Esta propuesta podría también entenderse como ensoñaciones variadas en una batidora, un cóctel despendolado, paradigma de la deconstrucción posmoderna, o postcalderoniana reflexión sobre la vida es sueño. Un desmadre que puede divertir y/o irritar.
También verse como aproximación al budismo y torpe acercamiento al existencialismo; nada existe realmente y por tanto todo es ilusión. La compañía se rene con una idea en la mente del do rector: vivimos envueltos en relatos, medias verdades, versiones tergiversadas de la realidad, de ahí la dificultad para desentrañar la verdad de la ficción y la tendencia a construir nuestras propias ficciones. El elenco va soltando ocurrencias, vivencias, creencias durante diez días y el escribidor lo plasma en un primer esbozo. Y luego se bate y rebate hasta que llega el estreno. Así ha trabajado esta compañía teatral, como tantos otros grupos de su generación, imbuida de posmodernismo exaltado para el que razón y lógica son anticuados procesos mentales, y todas las bases de la cultura occidental deben someterse a un varapalo que las deje bien mullidas.
Ficciones es un desfile desbocado y fragmentado de historias y personajes, en el que se derriban los límites entre ficción y no ficción -ellos mismos lo dicen- un mundo donde las fronteras entre vigilia y sueño, verdad y mentira, tangible e imaginado, se han diluido, o mejor dicho, donde los segundos han sustituido a los primeros en el antiguo mecanismo filosófico del silogismo, que además ya no vale.
La compañía se denomina con toda intención ex limite (desde el límite) aunque haya que tener en cuenta así mismo que extra límite es excederse en el uso de facultades o atribuciones y también abusar de la benevolencia ajena. También podemos entenderlo como una declaración de principios en cuanto a ir a tope, a fondo. Fernando Delgado-Hierro ha hilvanado con las obvias dificultades a María Callas con la familia Panero, a Jorge Luis Borges con David Bisbal, y a Marine Le Pen con quien se les ocurra, en un lugar que no es España, ni Argentina ni ná, con tres desbarradas historietas femeninas: la de una chica de pueblo que se viene a Madrid a ser actriz y termina liderando la rebelión de las feas; la de una escritora en ciernes a la que la crece una cabeza parlante en la cadera; y la de una masoca enloquecida, enamorada de las pstulas y las llagas, que se hace chorrear aceite hirviendo por la espalda en el colmo del placer logrado.
Se suceden algunas escenas inteligibles con personajes graciosos del mundillo teatrero en una sesión de casting o a cargo de una agencia de representación, con un director teatral en busca de su propio personaje y la limpiadora (portera la llaman) que le ayuda, y otras más disparatadas con porteños filosofando. Hay msicas estruendosas coreografiadas con gracia y la inevitable pantalla con subtítulos redundantes. Bueno, y muchas más cosas que no podríamos detallar, toneladas abrumadoras en dos horas disparatadas que comienzan lentas y vacilantes y terminan repetitivas y tediosas, salvando un cogollo central animadísimo, exuberante, acelerado, en plan droga sicodélica.
Juan Ceacero consigue dirigir todo ello con no poco mérito. Pablo Menor Palomo lo ha escenografiado en un salón de restaurante de aquellos de bodas y bautizos, con buena iluminación de Rodrigo Ortega, sobresaliente espacio sonoro de Daniel Jumillas y variadísimo despliegue de vestuario de Ikerne Giménez. Y con todo eso, una brillante dirección actoral para un elenco deconstruido en personajes compartidos, imitaciones de gente famosa y recreaciones de tipos populares, un desmadre sensacional sin pies ni cabeza, a mayor gloria del eclecticismo total, premio gordo al despropósito, medalla de oro a lo descomunal. Ellos mismos lo han comparado a un libro de cuentos al que un niño le ha arrancado las hojas y esparcido los fragmentos.
El elenco se lo curra. Felicitemos a la compañía por la incorporación de Macarena Sanz y felicitemos a Javier Ballesteros por dar una réplica plural a tantas féminas que están todas en su punto. En fin, la Compañía Exlímite ha hecho un trabajo contundente, de mareante ebriedad; parecen ellos creer que es una reflexión crítica sobre el mundo al que los jóvenos de su generación tienen que enfrentarse. Pero podemos también ver la pieza como una exaltación de este panorama que les es grato a cuarentones emergentes, la apoteosis del mercantilismo, el triunfo de la mercadotecnia en el terreno personal e íntimo, la aceptación de la nebulosa que impide distinguir el blanco del negro y mucho menos los matices.
Entonces nos ha gustado o no, merece la pena o no, es una propuesta valiosa o no, le gustará a usted o no? Pues como la verdad no existe, nada es lo que parece, y las fantasías equivalen a los hechos, nos pondremos a tono diciendo que ni sí ni no, sino todo lo contrario.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Texto, 6
Dirección, 8
Escenografía, 7
Interpretación, 8
Producción, 8
Documentación a los medios, 8
Programa de mano, n/h
Teatros del Canal Sala negra
Ficciones
Ex Límite
Del 7 al 19 de mayo de 2024
Concepción y dirección: Juan Ceacero
Texto: Fernando Delgado-Hierro
Creación: Juan Ceacero, Fernando Delgado-Hierro y el elenco de La_Compañía
Escenografía: Pablo Menor Palomo
Vestuario: Ikerne Giménez
Iluminación: Rodrigo Ortega
Espacio sonoro: Daniel Jumillas
Elenco:
Javier Ballesteros
ngela Boix
Leticia Etala
Beatriz Jaén
Macarena Sanz / Belén de Santiago
Una producción de a Compañía exlímite en coproducción con Teatros del Canal
Duración: 2 h 5 min (sin intermedio).