Es un hecho demasiado comprobado que el teatro se esconde a menudo lejos de las grandes salas, de los espectáculos caros, de los nombres famosos y las subvenciones generosas hasta el escándalo. Sabemos que en muchas ciudades del mundo resucita cada temporada de la mano de compañías pobres, en salas desangeladas, alimentado de sacrificios y amores. Pero a menudo se nos olvida o nos da pereza ratificarlo. La pieza Muda, su autor y director, sus tres actores, y la Sala Pradillo nos lo recuerdan estos días.
Tres jóvenes sobreviviendo en la gran ciudad. Tres corazones buscando amor entre fracasos. Tres almas pugnando por comunicarse. Esta obra tiene la fuerza de lo auténtico, las raíces de lo vivido, la atracción inigualable de captar un momento en la vida de unos seres humanos, lo que es simplemente la esencia del teatro. Ante tanta impostura como sube a los escenarios, es de celebrar este texto armado de conocimiento y dotado de la necesaria profundidad para que una anécdota en un cruce cualquiera de espacio y tiempo, nos suene como si ocurriera en el piso de al lado.
Hacía un tiempo que nadie nos conmovía como Fernanda Orazi, sin palabras, sólo con ese aspecto desgraciado y con una mirada tan tierna y tan sabia que taladra el teatro y llega al cielo de nuestras más ansiadas esperanzas. Marianela Pensado y Óscar Velado están a su altura, interpretando como si nada, sin dejes en el habla ni afectaciones en los movimientos, sin tonillos ni braceos capaces de estropearlo todo.
El texto es muy bueno, apenas tiene fallos. El argumento es la vida misma, la simple llegada de una chica a un edificio de apartamentos de alquiler, y su dificultosa entrada en contacto con el conserje y una vecina, los principios complicados de toda nueva relación, y la evolución sorprendente de este triángulo que termina enlazado por mucho más que relaciones de vecindario. Todo como si lo estuvieras viviendo. Y con un gran final.
Creo mucho en la realidad de la ficción. La nica manera que tenemos de acceder a la realidad es a través de las palabras. Muchas ficciones han tenido el poder de modificar situaciones, de sostener el peso de la realidad, ha dicho estos días Messiez. Parece referirse a que él hace teatro para darnos ánimos, y si es así, acierta plenamente. Fue hace unos diez años. Me acuerdo de que tenía un mal día. Entré a una tienda de discos y me puse a escuchar uno de Ute Lemper. Era un tema en alemán. Yo no entendía la letra pero escuchar esa canción lo cambió todo. De repente todo tenía sentido. Esa canción me había salvado. Pues sí, a todos nos ha salvado más de una vez una canción, una película, un párrafo leido, una frase nimia de un desconocido, un detalle cualquiera de afecto.
Ésta es una obra sobre el poder sanador de las ficciones. Su autor resume la obra de esta forma: Ana tiene un mal día. Hace mucho que todos los días son malos. Ana se mueve, se cambia de casa, se muda. Hasta que por fin llega al sitio que cree buscar: un estudio en pleno centro porteño. Allí, la vecina de arriba y el encargado del edificio aplacarán sus propias soledades a fuerza de colmar a Ana con relatos. Las ficciones propias, las ajenas, las involuntarias y las premeditadas se convertirán en el motor de la vida, en la materia compartida que les permitirá dejar de estar solos.
Messiez tiene 36 años y debutó en 2007 como dramaturgo y director con el espectáculo Antes, que se mantuvo en cartel durante dos años. Empezó a estudiar interpretación a los doce años y en 2005 fue seleccionado por Daniel Veronese para participar en Un hombre que se ahoga, versión de Tres hermanas, de Anton Chéjov, que estuvo de gira por España en 2006 y regresó en 2007 abriendo la temporada del Centro Dramático Nacional. Una versión que no nos gustó, pero en la que brillaban los actores hombres que interpretaban a las tres hermanas, entre ellos Messiez en el papel de Irina, la pequeña de la familia.
Muda se inspira en el personaje mudo de la novela El corazón es un cazador solitario, escrita por Carson McCullers, a los 23 años de edad. Es una novela muy coral, y los otros personajes acaban haciéndole hablar, él realiza esa escucha atenta. Esa idea, la de tener un personaje que no habla y ver cómo pone en juego a los demás, me gustaba mucho, señala Messiez. También en la obra Frankie y la boda, de esta autora norteamericana, se inspiró su gran éxito Antes.
El teatro argentino está arrasando en nuestro país en el ltimo lustro; tras Javier Daulte y Daniel Veronese, llegó Claudio Tolcachir y lo hace ahora Pablo Messiez. Como lleva ya un año viviendo en Madrid no puede ser error de información que presente al joven conserje como un pobre gallego emigrante en Argentina sin papeles que se pasa el día oyendo a Estrellita Castro cantar canciones nostálgicas. Pasaría si la obra se ambientara en el Buenos Aires de los años cincuenta, pero en estos tiempos refleja o grave desinformación o deseo incomprensible de qué?.
Dejénme que le recuerde a Messiez lo que dice la prensa argentina: Lois Perez Leira, coordinador del Movimiento Argentinos en el Exterior, no da abasto para correr de un lado a otro en Galicia y otras provincias En España residen 286.760 argentinos entre los cuales hay muchos con diversas nacionalidades de la Unión Europea, (española, italiana y otras) y alrededor de 150.000 que sólo tienen ciudadanía argentina. La mayoría de estos 150.000 argentinos logrará la nacionalidad española por residencia. Los sin papeles suman ahora entre 26.000 a 28.000. Esta cifra descendió mucho porque llegó a haber unos 60.000 argentinos ilegales pero muchos fueron absorbidos por la ola de prosperidad económica en España que duró más de 10 años. Actis estima que de los millares de argentinos que inmigraron en España desde la crisis de 2001, unos 20.000 han ido retornando, un proceso que ahora se acelera. (Clarín, Domingo 07, Diciembre 2008).
Hubo un tiempo que los españoles emigraron a Argentina. Los llamaban gallegos queriendo ofenderles, cuando en realidad era un piropo, porque los gallegos son buena gente y eso lo sabe cualquiera. Pero ya hace tres décadas que España se llenó de argentinos huyendo del régimen militar, de la tortura y la muerte, y luego de gobiernos lamentables que hundieron el país con el corralito y otras lindezas que han pasado a la leyenda de la corrupción internacional. Aquí los recibimos y aquí siguen muchos, aprovechando todas las ventajas y conservando sus costumbres sin que nadie se lo afeé. Así que corrige la pifia, Messiez; ya ves que no te la tomamos en cuenta al hablar de tu obra.
MUDA
dramaturgia y dirección PABLO MESSIEZ
Intérpretes: Fernanda Orazi, Marianela Pensado y Óscar Velado
Diseño de iluminación: Paloma Parra
Producción: Teatro Pradillo
Cía. Pablo Messiez (Madrid)
Duración aproximada: 1 hora
TEATRO PRADILLO
Martes 7, 14, 21 y 28 de septiembre 2010 / 20h.30
Viernes 10, 17, 24 de septiembre 2010 / 23h.
Martes 5, 12, 19, 26 de octubre 2010 / 20h.30
Viernes 1, 8, 15, 22, 29 de octubre 2010 / 23h.
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