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El rostro obsesivo de la decadencia
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El rostro obsesivo de la decadencia

Por José Catalán Deus
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jcdeustelefonicanet/6/6/17
martes 08 de octubre de 2013, 01:00h

El Prado presenta este otoño una exposición de pequeño tamaño y profundo significado. Diego Velázquez compite con Goya por el cetro de pintor español más celebrado de todos los tiempos, y ha sido sido objeto de no pocas retrospectivas y exposiciones. Pero esta vez por vez primera en la historia la atención se centra en su actividad como retratista durante los once ltimos años de su carrera al servicio del rey, y su influjo en el entorno, tanto en la actividad complementaria de su taller produciendo copias ante la gran demanda de sus telas, como en la continuación de su labor retratista por sus sucesores Juan Bautista Martínez del Mazo, su yerno, y Juan Carreño, durante las décadas de 1660 y 1670. Y haciendo esto, ofreciendo juntos todos estos retratos de Felipe IV y su familia, nos permite ahondar en el enorme parecido que en la familia real de entonces todos sus componentes tenían entre sí, en la similitud de sus facciones y expresiones, en la asombrosa repetición de sus rasgos debido a la enorme endogamia en la que la dinastía Hausburgo estaba ya sumida a mediados del siglo XVII.

Es cuando la todavía más poderosa monarquía europea está sumida en la expectación y el pánico ante la necesidad de que el rey tenga un descendiente varón. Es cuando para conseguirlo a toda costa se casa con su prima y sobrina Mariana, casi treinta años más joven. Es cuando por fin nace un vástago real, el pobre Felipe Próspero, que morirá a los pocos años. Es cuando las dos infantas hijas de Felipe IV -María Teresa y Margarita- son los comodines sobre los que acabar la guerra con Francia y estrechar lazos con Austria. Es cuando finalmente arriba el ansiado sucesor, un hijo varón de Felipe y Mariana, que no morirá de niño como los anteriores y que reinará con el nombre de Carlos II. El ltimo de los Habsburgo. Luego llegarían los Borbones.

Las 29 obras expuestas son un recital de rostros idénticos apenas interrumpido por dos telas de Martínez del Mazo de gran significado, su versión de Las Meninas (que en estos días está siendo reivindicado como un borrador previo del propio Velázquez, hipótesis rechazada de plano por el comisario Ports pero que ha encontrado amplio eco en la prensa anglo, The Guardian y The New York Times por ejemplo), y el retrato de su propia familia, y precedido a modo de prólogo por cuatro de los retratos realizados en Roma por Velázquez, entre los que figura la mejor copia velazqueña del de el papa Inocencio X que está en Roma. Los dos retratos presentes de Felipe IV, los seis de Mariana de Austria, su segunda esposa; los de sus hijas supervivientes, dos de la Infanta María Teresa y ocho -ocho!- de la Infanta Margarita; el del príncipe Felipe Próspero, y finalmente tres del sucesor, Carlos II, son juna sucesión disparatada de rasgos idénticos, una deslumbrante demostración del agotamiento genético de la dinastía Habsburgo y de su aproximación a la extinción de la rama española, cosa que acaecería medio siglo después de la muerte de Velázquez.

Así pues, esta exposición no puede verse sin su contexto histórico y en ello hubiera necesitado hacer mayor hincapié. Permitásenos unas notas divulgativas que encuadren el trabajo del pintor real, de este sevillano que se resitía a volver de Roma (donde había tenido un hijo) y que gozará de una cercanía a la familia real que le va a permitir depslegar esta panoplia de retratos de tan fuertísimo contenido psicológico, de rostros que an hoy transmiten una imagen de enorme significado de aquel momento histórico.

Felipe IV de Austria (1605-1665), llamado el Grande o el Rey Planeta, fue rey de España desde 1621 hasta su muerte, 44 larguísimos años, récord absoluto entre todos los monarcas, dictadores, presidentes y regentes que nuestro país ha tenido. Pareció al principio que conservaría el imperio, pero perdió la hegemonia europea y llevó a la ruina al país mientras formaba la mejor colección europea de pintura y apadrinaba el siglo de oro de nuestras letras. Fue el tercero de los ocho hijos, y primer varón, del matrimonio habido entre Felipe III de España y su prima segunda la archiduquesa Margarita de Austria. Contrajo primer matrimonio en 1615 con Isabel de Borbón con quien había sido prometido a la edad de 6 años; tuvieron siete hijos de los cuales sólo dos llegaron a adultos: Baltasar Carlos el heredero que murió con 16 años, y María Teresa (1638 1683), reina consorte del rey Luis XIV de Francia.

