telrico, un compendio de hablares populares de las dos orillas, de términos fulgurantes, de hermosísimas descripciones.
Una decena de actores se desdoblarán para interpretar al vasto universo de personajes que conforman el fresco social de Santa Fe de Tierra Firme. Son el mayor valor de la idea, una armonía polifónica de acentos diversos que hace sonar nuestro idioma como pocas veces uno ha tenido ocasión de oír, quizás augurando lo que pueda ser norma en un futuro no lejano.
La adaptación presenta un país que es compendio de los hispanoamericanos usufructuado por un caudillo que es síntesis de los tantos y tantos sufridos en los dos ltimos siglos, todos impostores, carismáticos angustiados, nacionalistas extranjerizados, déspotas democráticos, comunistas enriquecidos, como se ha planteado Flavio González Mello en su adaptación, con un fuerte ingrediente onírico permeando el relato escénico de un régimen que vive sus ltimas horas como si fuera a durar para siempre, entre recepciones palaciegas y ferias populares, en un argumento complejo pero perfectamente hilado.
Para el director, pasar Tirano Banderas de la lectura que cada uno de nosotros hace solo, en el sofá de su casa, a la lectura mltiple, conjunta y colectiva, que se debe hacer desde el escenario, es una apuesta arriesgada. Cree el catalán Oriol Broggui que no es la historia lo más importante, sino los personajes atrapados en esa tela de araña meticulosa y detallista que montó Valle con una perfección admirable.
El montaje se inicia de mala manera, en una escena tosca, con una irrupción brusca de personajes y una escenografía pobretona; es un adelanto de la rebelión final que quizás sobra. Pero desde que empieza la historia, desde que la rata fisgona aparece en lo alto de su mansión vigilando todo, las piezas enganchan a la perfección. La escenografía obtiene recursos válidos de elementos escasos para ir cambiando de escena con efectividad sencilla, y asegura una diversidad notable de imágenes con una aportación sobresaliente de la iluminación y el vestuario. Buenos y medidos los recursos audiovisualesy el ambiente sonoro. La obra apenas tiene un momento de respiro. Algunas partes podían haberse suprimido o resumido para evitar el siempre desagradable intermedio, pero no supondrían más de quince minutos y 135 de duración continuada sguramente son demasiado.
Seis actores y dos actrices interpretan casi 50 personajes, algunos hasta siete, un despliegue de facultades realmente espectacular. Sólo el mexicano Emilio Echevarría es el mismo toda la pieza, un Tirano Banderas convincente, afortunadamente lejos de tópicos. Los españoles Emilio Buale, y sobre todo Pedro Casablanc y Juli Mira están en su sitio. El venezolano Rafa Cruz se alterna en dos registros encontrados, el servil Nachito y el rebelde Roque, y en este ltimo papel hace un cruce entre Fidel y Chávez que dará que hablar en la gira americana. El mexicano Joaquín Cossío es un impresionante Zacarías y un fallido doctor Polaco. Y por encima del gran trabajo colectivo destaca en nuestra opinión Susi Sánchez, absolutamente enorme. Hubo bastantes trastabilleos, pero a nosotros esos pequeños errores siempre nos importan poco frente al conjunto de la labor actoral, si resulta creíble el personaje, si está matizado, si convence. Sí a todo ello.
Hay que insistir en el lenguaje realmente magistral de Valle. Coincidimoscon quien piensa que en el dominio de la lengua literaria sólo tiene un rival en España: Quevedo. El despliegue de vocablos hispanoamericanos -entonces y an hoy desconocidos muchos- es apabullante.Por ejemplo: La chinita se detuvo ante el escaparate, luciente de arracadas, fistoles y mancuernas, guarnecido de pistolas y puñales, colgado de ñandutís y zarapes. Cierto es también que el esperpento de Valle consiste en una degradación sistemática de la realidad, en un cargarlas tintas panfletario, en un desprestigio premeditado y alevoso de las instituciones objeto de su inquina. Pero el tiempo le ha dado la razón en que con la disculpa del antiespañolismo, el criollismo ha sido mucho más nefasto y que ahora recibe su propia medicina de parte del indigenismo, otro mecanismo ideológico de conquista del poder del que puede esperarse bien poco.
