Con esta versión casi herética de una de las piezas más emblemáticas del género -la mas antigua y para muchos la mejor-, el English National Ballet (ENB) ha conseguido un gran éxito internacional que llega al Teatro Real tras cuatro años y cien mil espectadores. Un espectáculo de primera magnitud sobre una partitura excelente con una coreografía excepcional.
El ENB, eterno segundón de la danza británica, ha conseguido desde la llegada de la española Tamara Rojo a su dirección en 2012 escalar posiciones hasta colocarse en la primera división mundial. Encargando a Akram Khan una revisión drástica del histórico Giselle que el compositor francés Adolphe Charles Adam estrenara en 1841, asumía un desafío directo a la ortodoxia, conservando del guión original apenas el esbozo de una mujer que tras morir por amor todavía perdona al culpable, y versionando la partitura original hasta convertirla en otra.
Un clásico puede ser reinterpretado y así crece y llega a un pblico nuevo. Quisimos entender la esencia de Giselle y se basaba en dos cosas nicamente, su capacidad de amar y su capacidad de perdonar; eso era lo que había que conservar, todo lo demás era secundario, podía cambiarse, nos dijo Tamara Rojo recién llegada a Madrid. Un planteamiento demasiado escorado en nuestra opinión, el del arrogante intérprete que corrige a su capricho al pobre autor que no puede defenderse. Una afirmación que convertiría a los clásicos en pura disculpa o simple coartada para dar pábulo a cualquier chorrada o experimento.
Y, efectivamente, la Giselle del ENB no conserva del original más que el título y el aura histórica bajo la cual se refugia oportunamente. Quizás Tamara Rojo y Akram Khan podían haber optado por dar a su gran propuesta un título nuevo que añadir al repertorio. Su Giselle, efectivamente, sólo está basada en la obra original de Adolphe Adam.
Porque, el compositor Vincenzo Lamagna, que ya había creado msica de ballet para Hofesh Shechter y para el mismo Khan -Until the Lions, 2016- parte de la obra original pero se aleja hasta dejarla irreconocible, creando un ambiente casi cinematográfico, con una fuerte carga dramática, un retumbar industrial para envolver el completamente diferente escenario ideado por el coreógrafo. Su partitura ha sido orquestada por Gavin Sutherland, y el resultado es sencillamente sensacional, una de las mejores msicas para ballet que hayamos escuchado recientemente.
Akram Khan pretende haber traladado la acción a nuestros días, a una fábrica textil donde nos sumerge en la penumbra de la desigualdad social y el abuso de poder, en un entorno marginal donde Giselle es una mujer, más fuerte y menos ingenua que en la trama original, viviendo un drama de amor en un ambiente hostil. Pero el sobresaliente trabajo del escenógrafo y figurinista chino Tim Ying y del iluminador británico Mark Henderson construyen un paraje que puede ser ese o cualquier otro, afortunadamente, porque rebaja la demagogia buenista de la trama que solamente condiciona a los espectadores que leen los argumentos en el programa de mano antes de presenciar la obra, condicionando su intelecto a la publicidad de la propuesta.
Rojo, que intentó denodadamente conseguir la rompedora versión de Giselle que el sueco Mats Ek hiciera en 1982 antes de darse por vencida y pensar en Khan, describe a esta nueva Giselle como una mujer madura, alejada de la fragilidad adolescente del personaje clásico, pero el personaje es el mismo por más que la vistan con hábitos laboristas. Han sido cuatro las funciones y ella se ha reservado la primera y la ltima. En la tercera, que es la que nos tocó en el escalafón mediático, Giselle fue una Alina Cojocaru realmente extraordinaria, con una conjunción técnica y emocional que daba a la protagonista una vida palpitante más allá de ser esa líder obrera o la pastorcilla inocente del libreto original. Esta bailarina rumana, que ya fue figura principal del ballet de Kiev en 1998 y proviene de las filas del competidor Royal Ballet tiene en la naturalidad un arma decisiva.
Los dos protagonistas masculinos, Albrecht e Hilarión, estuvieron a cargo de Isaac Hernández y Ken Saruhashi, que demostraron gran altura por igual. Saruhashi fue la gran sorpresa de la noche, pues sin ser balarín principal de la compañía por momentos llegó a eclipsar al mexicano Hernández, una figura emergente que desde hace un tiempo es pareja oficial de Tamara Rojo, algo que dio lugar en su momento a críticas de favoritismo poco o nada fundadas.
