Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90 es el quinto y ltimo capítulo, -prolijo título para ligero contenido-, de la reorganización de su colección permanente llevada a cabo en los ltimos años. No pretende ser una propuesta cerrada y definitiva dada su contemporaneidad, sino una primera línea de investigación que será revisada al menos anualmente. Refleja la banalidad e impotencia en que está sumido el Arte oficial/oficioso de nuestros días, en el que supuesta disidencia y auténtico poder van de la mano, en el que toda protesta convencional está integrada y goza de estupenda posición social, en el que lo rupturista verdadero sería lo poco que no se encuadra en esos viejos parámetros panfletarios que ya forman el ncleo duro del viejo orden vigente.
Una selección de obras de los fondos de la colección del Museo Reina Sofía, que en su mayoría no han sido expuestas todavía por tratarse de nuevas adquisiciones, de casi un centenar de artistas, serviría para acercarnos a los lenguajes desarrollados durante esas dos décadas de los años 80 y 90. Está comisariada por el director del Museo, Manuel Borja-Villel, la jefa de Colecciones, Rosario Peiró y la historiadora del arte Beatriz Herráez. Cientos de fotografías, decenas de monitores de televisión y muchas pantallas forman una imaginería agobiante en la que destacan algunos cuadros a la vieja usanza, óleos y acrílicos con enjundia enjundia, y algunas esculturas también, piezas aisladas entre series fotográficas, despliegues de bocetos, papelillos de hemeroteca y demás complementos.
El Reina trata de mostrar una primera línea de investigación de este período en el que España vivió el embarranque de una transición democrática que se torcería pronto, hacia la segunda legislatura del PSOE. Todo lo que somos, lo que ocurre ahora, es fruto amargo de esas dos décadas. 1989 supone un punto de inflexión con la caída del muro de Berlín y a continuación la desmembración de Yugoslavia inauguraría esta fase nefasta de intervenciones supuestamente benefactoras y realmente desastrosas.
Mínima resistencia querría segn sus organizadores analizar la serie de dualidades que polarizan el periodo abordado; de la crisis económica global al capitalismo financiero, del potencial de lo colectivo a la recuperación del mito del artista, de las intervenciones que reivindican el espacio pblico a los discursos que giran en torno a la memoria y el cuerpo, de la teatralidad que enfatiza lo escenográfico y la arquitectura al lenguaje de lo performativo y los modelos relacionales, de la rehabilitación de los géneros tradicionales a la apropiación de imágenes de los medios y la cultura de masas, las tensiones de la época se traducen en una multiplicidad de prácticas y discursos solapados, y en una renovación de los códigos y los lenguajes del arte. Sin ninguna duda, merece atención y reconocimiento. Parte de las intenciones puede que se cumplan realizando con el ánimo despierto el largo recorrido que se propone.
Son tiempos de quiebra del llamado estado de bienestar, provocado alevosamente por los malvados dueños del mundo segn las teorías más extendidas y más simplonas. Es la época en la que Francis Fukuyama publica su célebre tesis sobre El fin de la Historia. A esta sensación de estar ante una nueva temporalidad contribuye la aceleración de la circulación de la información, ligada al desarrollo de las nuevas tecnologías y a la aparición de internet en los países occidentales. Tras el periodo de activismo entusiasta que caracterizó a los 70, esa primavera que prometía ser interminable, las políticas neoliberales de principios de los 80 darán paso a un tiempo al que Felix Guattari se ha referido como los años de invierno.
Destacan los trabajos de un grupo relevante de artistas que abordan la pintura de gran formato: Georg Baselitz, Leon Golub o Sigmar Polke. También se recoge la obra de Miguel ngel Campano (Madrid, 1948), uno de los autores clave del grupo de renovadores de la pintura española a los que de manera paralela a esta muestra se dedica una exposición colectiva en el Palacio de Velázquez. Hay esculturas, instalaciones o proyectos de autores como Reinhard Mucha, Lothar Baumgarten, Jordi Colomer o Isidoro Valcárcel Medina.