No recordamos ya la adaptación de Tirano Banderas que realizara José Tamayo en este Teatro Español en 1974. No vimos la de Lluís Pasqual de 1992.Tampoco podemos comparar con otras versiones posteriores, como la versión de Silvia Gertrdix hace unos meses en Montreal. Pero estamos seguros de que esta producción va a hacer pequeña historia, pues a partir de enero próximo iniciará una gira por Latinoamérica, empezando por México, pasando por Argentina, entre otros países, y finalizando en Colombia en abril de 2014. Consideremos que la mucha demagogia que an encierra es pecado leve frente a la propuesta de colaboración y síntesis que representa.
Dos Orillas es un proyecto de co-realización de espectáculos teatrales entre ciudades e instituciones pblicas y privadas latinoamericanas y el Teatro Español de la ciudad de Madridm espectáculos que, una vez representados en los países participantes, se prevé recorran otros países de todo el mundo. El objetivo es producir un mínimo de un espectáculo abnual durante cuatro temporadas seguidas. Se ha pensado no partir de textos teatrales, sino de la adaptación del más grande patrimonio que tiene nuestra lengua comn: la literatura, adaptando al teatro novelas, relatos, cuentos o crónicas de escritores de ambas orillas. Sólo tiene una pega: que parece sugerirse que el tema general va a ser el de los dictadores, pero el de los antiguos dictadores burdos y no el de los sibilinos actuales.
Ojalá perdure y cree escuela. En todo caso, no se podía haber iniciado mejor. Este Tirano Banderas es teatrocon maysculas, un espectáculo que puede codearse con los mejores propuestas internacionales que han visitado Madrid en las ltimas temporadas.
VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 9
Texto: 9
Dirección: 8
Interpretación: 8
Escenografía: 8
Vestuario: 8
Iluminación: 8
Producción: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: 8
Teatro Español
TIRANO BANDERAS
de Ramón María del Valle-Inclán
Adaptación teatral: Flavio González Mello
Dirección: Oriol Broggi
A partir del 10 de octubre de 2013
Reparto
Emilio Echevarría Tirano Banderas (México)
Emilio Buale Revolucionario, Pregonero, Mr Cotum. Ciego. Barbero, Sargento y Reportero. (España).
Pedro Casablanc Coronel de la Gándara, Mayor 1, Barón de Benicarlés y Vate Larrañaga. (España)
Joaquín Cosío Zacarías, Dr. Polaco, Embajador Mexicano y Licenciado Carrillo. (México)
Rafa Cruz Revolucionario, Roque Cepeda, Nachito Veguillas, Melquíades, Currito mi alma, Embajador italiano, y Criado chino. (Venezuela)
Vanesa Maja Lupita joven, niña, hija Tirano, Laurita, Revolucionario, Embajador inglés, Don Trini y policía. (Argentina)
Mauricio Minetti Filomeno, Director del diario, inspector, Mayor 2, Embajador japonés, viejo de la prisión, criado chino. (Argentina)
Juli Mira Don Celes, Revolucionario y Alcaide. (España)
Susi Sánchez Lupita, Doña Chole, Cucarachita, Chinita de Zacarías, Abuela italiana, Preso (Valle Inclán) y Embajador norteamericano. (España)
Equipo Artístico:
Iluminación Albert Faura
Vestuario Ana Rodrigo
Espacio sonoro Oriol Broggi y Enrique Mingo
Audiovisuales Francesc Isern
Fotos y cartel Javier Naval
Ayudante escenografía Nicolás Bueno
Ayudante vestuario Beatríz Robledo
Ayudante de dirección Montse Tixé
Dirección de escena y escenografía Oriol Broggi
Coordinador del proyecto Dos Orillas Borja Sitjà
Producción: Teatro Español en colaboración con:
Instituto Nacional de Bellas Artes (México)
Teatro Solis de Montevideo (Uruguay)
FIT de Bogotá (Colombia)
Teatro Sucre de Quito (Ecuador)
FIT de Caracas (Venezuela).