La ENB tiene un cuerpo de baile de 74 artistas y en la ltima temporada ha ofrecido 160 actuaciones -18 en el extranjero- con 220.000 espectadores. Va a estrenar una nueva sede suntuosa en una zona londinense -Canning Town- de planeada promoción inmobiliaria, y ya ha encargado a Khan otra coreografía, esta vez con Frankenstein en liza. Y es que el mundo de la danza se mueve aceleradamente y en estos días se ha estrenado una nueva y mucho más rompedora producción de Giselle a cargo de la coreógrafa sudafricana Dada Masilo y ambientada en ese continente, mientras que otra producción clásica es ofrecida por el Birmingham Royal Ballet. Tres Giselle simultáneas en el Reino Unido y otra también tradicional al otro lado del charco a cargo del Boston Ballet. Giselle y sus hijuelas.
Volviendo a la que nos ocupa, el impacto inigualable del primer acto, cuyo trepidante desarrollo colectivo envuelve un poético pas à deux de enorme lirismo y sensibilidad, no prosigue con la misma intensidad tras el intervalo. Las evoluciones en el segundo acto de las Willis -fantasmas de jovencitas fallecidas prematuramente- resultan menor sugerentes que las de los obreros del acto anterior, y las varillas que empuñan y hasta sujetan entre los dientes -sugieren una máquina trilladora?- no terminan de convencernos. La sopresa ha desaparecido y la trama se ha complicado an no estando clara nunca sin aprenderse previamente el argumento.
No obstante, esta Giselle es sin duda uno de los mejores espectáculos de danza que hemos visto en mucho tiempo. La fusión de las técnicas khatak con el ballet de puntas ha funcionado. Las manadas de danzantes caballos atravesando la escena impresionan ciertamente. Una producción de altísimo nivel -con un coste para esta visita de más de un millón de libras, imposible de abordar sin contar con el patrocinio de la Fundación del Banco Santander- que agotó las localidades en todas las funciones y fue ovacionada larga y sentidamente en la que nosotros presenciamos.
VALORACIÓN DEL ESPECTCULO (del 1 al 10)
Interés: 9
Coreografía: 8
Msica: 8
Interpretación: 8
Dirección musical: 8
Producción: 9
Programa de mano: 8
Documentación a los medios: 6
TEATRO REAL
Giselle / English National Ballet
Basada en la obra original de Adolphe Adam
Producción del Manchester International Festival y el Sadlers Wells de Londres
10, 11 y 12 de octubre de 2019
Equipo Artístico
Dirección artística Tamara Rojo
Dirección musical Gavin Sutherland
Coreografía y dirección Akram Khan
Msica Vincenzo Lamagna
Figurinista Tim Yip
Iluminación Mark Henderson
Diseño de sonido Yvonne Gilbert
Elenco
Giselle
Tamara Rojo (días 10 [20:00 h], 12 [21:00 h])
Erina Takahashi (11)
Alina Cojocaru (12 [17:00 h])
Albrecht
James Streeter (días 10, 12 [21:00 h])
Aitor Arrieta (11), Isaac Hernández (12 [17:00 h])
Hilarion
Jeffrey Cirio (días 10, 12 [21:00 h])
Erik Woolhouse (11), Ken Saruhashi (12 [17:00 h])
Bathilde
Isabelle Brouwers (días 10, 12 [21.00 h])
Stina Quagebeur (11, 12 [17.00 h])
Terrateniente
Fabian Reimair (días 10, 12 [21.00 h])
Skyler Martin (11), Junor Souza (12 [17.00 h])
Myrtha, reina de las wilis
Stina Quagebeur (10, 12 [21.00 h])
Isabelle Brouwers (11), Sarah Kundi (12 [17.00 h])
Las amigas de Giselle
Francesca Velicu, Adela Ramírez
Anjuli Hudson, Sarah Kundi (11)
Anjuli Hudson, Katja Khaniukova (10, 12 [21.00 h])
Parias y Willis
Cuerpo de baile
Director musical Gavin Sutherland (días 10, 12 [17.00 h y 21.00 h])
Director musical asociado Orlando Jopling (11)
Orquesta Titular del Teatro Real
Acto I: 47 minutos
Descanso: 20 minutos
Acto II: 48 minutos.