En 1647 casó de nuevo con su sobrina Mariana de Austria, que tenía 13 años en ese momento frente a sus 42 cumplidos. De esta unión nacieron cinco hijos: Margarita moriría a los 22 años, ya esposa del emperador Leopoldo I de Austria, los tres siguientes vivieron muy poco -entre ellos Felipe Próspero, que murió a los cuatro años de edad- y finalmente nació Carlos (1661-1700) que reinaría como Carlos II 25 años de los 39 de su corta vida. Eso sí, tuvo ocho hijos extramatrimoniales, siete de ellos varones.

Es el período al que pertenece Las Meninas, que no se han movido de su lugar habitual en la Sala XII del museo, y deben ser visita obligada tras la de esta exposición temporal. Su lugar de honor lo ocupa la copia realizada por Martínez del Mazo, procedente de Kingston Lacy y que se expone por primera vez en España. Si las comparaciones son odiosas, esta es mejor evitarla a toda costa.

Cronológicamente, la exposición comienza durante la segunda estancia de Velázquez en Roma en 1650 -cuando llevaba más de un año fuera de España- donde realizaría una docena de retratos de la corte papal. Cuatro de los seis que perviven figuran en la muestra. Dichos retratos forman un capítulo aparte en el catálogo de Velázquez, quien a través de ellos ampliaría decisivamente los registros expresivos logrando reflejar con auténtica maestría la personalidad e inquietudes de sus modelos. La muestra arranca con el retrato del Pontífice Inocencio X procedente del Wellington Museum de Londres que constituye una versión del conocido retrato de la Doria Pamphilj, que el pintor se llevó a Madrid y que se expone en primicia en España para esta exposición. Le acompañan en esta primera sala los retratos de los cardenales Camillo Massimo de The Bankes Collection (National Trust), de Camillo Astalli Pamphilj de la Hispanic Society of America de Nueva York y del oficial mayor de la secretaría del Papa Ferdinando Brandani, nueva identificación del llamado Barbero del Papa del Museo del Prado.

Paralelamente a esta etapa de Velázquez en Roma, en Madrid, Mariana de Austria había contraído matrimonio con Felipe IV a finales de 1649 y llegaba a la ciudad como nueva reina. La exposición pretende, en esta segunda sección, documentar el regreso de Velázquez a la capital en 1651, tras mucha insistencia del rey, y comparar algunos de los retratos romanos con los que realizaría de la corte a su llegada. Felipe IV del Museo del Prado, La infanta María Teresa del Metropolitan Museum de Nueva York o La reina Mariana de Austria, también de la colección del Prado, revelan la vuelta al hieratismo y distancia que el pintor había empleado en sus retratos con anterioridad, antes de su expresiva época romana.

Esta vuelta a la corte constituye el ncleo central de la muestra ya que está compuesto por los retratos reales que hizo Velázquez desde su llegada a Madrid hasta su muerte en 1660. Se trata de un conjunto de piezas que conforman un capítulo aparte de su carrera por su singularidad iconográfica y técnica y por su nivel de calidad extremadamente alto. El universo femenino e infantil invade por primera vez su catálogo en obras como La infanta María Teresa, El príncipe Felipe Próspero o La infanta Margarita, en azul y oro, todas pertenecientes a la colección del Kunsthistorisches Museum de Viena. En esta etapa, el color se hace más denso, variado y suntuoso y se incorporan las alusiones espaciales a los retratos reales.

Por otro lado, la demanda de imágenes a que dio lugar la llegada de la nueva reina y el nacimiento de infantes y príncipes obligó a multiplicar el nmero de retratos y a poner en marcha un activo taller cuyo reflejo se puede contemplar en esta muestra a través de varias versiones de los originales de Velázquez, realizadas en su taller y bajo su supervisión, como La infanta Margarita o La reina Mariana de Austria, ambos procedentes del Musée du Louvre de París. La exposición finaliza con ejemplos del retrato cortesano posterior a Velázquez de la mano de Martínez del Mazo y Carreño. Partiendo de soluciones velazqueñas, ambos artistas renovaron la iconografía real en una dirección más abigarrada y barroca y crearon una tipología que singulariza el retrato cortesano español del momento respecto a otras tradiciones artísticas incorporando los espacios palaciegos como escenarios.

Hacía seis años que el Prado no volvía a este puntal de su colección permanente, del que atesora 50 obras. Entonces fue Las fábulas de Velázquez y en 1999 y en 2000 también había ofrecido retrospectivas. El período que ahora se muestra es el del triunfo absoluto del pintor, la culminación de su carrera social y artística, el goce de un prestigio y respeto que le permite llegar al punto inaudito de incluirse en un momento de la vida íntima de la familia real, en Las Meninas. Es aposentador de Palacio, tiene la exclusiva de los derechos de imagen del rey y su familia, es Caballero de Santiago sin ni siquiera ser hidalgo. Su momento de absoluta plenitud coincide con la época dorada de la cultura cortesana española, con las mejores comedias de Calderón.