Fischli & Weiss, la pareja de suizos instalada en California a la que se debe ese concepto de mínima resistencia reivindica el amateurismo en el arte y la capacidad trasgresora del absurdo y la parodia. Una posición compartida asimismo por nombres como Guy de Cointet o Mike Kelley, plagados de referencias a los medios de comunicación de masas y la cultura popular, subcultura reivindicada frente a un arte elevado.
Otros no-modelos de artista y de crítica institucional serán los desarrollados en Les readymades appartiennent à tout le monde, con la desaparición radical del autor, o a través de parodias colectivas como las de General Idea. Aquí tiene cabida todo un compendio de publicaciones, vídeos, performances que establecen relaciones con la msica el post-punk, la televisión y otros medios alternativos de difusión como fanzines, publicaciones periódicas, o canales por cable.
La aparición del SIDA en los años 80 constituye un hecho doloroso y desconcertante que obliga a toda una generación a situarse en lo real de forma violenta. Desde la práctica artística, acciones como Carrying (1992), realizada por el artista Pepe Espali (Córdoba, 1955-1993), son formuladas como denuncias de la situación de marginación a la que se ven sometidos los afectados por la enfermedad, que acaba con la vida del artista tan sólo un año más tarde. Surgen también en estos años distintos colectivos de lucha por los derechos de gays y lesbianas; proyectos que van a construir un imaginario político militante, que tiene su origen en las propuestas de grupos de activistas internacionales como Act Up en Nueva York y París, a través de acciones realizadas en el espacio pblico. La capacidad trasgresora de la exhibición del cuerpo enfermo, de lo excluido, es también reivindicada por autores como Pedro Lemebel o Diamela Eltit, a través de acciones que violentan los lugares del consenso y la corrección política en el marco de la dictadura chilena. La muestra no podía dejar de ocuparse también de los nuevos feminismos inspirados en propuestas como El género en disputa: Feminismo y subversión de la identidad (J. Butler, 1989).
En fin, Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas durante las décadas de los 80 y 90 es en sí misma una gigantesca instalación que pasa revista a dos décadas de acontecimientos políticos y movimientos sociales en una línea siempre de superficial crítica y sesgado compromiso, dando absoluta prioridad a artistas y expresiones volcados en lo social y marginando manifiestamente expresiones ajenas a esta corriente dominante.
Es como un reportaje trepidante de ecos de lo que las crónicas superficiales dicen que hemos vivido. Es un recorrido interesante que debe verse con buen ánimo y no poco sentido del humor, entretenido y con algunas sugerencias de mayor calado que hay que detectar con lo que nos quede a estas alturas de capacidad indagadora. Terminada así la reorganización de la colección permanente de nuestro museo estatal de arte contemporáneo, sería llegado el momento de dedicarla una visión de conjunto, una presentación global y un catálogo integrado. Es el balance palpable del trabajo arduo durante un quinquenio del director Manuel Borja-Villel y su equipo. Discutible sin duda, pero un buen trabajo.
Esta exposición ha sido organizada en el marco del proyecto Los usos del arte de la red de museos europeos LInternationale, co-financiado por la Unión Europea. Propone un nuevo internacionalismo artístico, no jerárquico y descentralizado, que se fundamente en el valor de la diferencia y el intercambio horizontal entre una constelación de agentes culturales localmente arraigados y globalmente conectados. La forman seis museos europeos, Moderna galerija (MG, Ljubljana, Eslovenia); Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS, Madrid); Museu dart Contemporani de Barcelona (MACBA, Barcelona); Museum van Hedendaagse Kunst Antwerpen (M HKA, Antwerp, Bélgica), SALT (Estambul y Ankara, Turquía) y Van Abbemuseum (VAM, Eindhoven).
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: n/e
Actividades complementarias: 8
Programa de mano: n/v
Documentación para prensa: 8
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)
Edificio Sabatini. Tercera planta
Mínima resistencia. Entre el tardomodernismo y la globalización: prácticas artísticas en las décadas de los 80 y 90
Proyecto Los usos del arte de la red de museos europeos LInternationale.
Comisariado: Manuel Borja-Villel, Rosario Peiró y Beatriz Herráez
15 de octubre de 2013-6 de enero de 2014
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