Adam Fuss busca imágenes nicas que parecen cuadros abstractos o surrealistas. Huye de las cámaras, de los focos y de los lentes. Usa el fotograma y el daguerrotipo para obtener visiones fugaces de la existencia, sin retoques, sin distorsiones. Y por eso sus fotografías resultan tan sorprendentes. En una saturación tan asfixiante como la que protagoniza la fotografía hoy día, en una devaluación tan rápida como la que actualmente sufre la imagen -que ha pasado de valer por mil palabras a no valer nada- este fotógrafo antifotógrafos trabaja lenta y obsesivamente por volver a los orígenes, por descubrir las esencias, por penetrar en los misterios. La realidad que refleja es huidiza, fantasmal, más espiritual que matérica. Su obra necesita atención, no es entretenida, banal, bonita o sensacional. Tiene más preguntas que respuestas, y es mejor sentirla que analizarla.
La primera retrospectiva en España de la obra del fotógrafo Adam Fuss, comprende cincuenta fotografías del artista que datan de 1986 hasta la actualidad. Están representadas sus series principales -Love 1992-1993, (Amor) o My Ghost 2000, (Mi Fantasma)- y presenta sus creaciones más recientes Home and the World, 2010 (Hogar y el Mundo), y algunos de los que el artista considera entre sus mejores trabajos en un espacio recoleto y recatado que pretende recrear un ambiente propicio a su propuesta.
Cuenta Fuss que a finales de los 80 ni la cámara reflex ni salir a la calle a disparar sin pausa eran cosas que le satisficieran ya. Me resistía a hacer lo que ya se había hecho, había absorbido millones de imágenes y al llegar mi turno buscaba pertinencia. Empezó por forzar las capacidades técnicas de sus instrumentos de trabajo, luego creó su propia cámara y posteriormente descubrió que no hacía falta ni cámara. Así empezó a crear imágenes que le parecían que respiraban, que estaban vivas, a reducir la tecnología como reacción al consumismo fotográfico, a descubrir que la fotografía era sencillísima, y que las imágenes sin intermediario valían más que las que salían de una cámara japonesa.
Su primer fotograma fue accidental y fue un amigo quien le abrió los ojos sobre sus posibilidades. No obstante, siempre ha existido la fotografía sin cámara y para Fuss tampoco es dogma de fe, no se circunscribe a un nico método para obtener las imágenes fantásticas que le motivan, sobre las cuales a veces tarda una década en descubrir su significado.
Confiesa haber reflexionado mucho sobre la pintura rupestre, qué buscaban aquellos hombres plasmando imágenes en el oscuro interior de las cuevas hace miles de años. Ellos hicieron los primeros fotogramas inmortalizando sus manos en las paredes subterráneas. Dice que su trabajo es una especie de diario personal alrededor de las pérdidas y dificultades propias, una especie de exorcismo: mostrar la presencia de una ausencia, mostrar algo que no está.
La lente manipula la realidad, y por el contrario él cree que sus fotogramas, esas sombras de bebés y de serpientes, a tamaño natural, establecen una relación esencial con el objeto. La exposición no es cronológica pues no tendría sentido en el trabajo de Fuss que siempre vuelve a los temas antiguos buscando señales de por dónde va.
El uso de fotografías estenopeicas en blanco y negro, el fotograma y el daguerrotipo (suyo es el más grande del mundo, presente en la exposición)- le convierten en uno de esos fotógrafos que rompe las barreras de la fotografía convencional. Esta decisión de utilizar medios históricos para realizar su obra no responde a un alegato contra la tecnología ni es una evolución del pensamiento romántico. Únicamente medios convenientes en un momento dado para crear aquello que ha imaginado, imágenes intemporales que constituyen la culminación de sus pasiones.
Solo siento que lo he conseguido, cuando creo una imagen que no puedo dejar de mirar. Siempre he necesitado hacer imágenes que tengan un sentido revelador para el espectador, concretamente yo mismo. Para Pablo Jiménez-Burillo, el responsable de esta y las demás ofertas culturales de Mapfre (que dicho entre paréntesis ha conquistado en muy poco tiempo un lugar de honor en el recorrido más denso del arte europeo, el eje Recoletos-Prado-, es la más intrigante de todas las exposiciones fotográficas traídas hasta la fecha. Organizada en estrecha colaboración con el artista, está comisariada por Cheryl Brutvan, conservadora de Arte Contemporáneo del Norton Museum of Art de Florida y responsable de su primera retrospectiva en Estados Unidos.
Con motivo de la exposición, se edita la primera publicación en lengua castellana sobre Adam Fuss con textos a cargo de la comisaria Cheryl Brutvan y de Christopher Bucklow, un glosario de técnicas fotográficas utilizadas por el artista a cargo de Celia Martínez Cabetas, así como una biografía y bibliografía redactadas por William Stover. En consonancia con la exposición este catálogo pretende ofrecer un profundo acercamiento a la obra del artista y se convierte en publicación de referencia en torno a la vida y obra de Adam Fuss.
Una visita virtual a la exposición.
FUNDACIÓN MAPFRE
ADAM FUSS,
Sala Recoletos (Paseo de Recoletos, 23)
Hasta el 17 de abril.