29 obras en cinco secciones, quince del propio Velázquez y 14 de su taller y sus continuadores Mazo y Carreño. El rey, su segunda esposa y cuatro de sus hijos segn los veía su pintor de confianza. Una familia y un pintor que hicieron historia.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Despliegue: 6
Comisariado: 7
Catálogo: 7
Actividades complementarias: 9
Programa de mano: 8
Documentación para prensa: 8

Museo del Prado
Edificio Jerónimos. Sala C
Velázquez y la familia de Felipe IV
Comisario: Javier Ports, Jefe de Conservación de Pintura española (hasta 1700) del Museo del Prado
Patrocinio: Fundación AXA
8 de octubre de 2013 9 de febrero de 2014

-Actividades relacionadas
Además del habitual ciclo de conferencias y las charlas didácticas, se han programado un ciclo de cine, la representación de una obra de teatro, un curso monográfico y visitas exclusivas para jóvenes.

-Claves para ver la exposición
Una breve charla didáctica sobre los artistas implicados, su estilo y su producción artística que facilitará al pblico asistente su posterior recorrido por las salas, proporcionándole las claves esenciales para apreciar y comprender mejor las obras que formanparte de la exposición.
Octubre
Miércoles a las 11.00 y 17.00 h.
Noviembre
Lunes a las 11.00 h y martes a las 17.00 h
Diciembre
Lunes a las 17.00 h y martes a las 11.00 h
Enero
Lunes a las 17.00 h y martes a las 11.00 h

-Conferencia: Miércoles, 16 de octubre a las 18.30 h., Velázquez y la familia de Felipe IV, por Javier Ports.

-El Prado Joven
Los jóvenes de 15 a 25 años tendrán la oportunidad de visitar la exposición, el ltimo viernes de los meses de octubre y noviembre de 18.00 a 20.00 h con la colaboración de jóvenes licenciados en Historia del Arte a quienes podrán consultar sobre los contenidos de la muestra.
Viernes 25 de octubre de 2013, de 18.00 a 20 h.
Viernes 29 de noviembre, de 18.00 a 20 h.
Entrada por la Puerta de los Jerónimos

-Ciclo de cine
El ciclo se inaugurará con una conferencia a cargo de José Julián Bakedano, el 26 de octubre a las 18.30 h.
Sábado, 23 de noviembre a las 18.00 h.
Luces y sombras, de Jaime Camino. 1988
Sábado, 11 de enero a las 18.00 h.
Proyección de seis cortos:
-Meninas, de Pablo Nuñez. 1990
-Velázquez, la nobleza de la pintura, de Antonio Drove Shaw. 1990
-Velázquez en la corte de Felipe IV, de José López Clemente. 1954
-Velázquez, de Jess Fernandez Santos. 1950
-La paleta de Velázquez, de Manuel Hernández San Juan. 1962
-Menina, de Juan Carlos Eguillor. 1986
Sábado 18 de enero a las 18.00 h.
El Rey Pasmado, de Imanol Uribe. 1991

-Teatro
El Museo del Prado estrenará la comedia Darlo todo y no dar nada, de Pedro Calderón de la Barca, a cargo de la compañía teatral Delabarca, dirigida por Nuria Alkorta. La obra estrenada en 1651 trata sobre la relación entre Alejandro Magno y Apelles, su pintor de corte. Las representaciones se realizarán en el auditorio del museo una vez al mes a las 19.00h. y tendrán un precio de 10 .
25 de octubre, 15 de noviembre, 13 de diciembre y 10 de enero
-Curso monográfico. Velázquez y la cultura cortesana 1650-1660
Con motivo de esta exposición, el rea de Educación organiza un curso monográfico
para acercar al pblico asistente al contexto artístico, literario y político del momento,
así como a las características del coleccionismo y la cultura cortesana de aquella época. Auditorio. 3 y 4 de diciembre
-Acceso:
La tarifa nica de entrada al Museo es de14 euros (reducida o gratuita, conforme a las condiciones habituales ya establecidas) y permite la visita a la colección permanente, la exposición Velázquez y la familia de Felipe IV y a las exposiciones temporales coincidentes con su calendario de apertura.
De lunes a sábado de 18.00 a 20.00 horas, y domingos y festivos de 17.00 a 19.00 horas, todos los visitantes que quieran acceder a la exposición podrán beneficiarse de una reducción

El horario de visita a la exposición será de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00h, y domingos o festivos, de 10.00 a 19.00h.

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