La obra comienza con alguien que despierta. Parece un hada en el bosque, un duende, cuyo lenguaje gestual y corporal, sus entrecortadas exclamaciones y onomatopeyas, sus movimientos en una coreografía brusca y enérgica, nos sitan rápidamente ante lo que vamos a disfrutar durante los siguientes 55 minutos.
La compañía vizcaína Markeliñe ha presentado desde 1986 más de 20 espectáculos de teatro gestual y visual, siempre creaciones originales a la bsqueda de un código escénico propio.
Ha supuesto sin duda una presencia destacada dentro de Teatralia 2012, el festival de teatro infantil de la Comunidad de Madrid que está ya en su tramo final de este año.
La isla desconocida es una obra casi muda, aunque en absoluto silenciosa: la msica, y los sonidos que emiten sus nicos tres actores forman un 50% de la historia.
El otro 50% lo completan una puesta en escena sobria, efectista y onírica y una expresión corporal y gestual brillante, fresca y genialmente ejecutada. Pero los primeros y casi nicos diálogos no aparecen hasta bien pasados diez minutos.
No es que la historia sea lo de menos; todo lo contrario: el movimiento, el guiño, la caracterización de los personajes, incluso la msica, se construyen sobre los cimientos de una buena historia. La isla desconocida está inspirada en un cuento del escritor portugués José Saramago cargado de simbolismo. Tras la apariencia de un montaje sencillo, minimalista y basado en la mímica, la compañía Markeliñe presenta un mensaje nada simplón, más evocador que concreto: el ansia y la necesidad del ser humano por la libertad y el placer del proceso de emancipación; la sed de aventuras, el descubrimiento de la amistad e incluso la pasión por la lectura. Pero todo esto queda en segundo plano, más abstracto, mientras el duende (Ella), el vasallo (Él) y la Reina despliegan nmero tras nmero de juegos coreográficos con enormes dosis de humor que en ocasiones recuerdan a una especie de Tricicle para niños.
Dicen Markeliñe que el personaje de la Reina representa la autoridad; Él, el vasallo, esa parte de nosotros sometidos a las normas y Ella, individuo, reflejo de esa otra parte que necesita libertad para aprender, investigar, imaginar, soñar. Hay otro paralelismo que también funcionaría para estos tres personajes. Uno podría ver en ellos tres estadios de la propia infancia. Tras el despotismo ofuscado, irracional, de la reina se esconde la actitud tiernamente egoísta del bebé (quiero, quiero) mientras que el vasallo sería el niño que consigue su autonomía al final de la historia (tan emotivamente representada en el momento en el que descubre que ha aprendido a leer) y Ella, la infancia plena, pletórica, del juego sin límites.
Pero dejando a un lado el simbolismo, e incluso si lo que realmente sucede en La isla desconocida queda un poco difuminado, no del todo claro, para una mente infantil, (especialmente para los más pequeños), la hora de duración de la representación merece la pena por el extraordinario trabajo de los tres actores, con una capacidad magistral para transmitir sensaciones y emociones y un dominio fabuloso de la escena (es tan perfecta la combinación de msica y movimiento que La isla desconocida también podría disfrutarse como una iniciación a la danza contemporánea), y por un argumento muy poético, que llega a emocionar, efectivamente, a los adultos y los niños por igual.
LA ISLA DESCONOCIDA
Compañía Markeliñe
Edad mínima recomendada: 5 años.
Franja de edad recomendada: de 5 a 12 años.
Duración aproximada: 55 minutos.
Autores: Markeliñe (basado en el cuento de José Saramago).
Dirección: Markeliñe.
Intérpretes: Fernando Barado, Sandra F. Agirre e Itziar Fragua.
17 y 18 de marzo.